Los beneficios del "todo crudo"
A aquellos que crean impracticable una dieta vegetariana, y más aún una vegana, les resultará directamente una locura la sola idea del crudiveganismo o crudivorismo, una propuesta que suma cada vez más seguidores en el mundo y que se basa en la ingesta de frutas y vegetales crudos (no expuestos a una temperatura mayor a la del sol, de alrededor de 40°C). Y que más que otra forma de comer es "una filosofía de vida", según afirma a Plan Verde una de las referentes del crudiveganismo en España, la joven madrileña Irene Bueno.
Para entrar en tema siempre es mejor aclarar los tantos, al menos si lo que se pretende es llegar a buen puerto en este mar de "ismos" alimentarios en el que ya estamos navegando. Porque mientras el vegetarianismo contempla también la ingesta de derivados de origen animal como huevos, miel o leche (lo que se denomina "ovolactovegetarianismo"), el veganismo, en tanto, incluye una forma de alimentación vegetariana estricta que implica además el respeto por la vida animal y la no utilización de seres vivos de otras especies como recursos (por lo que se evitan productos como cueros, lanas y sedas, así como participar en espectáculos con maltrato animal como circos y corridas de toros).
¿Y el crudiveganismo? "Es una filosofía de vida que implica, además de todo lo que implica el veganismo, un compromiso extra con la salud de la especie animal humana, y con la salud del planeta y nuestros ecosistemas. Por ese motivo, entre otras cosas, se adopta una alimentación con un alto porcentaje de alimento crudo (más saludable, al ser nuestro alimento biológico) y se intenta evitar actividades y prácticas de consumo que ponen en peligro el reparto equitativo de recursos, las fuentes de energía del planeta, así como aquellas que contaminen. Por ejemplo evitando la soja y el trigo, y apostando por alimentos ecológicos, locales, maduros y de temporada", explica Irene Bueno que, entre sus múltiples actividades, es asesora en nutrición y dietética, chef de alimentación cruda, personal trainer y profesora de Hatha Yoga y de spinning.
Aclara, no obstante, que no le gustan las "etiquetas", porque mucha gente las utiliza como "terapia", como "moda" o "como forma de poder señalar con el dedo a los demás".
-¿Cómo una dieta basada en alimentos crudos puede transformarse en una filosofía de vida?
-La filosofía del crudivorismo no es otra que volver a nuestra alimentación fisiológica, a nuestra dieta original de mono frugívoro que nunca debimos abandonar. Y esto es imprescindible para conseguir que el mundo sea un lugar mejor. Cuando empiezas a ser consciente de la repercusión que tiene -a todos los niveles- comer de acuerdo con tu naturaleza, entonces te das cuenta de todo lo que implica la alimentación, la industria alimentaria, la industria farmacéutica, etc. Y por eso es filosofía, porque cuando elijo lo que pongo en mi plato, estoy eligiendo mucho más que el alimento que pasará a mis células (que no es poco). Lo estoy eligiendo todo.
-¿Cuáles son los beneficios de llevar una dieta tan estricta?
-Generalmente, después de los primeros 2 ó 3 meses se notan muchas mejorías: la sensación de mayor energía, digestiones menos pesadas, mejora el sueño, mejora la concentración mental, mejora el estado de ánimo, hay desinflamación de tejidos, regulación del peso y una mayor conciencia de todo lo que nos rodea, lo que repercute positivamente en modificar, además de la alimentación, muchos otros de nuestros hábitos erróneos.
Pero los verdaderos resultados se comprueban después de años. Se trata de disfrutar del camino -por largo que sea- sin obsesionarse con el objetivo, pero sin perderlo de vista. Esto requiere de voluntad, paciencia y sobre todo, convicción. Sin embargo, el objetivo lo compensa todo.
-¿Cómo realizar la transición a una dieta más saludable?
-Para mí, ésta es una de las preguntas más importantes de todas. Llevamos generaciones, años y años comiendo alimento no fisiológico. El cuerpo ha hecho lo que ha podido... pero es obvio que estamos absolutamente saturados -por dentro- de toda esta comida basura que nos han vendido, desde antes incluso de nacer (nuestra genética y la alimentación de nuestras madres antes y durante la gestación). Por eso es fundamental -para tener éxito en el cambio de alimentación- que se haga una correcta (y larga) transición. Y esto ha de ser personalizado, porque cada persona tiene su "pasado gastronómico" sus "fugas de salud" (síntomas, enfermedades) sus venenos y toxinas aparcados o circulando por el organismo (drogas, medicamentos, comida industrial). A partir de ahí yo comenzaría por revisar qué alimentos podemos quitar, antes que ponernos a meter alimentos y superalimentos nuevos. Y la lista es tan larga que resulta sencillo elegir al menos 2 o 3 que no nos costarían mucho esfuerzo. Después, podríamos continuar poco a poco eliminando más y añadiendo otros que faciliten las tareas de depuración y eliminación.
-¿Qué alimentos no deberían quedar afuera en una dieta que consideres sana?
-Depende de para quién. Por ejemplo, la fruta es sin duda alguna, nuestro alimento ideal. Tiene propiedades maravillosas, es curativa, disolvente de toxinas, energética, de fácil y rápida digestión, pero si se la damos como alimento frecuente a una persona muy intoxicada, podemos hacer más perjuicio que beneficio. Ya que estaremos provocando, con el tiempo, una crisis de desintoxicación demasiado rápida. En general los alimentos más saludables que deberían ser incluidos en nuestra alimentación son las frutas y la hoja verde. Pero es muy importante recordar que no todo el mundo está tan "limpio" como para ponerse a comer exclusivamente frutas y vegetales de hoja verde de la noche a la mañana y debe pasar previamente por una transición que facilite la eliminación, antes de preocuparse por "nutrir" el organismo. En la que pueden tomarse alimentos que no son el alimento ideal, pero que no ensucian demasiado el cuerpo como verduras cocinadas al vapor o hervidas, algún cereal integral, algún tubérculo al vapor, etc. Y si también nos preocupamos un poquito por el planeta (la casa en la que todos convivimos), entonces recordaré que lo mejor es alimentarnos con alimento local, ecológico, maduro y de temporada.
-¿Pueden presentarse efectos adversos en la transición?
-Sí y no, depende lo que entendamos por efectos adversos. Hay que tener en consideración que siempre que al organismo le damos la oportunidad, se pone a eliminar. Cuando nuestra energía no está puesta en hacer pesadas digestiones, gestionar toxinas, etc... entonces el cuerpo pone toda esa energía al servicio de los procesos de eliminación. Lo que ocurre es que la ciencia médica oficial, así como la nutrición, a estas crisis de eliminación, a estos intentos del organismo por deshacerse de toda nuestra toxemia y mucosidad acumulada, le llama "enfermedad". ¡Y no sólo ignora su naturaleza curativa (la única que cura realmente), sino que además aboga por cortarla de forma radical! Cuando una crisis aguda se corta repetidas veces (con medicamentos, por ejemplo), corremos el riesgo de que la crisis se convierta en crónica. Entonces, el único efecto adverso que puede presentarse durante una transición a una dieta más saludable es, ni más ni menos, que eliminemos toxinas, mucosidad, venenos demasiado rápido, más de lo que nuestro organismo y nuestros órganos de eliminación (pulmones, hígado, riñones, intestinos, piel...) puedan soportar. Esto es muy peligroso y por este motivo hay que hacer las transiciones de forma controlada y paulatina.
Los contenidos publicados en esta sección no deben reemplazar la consulta, el tratamiento o el diagnóstico de salud del profesional competente.
Damián Rodera - DIB