La pérdida de una mascota es una de las experiencias más dolorosas y estresantes que se puede llegar a vivir.

Es una cuestión que, a pesar de tomar cada vez más importancia debido al creciente cambio de rol de las mascotas en el núcleo familiar, sigue siendo ignorada, infravalorada e incluso negada. 

Lo que sabemos sobre el duelo por una mascota

El impacto psicológico que conlleva el proceso de duelo por una mascota, según a los estudios realizados por Field y sus colegas, es equiparable al que se vive tras una pérdida humana. El proceso de duelo tendría una duración oscilante entre los 6 meses y un año, siendo la media en 10 meses.

Diversos estudios comprobaron que dicha muerte producía una incapacitación emocional en un porcentaje del 12% de las personas que podía desembocar en patologías psicólogicas, aunque esto no es lo más común. Otro estudio indicó que se presentaron síntomas físicos y emocionales como problemas de sueño, pérdida de apetito y sentimiento de que "algo dentro de ellos había muerto".

La pérdida de una mascota es similar al de un ser querido, pero hay ciertas características que lo hacen un poco diferente: el gran sentimiento de culpa, las actitudes sociales y la ausencia de ritos.

Las actitudes sociales

Cuando este tipo de pérdida ocurre, las personas afectadas pueden tener serias dificultades para llevar a cabo una correcta resolución del duelo, que se llama duelo no reconocido.

En otras palabras, que dicha pérdida no es importante ya que no se legitima el profundo vínculo entre persona y su mascota y se considera a esta como reemplazable.

El duelo no reconocido, aparecería cuando una persona siente que su proceso no tiene un reconocimiento ni validación, y existe falta de apoyo. Comentarios que lo ejemplifican podrían ser: "no es para tanto, es solo un perro (o la especie que sea el caso)", "pues cómprate otro", "no puedes dejar tus responsabilidades por esto", etc. Este tipo de duelo puede dificultar el transcurso natural del duelo porque la persona podría obligarse a comportarse "normal", "como si nada hubiese ocurrido".

La culpa en el duelo por pérdida de mascotas

Diversos autores investigaron que la culpa es un factor mayoritariamente presente en los casos de pérdida de mascotas. Esta culpa extrema viene explicada por el tipo de relación que se establece con el animal y que el cuidador se considera el total responsable de la vida de su compañero, por lo cual la relación es de total dependencia. Sumándole a esto que veríamos a nuestras mascotas como indefensas, esto llevaría a una relación parecida al de un progenitor con su bebé.

Los ritos funerarios

El hecho de poderse despedir de una manera formal del ser querido es un factor clave diferenciador del duelo en animales. La ausencia de este y otros muchos otros ritos pueden dar lugar a problemas en la resolución del duelo. 

Recomendaciones para pasar el duelo

Las recomendaciones que podemos hacer van en la dirección de la necesidad de crear consciencia acerca de este tipo de pérdidas para así facilitar a que este proceso. Se puede pensar en un acto conmemorativo para la mascota, puede ser en formato de carta, plantar un árbol, recitar unas palabras en su nombre… hay muchas opciones, pero expresar los pensamientos con palabras es altamente recomendable ya que ayuda a reorganizar los propios sentimientos e ideas y también permite poder plasmar lo mucho que la mascota nos ha aportado. 

Otra medida importante es intentar reducir paulatinamente los pensamientos amargos y quedarse con los felices, recordar lo muchos buenos momentos que nos ha aportado nuestro compañero, para así crear resiliencia. 

Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta que una mascota es insustituible. No es recomendable intentar llenar ese hueco desesperadamente teniendo a otra, ya que una nueva mascota no ha de ser un reemplazo. Cuando aparezca la sensación de que se ha pasado buena parte del duelo y es el momento, entonces seguro que habrá muchos animales esperando a que se les pueda dar cariño.

La columna de hoy está dedicada a Bertha, la salchicha con los ojos más hermosos del planeta que se fue al cielo de los perritos.