Había que cambiar la imagen como fuera. Los Pumas sabían que en la derrota ante Francia, habían quedado en deuda. Ese primer tiempo del debut que marcó en gran parte el resultado final, debía olvidarse, sobre todo para dar vuelta la página, y porque no había tiempo para lamentos. 

Necesitaban demostrar que en estas tres finales que les quedaban por delante el equipo debía ser otro, que estaban vivos, más concentrados, con el amor propio y la actitud necesaria para no tener más desconcentraciones que compliquen sus partidos, porque al fin y al cabo la actitud pasaba a ser la clave.

Y más allá que el rival era otro, porque Tonga convengamos que no es Francia, el cambio de imagen y actitud debía llegar desde el arranque mismo del partido. Para ello, el entrenador Mario Ledesma apeló a cuatro cambios con los ingresos de Carreras, Urdapilleta, Lezana y Montoya. 

Así movió su esquema original e intentó tocar la fibra más íntima de sus dirigidos, en busca de un imperioso triunfo con bonus, en la primera de las tres finales que le quedaban por delante para cerrar la fase de grupos.

Jaco Peyper dio el pitazo inicial y la salida de Benjamín Urdapilleta dio comienzo al juego en el caluroso mediodía de Osaka, en el Hanozono Estadio. Los Pumas arrancaron con todo, dominando las acciones desde el inicio. Un error defensivo de Tonga le dio un penal en 6 minutos. 

Fueron al line en busca del primer try y de esa jugada con salida rápida del maul, Julián Montoya apoyó el primer try, en 7 minutos, para que Los Pumas abran el score. La patada esquinada de Urdapilleta dejó las cosas 7 a 0, en siete minutos del primer tiempo.

En las tribunas la parcialidad argentina - más de 5 mil personas acompañaron al equipo de Ledesma - se entusiasmaba y entonaba el tradicional canto de los años 80; "yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con P: Pumas". 

El partido en 15 minutos de juego mostraba al equipo argentino con la iniciativa, pero sin poder quebrar a la defensa tongana. Había que saber esperar el momento y no desesperarse. De la Fuente una vez más perdió el control de la pelota cuando parecía que Los Pumas podían aumentar. 

Pero a los 16 llegó un nuevo line y desde esa formación otra vez con el maul apareció Montoya - de excelente primera etapa y elegido man of the match- para anotar su segundo try. La fórmula del desgaste iba dando resultado. Urdapilleta otra vez con su puntería en el pie izquierdo anotó (14-0), en 18 minutos.

La mitad del primer tiempo tenía a Los Pumas presionando en la marca a la espera de los errores tonganos, y esa presión generó que Santiago Carreras robara la pelota para irse derecho al try debajo de los palos. Una nueva conversión de Urdapilleta puso las cosas 21 a 0. 

Dos minutos después, otra vez de pelota recuperada, casi llega a apoyar Urdapilleta, y en la siguiente con el scrum y el empuje de los forwards Montoya (hatt-trick) apoyó en el ingoal tongano, y marcó por segunda vez en un mundial tres tries para Los Pumas (Martín Gaitán, fue el anterior, en Australia 2003, ante Namibia). La conversión acertada de Urdapilleta y el bonus esperado que llegaba en tan solo 30 minutos.

Otro partido, otro equipo, otra cabeza y otra concentración que se perdió en la salida siguiente cuando Tonga tocado en su amor propio fue a fondo y consiguió el descuento por medio de su fullback Telusa Veainu que se filtró, vulneró a la defensa argentina y apoyó. 

La conversión del medio scrum Sonatane Takulua dejó el score 28 a 7 para Los Pumas. El equipo se relajó, una vez más, la cabeza y la concentración le jugaron en contra. Tonga lo aprovechó, Moroni protestó y en la última jugada Lavanini salvó lo que parecía el segundo try tongano. 

Final de un primer tiempo que mostró a Los Pumas cumpliendo su objetivo inicial, pero sin convencer por completo. Se relajaron, y esas desatenciones y errores de manejo (6 en la línea) pudieron costarle caro.