Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

No hay mejor ámbito para encontrar una semblanza de Pedrito De la Vega que Ferro, y desde las entrañas de la avenida Pringles pocos pueden manifestarse con tanta autoridad como Maxi Gargaglione: símbolo, capitán, ahora dirigente y en algún momento seguramente -cuando el fútbol y sus ocupaciones personales le den espacio- presidente del club.

Maxi lo conoce desde que tenía pañales. "Se notaba que era crack. Para quienes lo alcanzamos a ver jugar en las divisiones inferiores de Ferro, o en los picones de ''El Socavón'', en estos partidos en la Primera División se refleja lo que se destacaba desde chico: una gambeta muy diferente al resto, siempre hacia adelante, facilidad para salir por los dos perfiles. Eso mismo hoy lo disfrutamos por la tele contra los equipos grandes" dijo.

"Pedro es De la Vega, un apellido que estuvo siempre presente en estos 104 años de vida que tiene el club. Soy amigo del padre, que es vicepresidente de Ferro, y que Pedro haya llegado es un gran orgullo para todos nosotros, los hinchas de Ferro, porque tiene sangre celeste y blanca que viene de generación en generación" recordó.

En Ferro la alarma de que algo importante estaba por acontecer sonó a fines de 2017: "Nosotros nos empezamos a dar cuenta de la magnitud que podía llegar a alcanzar Pedro el año pasado, cuando lo reconocieron como el mejor jugador de las divisiones inferiores de AFA" precisó.

"Cuando debutó contra Racing fue una emoción muy grande para todo el Club Ferro" enfatizó Maxi, sacudido como todos por la onda expansiva que tienen estas primeras presentaciones. "A mí lo que más me impactó, y lo charlé con el padre, es el efecto mediático que causó en Buenos Aires. Ya en el primer partido las repercusiones estuvieron fuera de lo normal. No son muchos los jugadores capaces de hacer lo que él hizo con 17 años" consideró.

Como tal vez lo ha hablado en confianza con la familia, como seguramente se lo ha susurrado al mismo Pedrito, con la autoridad de pocos, Maxi señaló que "debe disfrutar el día a día, y ninguna otra cosa. Disfrutar el entrenamiento, de todo lo que le toque, como la felicidad de ser convocado a la selección Sub 20, y mantenerse alejado de la realidad virtual o de las repercusiones mediáticas. Sé que tiene la cabeza bien clara, y hay que estar tranquilos en ese aspecto".

"Gracias a Dios, se nota que el club, el entrenador Zubeldía y el entorno familiar lo han ayudado mucho en estas tres semanas, y es vital el acompañamiento del padre en algunas cuestiones extra futbolísticas" cerró Maxi.