Unos cien mil argentinos arribaron a Rio de Janeiro y la mayoría no tienen entradas, por lo que intentarán conseguir los tickets a contrarreloj, y a valores exorbitantes. Concentrados sobre las playas de Copacabana y en menor medida en la vecina Ipanema, muchos suelen pernoctar en el Sambódromo, donde se instaló un campamento de casas rodante, motor homes y automóviles.

Salvo casos menores, no hubo incidentes graves con los argentinos a lo largo del mundial, pero el temor se remite a la cantidad de fanáticos y al consumo de alcohol en la vía pública, lo que puede provocar desmanes. Las autoridades también están atentas a eventuales protestas en contra de la Copa del Mundo, que mermaron cuando comenzó a correr la pelota en el país futbolero. (Infobae)