En la ciudad de Hakodate, en la isla de Hokkaido, Japón, las autoridades se encuentran perplejas ante la aparición de 1.200 toneladas de peces muertos, específicamente sardinas y caballas, a lo largo de un kilómetro en sus costas. Este fenómeno sigue a la liberación de agua radioactiva tratada en la planta nuclear de Fukushima, ocurrida meses atrás.

La estación experimental de pesca de Hakodate, afiliada a la Organización de Investigación de Hokkaido, sugiere que cambios repentinos en la temperatura del agua o la presencia de depredadores podrían ser las causas de esta mortalidad masiva. Se especula que estos peces formaban parte de un banco migratorio que se dirigía hacia la isla central de Honshu en esta época del año.

Sin embargo, un reporte del tabloide británico Daily Mail ha levantado polémica al vincular directamente la mortandad de peces con la liberación de agua tratada de la central nuclear de Fukushima. Las autoridades japonesas han rechazado estas afirmaciones, señalando que los estudios de seguimiento del agua no muestran anomalías y expresando su preocupación por la divulgación de información no respaldada científicamente.

Este incidente no es aislado, ya que el 13 de diciembre se reportó otra aparición de sardinas muertas, esta vez en la isla de Honshu, a casi 900 kilómetros de distancia de Hakodate. La situación ha generado inquietud entre los pescadores locales, quienes observan cambios en el ecosistema marino.

La decisión de Japón de verter agua radioactiva en el océano ha desencadenado fuertes reacciones, incluida la prohibición de importaciones de productos marinos japoneses por parte de China. Aunque el Gobierno japonés asegura la seguridad del agua residual, la controversia persiste debido a la presencia comprobada de tritio en el vertido.