LAS MANOS PESADAS QUE MADURARON EL KO DE SAMPAOLI EN FLAMENGO
Varias señales negativas prepararon el camino para que finalmente el DT fuera despedido.
JORGE SAMPAOLI vivió una tormentosa experiencia en Flamengo, una aventura en la que se embarcó a mediados de abril de 2023 y que apenas 5 meses después naufragó en aguas que nunca fueron serenas y que siempre ofrecieron turbulencias.
Al frente del Mengao materializó el 60,68% de los puntos, producto de 20 triunfos, 11 empates y 8 derrotas en 39 partidos. Pero en un equipo con altas pretensiones e integrado por estrellas, la vara estaba muy alta y el casildense no pudo alcanzarla. La mayor decepción fue la sorpresiva eliminación a manos de Olimpia en los cuartos de final de la Copa Libertadores, torneo del cual era el vigente campeón.
Precisamente, en ese choque con los paraguayos protagonizó uno de los varios escándalos que caracterizaron su mandato. No sólo perdió categóricamente por 3 a 1, sino que fue expulsado por pelearse con un integrante del cuerpo técnico rival.
Acaso mal perdedor, los rasgos de ira fueron una constante durante su estadía en el club de Río de Janeiro, como cuando en la ida de la final de la Copa de Brasil, otro de los torneos que no pudo ganar, se fue de la cancha antes de que terminara el primer tiempo y al final, con su equipo ya derrotado por 1 a 0 ante San Pablo, pateó una valla que separaba el sector de cada uno de los equipos rumbo a los vestuarios.
Y su mal ejemplo cundió en el propio grupo, ya que hubo acciones escandalosas entre los propios futbolistas. En medio de una práctica, Guillermo Varela y Gerson se agarraron a trompadas y el segundo resultó con una fractura en la nariz.
Días antes de ese episodio violento hubo otro todavía más vergonzoso en medio de un partido por el Brasileirao ante América Mineiro, cuando el preparador físico Pablo Fernández golpeó al delantero Pedro por no querer hacer el precalentamiento mientras estaba en el banco de suplentes.
El entrenador argentino quiso poner paños fríos y recuperar la cordura perdida mucho tiempo antes al publicar en sus redes sociales: "No pude dormir pensando en cómo ayudar a Pedro y Pablo. No creo en la violencia como solución. Eso no nos lleva a ningún lugar. Opacamos una victoria impresionante con una disputa interna cuyas razones existen, pero que en este momento no importan. Yo tengo fe en la palabra, que es una forma de tener fe en el ser humano. Porque la violencia nos separa y la conversación nos une. Es una transformación que llevará tiempo. No será de un día para el otro".
Pero más allá de su expresión de deseos, la cohesión ya estaba rota y su imagen como líder, totalmente menospreciada, aquella que quiso elevar cuando se difundió una arenga en el vestuario pronunciada en portuñol que causó más gracia como potencial meme que como elemento para fortalecer su alicaída autoridad.
Sin Libertadores ni Copa de Brasil, sólo le quedaba el Brasileirao. Pero el errático andar en esa competencia, lejos de la punta, no condice con el poderío de los elementos que conforman el equipo. En este sentido, hubo un meaculpa de Sampa: "Acá todavía no logré lo que en otros equipos. Es un año difícil para Flamengo; estamos en crisis futbolística y perdimos varias finales. Sigue siendo mi responsabilidad intentarlo hasta el final, pero está lejos de lo que conseguí en otros equipos".
El mundo parece en contra del calvo DT, incluso futbolistas de gran envergadura como Arturo Vidal, que fue jugador suyo en Flamengo y que tuvo poco lugar, habló pestes de él y lo consideró "un perdedor".
Y Jesús Joaquín Fernández Sáenz de la Torre, más conocido como Suso, que fue uno de sus dirgidos en Sevilla, fue lapidario y lo consideró como "el peor entrenador que he tenido".
El tiempo se acabó y la posibilidad de revertir la suerte de un proceso desangelado se llevó puesto al controvertido conductor, que suma más polémicas que éxitos a lo largo de su carrera detrás de la línea de cal.