A sus interlocutores aseguró que no le causaron preocupación las imputaciones por presuntas irregularidades en contrataciones para obras en el Senado y de empresas publicitarias. Tampoco tomarse el año sabático, cubierta con la pensión como ex vicepresidenta. Se concentró en la contención de sus padres, con problemas de salud, y en tratarse los fuertes dolores en los hombros para intentar postergar una operación con implantación de prótesis.

Todo calzó para que me dedicara a la familia, a recuperarme y a reflexionar. Todavía estoy como en una pausa, y me falta un tiempo para revisar las cosas. Si la Argentina da para que siga peleando o ya no", dijo esta semana a sus colaboradores.

Prácticamente no tuvo reuniones con dirigentes y ex funcionarios en los últimos meses. Con Macri cada tanto habla por videollamada, por su "relación afectiva" y sobre cuestiones personales más que de política. Con Patricia Bullrich conversó una sola vez hace unos meses y tiene trato frecuente con algunos amigos como Federico Pinedo, Hernán Lombardi y Marina Klemenzewick, con quien analiza armar una consultoría internacional en discapacidad. También proyecta retomar un libro sobre su paso por la vicepresidencia.

Acaso la contracara de Cristina Kirchner en cuanto a la gravitación desde ese rol y la centralidad en la coalición de Gobierno, guarda un buen recuerdo del encuentro con su sucesora en el Senado, con un trato "súper respetuoso" y la intención de llevar la conversación alejada de las discusiones y las chicanas. Cuando ocupaba ese cargo, Michetti decía que se trataba de una función "administrativa", que no buscaba visibilidad y se propuso como objetivo extra viajar a diferentes destinos para intentar atraer inversiones.

No lee los diarios ni mira televisión, apenas algunas noticias por el celular. Como ejemplo contó que se enteró del distanciamiento de Horacio Rodríguez Larreta con su mujer varios días después de que apareciera publicado en los portales. Esa desconexión funciona como argumento para no pronunciarse por la marcha del Gobierno, por el rol de Juntos por el Cambio como oposición ni por la puja entre intransigentes y moderados en el PRO. Con Macri mantiene la relación "afectiva" más allá de discusiones o desacuerdos. El más fuerte lo ubica hace bastante tiempo, cuando desoyó su orden y libró la interna con Rodríguez Larreta por la jefatura de Gobierno.

"No me siento con la autoridad moral para opinar. No he estado conectada con la política. Ni siquiera con el tema del aborto, que para mí es muy importante", transmitió a sus colaboradores. Tampoco para responder con seguridad si volvería a trabajar para una segunda presidencia de Macri o hacer un balance de la gestión de Cambiemos: "Todavía me falta para eso. Una autocrítica bien hecha para mí requiere más tiempo".

No se arrepiente de algunas declaraciones que quedaron grabadas, como la de la luz al final del túnel para hablar de una eventual reactivación de la economía: "Había empezado a bajar la inflación, abrimos mercados. Fue antes de la crisis de 2018, ahí nos pegaron una piña".

O cuando en el primer año reconoció que "pobreza cero", uno de los slogans de la campaña, "no existe en ningún lugar del mundo".

Para nuevas definiciones y la decisión sobre su eventual regreso a la política dejará transcurrir el verano.