Silvana Melo

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La muerte parece ser un monstruo de mil cabezas diseñado para el absurdo: más de siete mil personas mueren por año (es decir, dejan de ser, cierran una historia, derogan mil proyectos, dejan escapar la vida temeraria o azarosamente) en las calles, las rutas y las autopistas del país. Mueren llenas de vida y con todo por hacer, abrupta e inexplicablemente.

Ayer, en esos días que se inventan para la conciencia (esta vez de la Seguridad Vial) Luchemos por la Vida difundió un comparativo de víctimas fatales entre 1995 y 2013. Un diario decidió impactar con una estadística que, en sí misma, no es novedosa. Y sumó las cifras de cada año. Entonces tituló que, en los últimos veinte, 152.970 personas murieron en accidentes de tránsito en la Argentina. Casi una Olavarría y media.

Las cifras, cuando impactan generan reacción. Será por eso que, justamente en el Día de la Seguridad Vial, el municipio publicó las estadísticas de 2013 pero sin las muertes. Y la Agencia que maneja Florencio Randazzo respondió, un poco fláccidamente, a los números de Luchemos por la Vida y la suma impactante de La Nación. Que son la misma cosa. Pero que impactan directamente en los pergaminos con los que Randazzo intenta encarar su campaña pre-presidencial.

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