Se preveía un juego así. Duro, nervioso, friccionado, con roces, bajo una caldera del griterío de más de 10.000 personas, con una Argentina que llegaba tranquila, invicta, pero que hoy debía estar concentrada y fuertemente mentalizada como nunca.

Sabía en qué ambiente iba a jugar. Sabía que sí ganaba enfrentaría en semis a Venezuela, el más vulnerable, a priori, de los cuatro semifinalistas. Y México se jugaba la vida. Si bien ya en semis, ganando esquivaba a Canadá, que le dio un paliza la noche anterior y le quitó el invicto.

Hoy por hoy nos prefieren a nosotros de rival y no a los canadienses, que vienen en alto nivel. Y era la épica de dos titanes, gladiadores, líderes natos: el luifa Scola y Gustavo Ayón, que esta vez fue para el mexicano.

Su duelo de talento, fuerza, técnica, contagio al equipo es digno de verse. Una exposición de recursos de como se juega en el poste bajo, atacando y defendiendo. Ayón terminó con 38 puntos, 14 rebotes tomados en 39.33 minutos de juego, casi no descansó. Impresionante. Intratable.

Como buen líder y capitán, sabía qué partido debía jugar, y lo jugó. Sobre todo lideró la remontada final mexicana, cuando todos creímos que la Argentina había quebrado a su rival. A diferencia de los juegos anteriores, el primer cuarto de la Argentina fue bueno.

Concentrada de entrada, tomó enseguida la posta del tanteador vía Scola (50 % de los puntos, 13) y una férrea defensa individual, que hacía difícil la llegada del equipo azteca al aro, pero Ayón (9 puntos) ya comenzaba a mostrar que juego tendría, acompañando en este tramo por Francisco Cruz (7 puntos) que se dividían el goleo mexicano.

El cierre fue de 26 - 20 para nuestro equipo. El segundo fue un de los dos cuartos fatídicos que tendría el quipo, parecido al primero de los juegos anteriores. México de entrada inicia una levantada, siempre con Ayón como abanderado, pero al que se suman también en el goleo Gutierrez y Cruz y un enmarañado Paul Stoll, que le cambia el ritmo al equipo.

Se jugó con muchos errores de ambos lados, pérdidas, desconcentraciones y conversiones mas por yerros que por elaboración. Se alternan en el marcador los equipos, incluso con diferencias que oscilaban entre los 4 y 6 puntos. En Argentina, se hacían presentes en el aro rival Laprovittola, con sendos bombazos de 3 puntos y Nocioni, sin parecerse al de la noche anterior, obvio. Pero este cuarto fue fatídico: la argentina lo pierde por 9 puntos, 25 a 16, y el primer tiempo cierra 45 - 42 para los mexicanos.

El tercer cuarto fue un calco de lo que venía sucediendo hasta ahora en el desempeño argentino: el mejor período de los partidos. Campazzo corría, encontraba el aro y asistía, Laprovittola ordenaba, conducia y convertía de larga distancia cuando tenía la oportunidad, Scola seguía con su parte de anotador y aparecía Nocioni con su habitual entrega, castigando también el aro rival, ante un desconcertado México, que no tenía forma de solucionar el andar argentino y sufría el problema de la frazada corta: se tapaba el pecho y se le descubrían los pies, y Argentina aprovechó a full eso: se puso 6 arriba a falta de 4 minutos y estiró a 13 la ventaja al final del cuarto el cual ganó por 30 a 14, o sea 72 - 59 el partido para nuestro equipo. Listo, dijimos los optimistas, liquidado, México no levanta esto en un cuarto, no tiene con qué. Error de apreciación. Ayón recordó su sangre azteca, se pintó la cara, se puso los grandes penachos de plumas, y se acordó del jefe Monctezuma, aquel que frenó el saqueo de Cortéz, y con la fiereza del águila y el jaguar, sus símbolos ancestrales, agarró la lanza y se despachó con 16 puntos en el último cuarto y 5 rebotes, acompañado por otros dos "guerreros": Gutierrez (23 puntos finales) y Cruz (21 puntos totales).México inició una levantada empujado por su público, descontó e igualó los 13 de diferencia a falta de 2.45 del partido, y en ese tiempo estiró a 8 la diferencia ante una desconcertada argentina, que no pudo para el aluvión impensado mexicano. Scola con 26 fue nuestra figura hoy nuevamente, Nocioni con 19 puntos acompañó, aunque intermitente, Campazzo y Laprovittola con 11 complementaron. 95 - 83 para México y a otra cosa.

Primer traspié, a asimilarlo, preparar el nuevo juego, ver lo que no estuvo bien y como solucionar. El que hay que ganar es el de hoy. Nada habrá importado de lo hecho hasta acá si no se pelea un lugar a los Olímpicos, y para eso hay que estar en la final. El deporte dá revancha rápido: hoy Argentina - México de nuevo, Canadá - Venezuela la otra semi. Uno de estos dos será rival el sábado, pero que sea en la final.