Junto al rey Abdala II de Jordania, el Papa dijo que "es más que nunca necesaria y urgente una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto israelí-palestino".

Abdalá recibió al Papa diciéndole "Santo Padre, usted se ha comprometido a sí mismo en el diálogo, especialmente con el islam. Además de ser el sucesor de San Pedro, usted se ha convertido en la consciencia del mundo entero".

El Papa valoró que "este país ofrece generosa acogida a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y provenientes de otras zonas en crisis, en particular de la vecina Siria, azotada por un conflicto que dura desde hace demasiado tiempo".

El Pontífice dirigió un saludo a las comunidades cristianas, "presentes en el país desde época apostólica", que "a pesar de ser hoy numéricamente minoría tienen el espacio para desempeñar una cualificada y apreciada acción en el campo educativo y sanitario, mediante escuelas y hospitales".

Asimismo, destacó que en ese país las comunidades cristianas "pueden profesar con tranquilidad su fe, en el respeto de la libertad religiosa, que es un derecho humano fundamental, y que espero vivamente sea tenido en gran consideración en todo el Medio Oriente y en el mundo entero".

Francisco explicó que la libertad religiosa "implica", también, "la libertad de elegir la religión que se cree verdadera y de manifestar públicamente la propia creencia".

Luego, el Papa se dirigió al estadio internacional de Ammán donde celebra su primera misa. Posteriormente visitará el lugar del bautismo de Jesús en Betania, ante el río Jordán, y poco después se encontrará en la iglesia latina con refugiados y jóvenes discapacitados.