El lunes Graciela volvió al sector de la avenida Pringles donde se encuentra el monolito para acomodarlo y dejarlo en condiciones. Ella se encarga habitualmente del mantenimiento.

"Estoy siempre con el mismo dolor pero no pienso bajar los brazos nunca" había dicho el 21 de julio cuando recordó que su hijo cumpliría 34 años ese día.

Hoy tiene sus restos. "Me entregaron los huesos en pedacitos de 2 centímetros" recordó. Y fueron infructuosos sus pedidos por acceder a otros restos de su hijo, aún en poder de la justicia.

La causa quedó paralizada y nunca nadie fue condenado. Quienes estuvieron imputados oportunamente quedaron desvinculados. El último movimiento de la causa penal se dio en 2014 cuando el último de los sospechados del asesinato fue sobreseído. En los últimos siete años no hubo más novedades.

Sin embargo Graciela nunca paró de pedir justicia y además acompaña a otras personas en la misma demanda. Ha convocado y acompaña marchas públicas, contactó a funcionarios de distintas jurisdicciones para lograr el esclarecimiento. Hasta ahora nunca llegó la respuesta que espera. "Donde puedo participar participo, porque siento que ahí está él", había comentado la mujer a EL POPULAR hace tres meses. En ese sentido, ha participado de un acto por el Día del Orgullo LGTTTBIQ, ha acompañado a Yesica Salguero en las manifestaciones por el asesinato de su hijo Enzo Marconi, y también se acerca al monolito ubicado en el acceso a Olavarría por Pringles.

Unos días antes del hallazgo del cuerpo una máquina topadora arrasó con todo en el predio donde fueron hallados. De hecho, solo se encontró el 10 por ciento del cuerpo. La investigación penal se mantiene sin cambios. Nunca se hizo justicia por la víctima y en Olavarría aún no se sabe quien fue el responsable de la desaparición y muerte de Mara Navarro.