Rodrigo Fernández

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En los tiempos que corren la tecnología nos permite conectarnos rápidamente con cualquier parte del mundo. Sólo hay que contar con una aplicación de mensajería y las cuatro horas entre Olavarría y Oldemburg, la ciudad en la que reside desde hace 5 años Joaquín Alem, son nada. La pandemia, además, nos ha igualado. Aunque en este momento la situación en nuestro país es un poco mas relajada, en la ciudad donde el músico olavarriense vive todavía están "en un encierro muy estricto desde hace bastantes meses. Ha sido muy duro. Estamos esperando que se libere" y enseguida remarca que "para los artistas en Alemania la pandemia ha sido un tema porque por supuesto se han suspendido todas las actividades y aquí, a diferencia de Argentina, hay muchos músicos free lance.

Es mucha la gente que vive de conciertos, de tocar. Hay gente que si no tienen otro ingreso u otra posibilidades de trabajo como músicos es un momento muy difícil aunque estemos en un país del Primer Mundo".

Pero más allá de todo, la pandemia le permitió embarcarse en la composición de un nuevo disco, el cuarto de una discografía muy interesante ( ver recuadro), y además consiguió que por primera vez una universidad alemana tuviera un seminario de bandoneón y poco tiempo después las autoridades educativas le comunicaban que sería el encargado del área de Composición y Análisis.

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