El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania podría dejar a los primeros sin Mundial en 2018. A cuatro años de la próxima Copa del Mundo, la celebración de la misma en tierras rusas estaría en peligro, y ya hay otros países que están dispuestos a suplantarlos.

Alemania, actual campeón mundial, ha comenzado a presionar a la FIFA para que trasladen el torneo de 2018 su país. Si bien son sólo palabras y la posibilidad que se le escape la organización a Rusia suena a imposible, no está de más pensar que si las diferencias políticas con los ucranianos se extienden, la FIFA pueda cambiar la sede.

Los alemanes, recientes ganadores del título, con una billetera abultada y obras casi a nuevo tras la Copa de 2006, desaconsejan la realización de cualquier tipo de eventos, y mucho menos deportivos, en la región en que se haya involucrada en el enorme conflicto entre rusos y ucranianos, frente a los probables atentados o, simplemente, ante la imposibilidad de garantizar la seguridad del lugar.