El mercado nuevamente está pendiente de los vaivenes del dólar, que tiene hoy principalmente dos variables que podrían afectar su cotización: el juicio pendiente con los inversores que no suscribieron a los canjes de deudas propuestos por Argentina y la política interna.

El punto de mayor debilidad tiene su raíz en la limitada reacción que posee el nivel de reservas en poder del Banco Central, en una época en donde se espera ver por parte del organismo un mayor dinamismo en la acumulación. Si bien existe un cierto atraso en las liquidaciones de exportaciones, esta justificación encuentra poco sustento si se analiza el monto semanal de las liquidaciones en conjunto con la suba de reservas y la compara con otros períodos. Incluso, este manto de dudas se extenderá al mes de junio, aún cuando se espera un importante ingreso de dólares por la cosecha, ya que en este mes seguirán jugando en contra los pagos de energía y de deudas. 

La buena señal para la estabilidad del tipo de cambio vino desde una nueva contracción del BCRA a través de la licitación de Letras. Si las reservas no crecen a un nivel y no se produce el necesario reacomodamiento de partidas del gasto público, la presión sobre el dólar sería muy superior en el caso de que la base monetaria sea superior a la actual. 

La política llevada a cabo hasta el momento ha permitido que el apetito de los inversores por el dólar se calme dado que las colocaciones del mercado eran bien consideradas, pero a costa de encarecer el crédito y disminuir el nivel de actividad económica. Sin embargo, basta recordar el impacto sobre el billete que provocó la baja en las tasas hace semanas atrás, puesto que el inversor con excedente de pesos considera que en el corto tiempo el gobierno deberá efectuar una devaluación de la moneda con el fin de que no se profundice el retraso cambiario.

Con respecto al comportamiento del dólar, a principios de semana, en un marco de fuerte control, el BCRA estimuló una nueva micro-devaluación del dólar oficial a niveles de $ 8,11, mientras que la cotización del contado como del marginal fue bastante volátil, imprimiendo esta misma tónica al mercado de acciones y bonos.