Blatter, que entiende que "toda la nación hincha por el sexto título" dijo, también, "que no le será sencillo porque habrá otros 31 postulantes a pretender jugar la final" el 13 de julio próximo, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. El titular de la FIFA se mostró convencido de que el de "Brasil será un gran Mundial" y prometió trabajar junto al Gobierno brasileño para que sea "el mejor de la historia", según reflejó un cable de la agencia Dpa. 
El alto directivo de FIFA coincidió con Rousseff sobre que "el Mundial será una plataforma para luchar contra la discriminación y el racismo", a la vez manifestó el deseo de que durante la competencia ecuménica "cesen las actividades beligerantes en el planeta y que el fútbol sea una forma de unir a las personas". 
La jefa del estado brasileño al recibir de Blatter el trofeo que estará en juego a partir del 12 de junio próximo, con la apertura en San Pablo, garantizó que "los estadios, los aeropuertos, los puertos y todo el pueblo brasileño están listos para recibir la Copa de las Copas". 
A la vez, Rousseff destacó que su país "está preparado para ofrecer al mundo un maravilloso espectáculo, con la alegría, el respeto y la gentileza del pueblo brasileño" y ofreció tranquilidad para los extranjeros porque "se contará con la estructura de seguridad necesaria", dijo. 
 La presidenta brasileña generó la nota de color al manifestar "curiosamente la Copa tiene nuestros colores" en referencia a unas líneas pintadas en verde y amarillo en la base del trofeo de oro macizo, colores de la bandera brasileña y la selección. 
 Por ello, expresó "es imposible no soñar que será la selección brasileña la que alzará la Copa", en la final. El ex futbolista Cafú, quien con la selección brasileña jugó en los mundiales de Estados Unidos en 1994 y de Corea del Sur y Japón en 2002, concurrió al acto como invitado especial.