Prof. Sebastián Lindner

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Esta cuestión puede tener que ver con muchos factores: La necesidad de una cada vez mayor portabilidad, la transformación del celular en un nuevo símbolo de status social (como antes lo era el reloj), la necesidad real de estar siempre conectado a Internet, el hecho de vivir en un país donde todos los dispositivos electrónicos cuestan el triple o más todavía que en el resto del planeta, un mercado cada vez más grande y dispuesto a pagar lo que sea por estos aparatitos, y otras razones a analizar en otro momento.

Las empresas de telefonía celular ofrecen dispositivos realmente caros al día de hoy. Claro, en su tope de línea tiene un teléfono "Samsung Galaxy Note 3" con el agregado del nuevo smartwatch de la empresa coreana a un costo final de $ 13.999. Movistar ofrece en su página web para sus aparatos más caros, el Samsung Galaxy Note 3 y el Sony Experia Z1, ambos al precio de $ 6.999. Personal tiene una página bastante desorganizada y es difícil encontrar celulares filtrando por precio, incluso por marca, pero no se diferencia demasiado de las otras dos.

Lo cierto es que los argentinos, que estamos en el tercer puesto de Latinoamérica (detrás de Brasil y México) pagamos los celulares bastante más caros que el resto del mundo, y encima ni siquiera tenemos la posibilidad de elegir, en las principales prestadoras, marcas como Apple, HTC, Nexus (Google) y otros como el OnePlusOne que sólo se puede conseguir en el mercado europeo. Si queremos alguno de estos modelos, no nos queda más opción que recurrir a algunas empresas que nos venden, sin posibilidad de servicio técnico y a un precio de locos el celular que queremos tener, cual tomate en época de inundación.

Sin ponernos a hablar de la pésima calidad del servicio de datos con conexión 3G o de las decenas de veces que queremos efectuar una llamada y nos resulta imposible, hoy en día, la mayoría de las quejas recibidas en las oficinas de defensa del consumidor en nuestro país son referidas a promesas incumplidas de empresas de comunicación móvil. Algunos hablan del crecimiento del sector en el país y la posibilidad de que mejoren los servicios, pero sin un efectivo control estatal, lo más probable es que, haciendo una analogía fierrera, continuemos manejando autos de alta gama en calles de tierra.

Los precios deben estabilizarse, nunca va a ser lo mismo una computadora que un celular, y por más avances tecnológicos que tenga el aparatito en cuestión, hasta que no piensen en las verdaderas necesidades del público, como una batería que dure un día completo, por ejemplo, los argentinos vamos a continuar en el fondo de la fila.