A Leonardo Padilla la vida le colocó en la encrucijada más difícil.

Podía vengar la muerte de su padre a manos del crimen organizado en su natal Venezuela o dedicar todos sus esfuerzos a convertirse en campeón mundial. Al final, las palabras finales de su progenitor, pidiéndole que se elevara por encima de todo, le hicieron elegir de la manera más correcta. 

Después de experimentar lo bueno y lo malo, dentro y fuera de su tierra, este guerrero nacido en el barrio de Petare peleará por segunda vez en Estados Unidos, pero por primera vez en Miami cuando enfrente este viernes en el Hotel y Casino Miccosukee al mexicano José Antonio Meza, como parte de una velada de la promotora M&R. 

Padilla no solo vino a Miami a pelear, sino que ha realizado campamento en Mundo Boxing con la ayuda del profesor Pedro Díaz, quien estará en su esquina para este compromiso que habrá de abrirle muchas puertas en un futuro cercano. 

Peleas en Miami contra un mexicano, ¿Cómo llegas a este combate? 

“Vengo de pelear con Andy Vences, un mexicoamericano muy aguerrido. También contra Miguel Ángel Acosta, un mexicano muy fuerte. Tengo buena escuela. Vengo de vencer a varios mexicanos. Hice sparrings en la escuela de los Álvarez. Tengo la experiencia, el potencial. He trabajado duro para esta oportunidad y ahora estoy trabajando en Mundo Boxing. Estoy positivo. Otro ambiente, otro mercado’’.

Has peleado por medio mundo, con altibajos. 

“Cada boxeador paga un precio y yo pagué el mío. He peleado en Rusia, Londres, Colombia, México, España. He caminado por el mundo buscando mi año. Han sido altas y bajas, derrotas y victorias, pero eso me tiene aquí. No me quité. Perdí, me caí, me noquearon. Estoy seguro de que tengo las cualidades, el potencial y el talento para ser uno de los mejores del mundo en el peso superpluma’’. 

¿Qué hizo que no te quitaras? 

“La mentalidad. El boxeo es noventa por ciento mental. Escuché muchas veces detrás de la puerta que Padilla no sirve, que no va a llegar a nada. Y yo decía que cómo no iba a servir y que sí iba a llegar. Me noquearon, pero no estaba bien alimentado, sin vitaminas, sin ropa, sin zapatos. Sin todo eso, daba pelea, daba batalla. Cuando llegara mi momento iba a ganar. Fue lo que pasó’’.

¿Cómo entras al mundo del boxeo? 

“A mí me eligió la calle. Un niño inquieto y me metí al boxeo. Luego la vida, la delincuencia me quitaron a mi papá. Me lo mató el hampa organizada en Venezuela. Tuve dos caminos: vengar la muerte de mi papá o ser campeón del mundo. Mi padre se murió diciéndome que no lo defraudara. Presencié ese momento y eso me ha dado fuerza para estar aquí. Eso puso la firma de mi título mundial’’

Que gran motivación, cumplirle a tu padre.

“No me defraudes. Me voy con Dios, pero vas a ser campeón mundial. Eso marcó mi vida. Tenía 14 años cuando sucedió todo. Para nadie es un secreto que vengo de un barrio donde salen cosas malas. Pero quiero ser el ejemplo vivo que de Petare también salen campeones mundiales’’.

Entrenaste en México con los Álvarez, con los hermanos del Canelo. 

“Allí aprendí la disciplina. Antes nunca me levantaba temprano para correr, comía chatarra, estaba en la fiesta. Allá fue disciplina, llegar a una hora, correr por las montañas. Eso me despertó el pulmón de boxeador’’.

Y ahora en Estados Unidos, ¿Cómo lo vives en el entrenamiento? 

“Aquí me encontré con el verdadero boxeo profesional. Buena alimentación, buenos entrenamientos, buenos guantes. Puedes ser muy bueno, pero sin las herramientas no rindes’’. 

Escribiste en redes sociales: Arizona, ahora Miami, luego Las Vegas 

“Sí, Las Vegas, campeonato mundial. El MGM. Ahí voy a estar. Lo tengo trazado entre ceja y ceja y voy a ir para allá arriba. Hermano, ya yo estoy allá. La mente domina al cuerpo. Si lo trabajas llegas. Nunca escuches lo negativo. Que si Padilla no es bueno, que no sirve. Y aquí estoy. No hay nada imposible.’’