La obra del talentoso arquitecto ítalo-argentino Francisco Salamone se inició en la década de 1930, cuando el entonces gobernador bonaerense Manuel Fresco le encomendó la realización de numerosos edificios públicos, todos ellos monumentales, que quebraran para siempre la planicie de la Pampa Húmeda y simbolizaran la avanzada de la civilización sobre el desierto. De este modo, fue el encargado de modernizar la obra pública de las localidades del interior de la provincia de Buenos Aires: palacios municipales, mataderos y cementerios sembraron el paisaje bonaerense de mediados del Siglo XX.

Bajo la idea de fomentar el crecimiento de algunas pequeñas ciudades y pueblos del interior de la Provincia, Salamone levantó en tan sólo 4 años un circuito de monumentos de hormigón compuesto por más de 60 grandes obras en 16 municipios. Si bien su trabajo se orientó mayormente a tres tipos de construcciones: sedes de municipalidades, portales de cementerios y de mataderos, también diseñó plazas, pórticos, mobiliario urbano, veredas y luminarias. Se trató de uno de los mayores exponentes del monumentalismo, el futurismo y el Art Deco argentinos.

Por esta razón, la provincia de Buenos Aires durante la gestión del gobernador Daniel Scioli construyó tres Centros de Interpretación enfocados en la reivindicación de su obra y el estudio de su legado, en las localidades de Azul, Tornquist y Laprida.

La medida forma parte de una política de puesta en valor del patrimonio histórico provincial. En este sentido, desde el año 2011 el Ministerio de Infraestructura bonaerense comenzó la restauración de algunas de las obras más significativas de Salamone, con el fin de recuperar su invaluable impronta para que pueda ser apreciado por las generaciones venideras, devolviéndole a los ciudadanos de cada distrito su propia historia.