El Pájaro, oriundo de San Justo pero olavarriense por adopción que, además, reside en nuestra ciudad, es un viejo conocido para Ramella. Compartieron equipo cuando ambos coincidieron en Quilmes, el otro equipo de la ciudad, y ahora coincidirán en el Milrayitas, una de las instituciones más ganadoras de la historia. El alero de 39 años y 2,01 metros de altura viene de jugar la temporada en La Unión demostrando estar en plena vigencia, siendo uno de los líderes del equipo formoseño y ahora trasladando toda esa experiencia a Peñarol.

En charla con Prensa AdC, habló de los motivos que lo llevaron a decidirse por su nuevo equipo, su breve pero positivo reciente paso por Hebraica de la Liga uruguaya y cómo volcará toda su jerarquía en este grupo que está armando el club marplatense.

-¿Cómo se termina dando tu llegada a Peñarol?

-El interés comenzó hace un par de semanas atrás, a través de Prunes (Carlos, representante de Marín). Fueron charlando un poco y poniéndose al día de mi situación, y por su parte también Lea (Ramella) se comunicó conmigo para comentarme un poco la idea que tenía de llevarme al equipo y un poco explicarme qué pretendía de mí. En ese momento nosotros teníamos en vista una posible renovación con Hebraica, porque la relación había terminado muy bien y ellos quedaron muy conformes, y yo me sentí muy cómodo en ese mes que estuve.

Pero se retrasó un poco todo por el calendario que ellos tienen, la temporada en Uruguay va a arrancar en noviembre y eso hizo que se dilate un poco la situación. A todo esto, Peñarol empujó para tenerme y empezamos a mirar con mayor seriedad la oferta. Tuvo mucho que ver el diálogo que se mantuvo con (Domingo) Robles y (Sebastián) Tato Rodríguez.

-¿Y qué pusiste en la balanza?

-Peñarol fue el equipo que más interés mostró en hacer que vuelva a jugar en la Liga, y el hecho fundamental de poder estar cerca de mi familia incidió mucho en la decisión que terminé tomando. Me senté a hablarlo con la familia, la idea de este año también era poder quedarme en Olavarría, pero los tiempos a veces no se dan de la forma que uno desea.

En Uruguay había que esperar bastante y acá ya había algunos equipos que se movieron, entonces al ver que la chance de Peñarol creció y ser el equipo que más interés me demostró, tomamos la decisión de dar el okey. Me pone contento porque voy a estar cerca mi ciudad y estar en pleno contacto con la familia.

-¿Qué saldo te dejó esa experiencia en Uruguay?

-Fue positiva. Al terminar antes la temporada y no haber podido clasificar a Playoffs, ese tramo hasta la próxima Liga iba a ser muy largo. Pienso que un jugador con mi edad, el estar 4 ó 5 meses sin competencia es un período muy largo y cuando apareció la posibilidad de Hebraica me gustó mucho porque acortaba un poco esos tiempos.

Tanto a mí como así también a Lisandro (Rasio) y Nacho (Alessio) nos trataron muy bien. Una lástima cómo se dio el desenlace, porque justo cuando estábamos con equipo completo, a tres días de arrancar los Playoffs, más de 7 jugadores contrajeron el virus. Jugamos Playoffs con 5 jugadores y, más allá de estar a la altura, tuvimos que despedirnos de la competencia. De todas formas, la sensación y la experiencia en general fue buena y quedó una muy buena relación.

Pero los tiempos de renegociar son diferentes, no podía exponerme a quedarme sin trabajo a futuro, así que tomamos la decisión con la familia y el consejo de mi representante para darle el sí a Peñarol.