“Si hay suelo, no hay techo”: el libro sobre crianza positiva que usan Messi y Antonela
Este modelo de educación deja de señalar a los niños y a sus problemas, y revisa lo que hacen los padres y madres.
A nuevos tiempos, nuevos desafíos y también nuevas estrategias de educación en el hogar. Los patrones autoritarios quedaron atrás hace tiempo, pero en la búsqueda de mejores modelos se están perdiendo las bases de la crianza positiva.
Este es el concepto que avala en su libro “Si hay suelo, no hay techo” el argentino Lucas Raspall, psiquiatra, psicoterapeuta y profesor universitario de Medicina y Psicología.
Esta obra es el libro de cabecera de Leo Messi y Antonela Roccuzzo para criar a sus tres hijos: Mateo, Ciro y Thiago. Porque en eso de ser papás, el enfoque ya no debe ser hacia los niños, sino hacia los adultos.
Raspall propone una crianza con límites y sin maltratos. “Puede usarse como equivalente a crianza respetuosa, aunque no lo son exactamente. Por ejemplo, la sobreprotección es respetuosa, pero no es conveniente”, explicó a El Mundo.
¿Qué es la crianza positiva que aplica la familia Messi?
“Este modelo de crianza está atado a un paradigma normativo en el que los niños son sujetos de derecho a quienes no se puede agredir ni humillar”, explica el experto y asegura que está en contra del maltrato y los gritos.
La crianza positiva deja de señalar a los niños y a sus problemas. En cambio, revisa lo que hacen los padres y madres, para que tengan los mejores escenarios posibles.
Sin embargo, admite que al ponerle límites el niño se va a frustrar. “Le van a pasar cosas emocionalmente y conductualmente, por eso es importante estar ahí para acompañarlo”.
Según Raspall, la generación de los hoy cuarentones recibió límites autoritarios y ahora se fueron al otro lado. Pero afirma que hay más riesgo en los límites diluidos, porque sin límites no hay faro ni cuidado.
“Los niños caminan con las luces apagadas y la ausencia de límites es una forma de maltrato que ha provocado la falta de referentes y valores”.
¿Cómo poner límites? “Hay que hacerlo de buena manera, con respeto, sin gritos, explicándoles, siendo absolutamente firmes a la hora de ponerlos y tomándose el tiempo para acompañar lo que le va a suceder al niño o a la niña cuando se lo pongan”.
Como complemento, el experto recomienda desterrar la idea de situarse en el mismo rol que los hijos. “No. Los padres están arriba. Es importante porque al llegar la adolescencia se ponen a la par y ellos se quedan sin faro”.