El terror se apoderó de Guayaquil y Esmeraldas la madrugada de este martes. Grupos criminales asesinaron a cinco policías e hirieron a otros dos. Quemaron carros, un bus escolar, lanzaron bombas a gasolineras, a las oficinas del alcalde del cantón Durán, dispararon contra Unidades de Policías Comunitarias y capturaron como rehenes a ocho guías penitenciarios. Todo en menos de 24 horas.

Esta fue la respuesta de las bandas delincuenciales por el operativo de traslado de presos de dos pabellones de la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil, que están bajo su control.

"Es una reacción a las acciones del Estado para el orden y seguridad del país", declaró el ministro del Interior, Juan Zapata. Tras los atentados que continuaron durante todo el día, el presidente, Guillermo Lasso, volvió a decretar un estado de excepción y toque de queda desde las nueve de la noche en Guayaquil y Esmeraldas. Es la sexta vez que ocurre en el último año.

"Es una declaratoria de guerra abierta contra el Estado de derecho, el Gobierno y contra todos los ciudadanos", dijo Lasso en su mensaje a la nación, tras el que informó de que estará en Guayaquil para liderar el puesto de mando unificado, después de cancelar un viaje familiar a Orlando, Estados Unidos, por el feriado del Día de los Difuntos.

La cronología de los ataques muestran la coordinación de las bandas criminales del narcotráfico, a quienes las autoridades han atribuido los atentados que empezaron pasada la medianoche en el interior de la Penitenciaría del Litoral.

Según explicó el comandante de la Policía, Fausto Salinas, el primer atentado fue contra un taxi que explotó en una gasolinera en Guayaquil que está ubicada a lado de un retén policial. Casi al mismo tiempo, en otro punto de la ciudad, dispararon contra dos policías, uno de ellos se encuentra en estado crítico. Tres minutos después, otro coche bomba detonó afuera de la Unidad de Policía Comunitaria del barrio la Alborada, un sector densamente poblado.

En la ciudad de Esmeraldas, al norte del país, el ambiente de terror era similar. A la 01.42 (hora local), explotó un carro bomba cerca de un centro de salud, otro en una gasolinera y una Unidad de Policía Comunitaria recibió una ráfaga de disparos. De manera simultánea, otro carro explotó en Guayaquil, y dos policías que patrullaban en el sector del Suburbio, al sur de la ciudad, fueron acribillados en el coche.

En el parqueadero de la terminal terrestre de la zona de Pascuales, detonaron un coche que estaba junto a los andenes de buses urbanos. Cerca de ese lugar, lanzaron explosivos contra otra Unidad de Policía Comunitaria de la localidad.

Los ataques continuaron durante todo el día contra policías del cantón Durán, otra de las ciudades más violentas del país. "Nuestras unidades de inteligencia y de investigación, están trabajando hasta dar con los responsables de estos hechos violentos", añadió el ministro Zapata, pero en 24 horas solo han detenido a ocho personas que estarían vinculadas con los crímenes de los policías.

En lo que va de año, Ecuador suma ya 3.600 muertes violentas, cuando en todo el 2021 los homicidios registrados fueron 1.160. En la provincia de Guayas, a la que pertenece Guayaquil, el ritmo de asesinatos es tres veces mayor que el año pasado, alcanzando una tasa de 37 homicidios por cada 100.000 habitantes.

En la provincia de Esmeraldas, que limita con Colombia y que es parte de la ruta del tráfico de drogas, la situación es más grave. Este lunes amaneció con dos cadáveres sin cabeza colgados de un puente frente a un colegio. La provincia, con 430 homicidios frente a los 110 del año 2021, tiene la tasa de homicidios más alta de la historia del país, 64 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.

Fuente: EL PAÍS