El Gobierno brasileño, encabezado por Luis Inácio Lula Da Silva, celebró el "carácter pacífico" de los comicios en Venezuela, pero marcó una distancia con el anuncio de la victoria del presidente Nicolás Maduro al sostener que "acompaña con atención el escrutinio". En paralelo, el presidente argentino Javier Milei firmó un comunicado para exigir la revisión de los resultados "con la presencia de observadores electorales independientes". 

El comunicado del gobierno brasileño reafirmó que "el principio de la soberanía popular debe ser observado por medio de la verificación imparcial de los resultados" y pidió esperar la publicación de todos los datos "detallados por mesa de votación" como "un paso indispensable para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado". 

Lula ya había advertido la necesidad de respetar el resultado electoral, cuando Maduro dio desafortunadas declaraciones en las que dijo que si perdía las elecciones ocurriría "un baño de sangre". "Me asusté con esa declaración", dijo Lula y le pidió que "si quiere contribuir a resolver el problema de crecimiento de Venezuela y la vuelta de los que se fueron, tiene que respetar el proceso democrático".