Cacho Fernández - cfernandez@elpopular.com.ar

¿Qué fue lo que causó este vendaval de planes, si la falta de trabajo o una cultura del poder, o ambas a la vez. Desde una corriente de la politología, y de la filosofía de la historia, se aseguraría que fue la falta de trabajo lo que derivó en el otorgamiento indiscriminado e incondicional de estas ayudas del Estado.

Otra corriente, quizás mucho más moderna, se afincaría en una explicación simbólica. Esto es, que los planes surgieron como instrumentos de un sistema clientelar de alcanzar el poder y sostenerlo. Por lo tanto, el razonamiento sería este: "te doy un plan en vez de trabajo para transformarte en un cliente político de modo que siempre dependas de mí que tengo el poder de otorgarlo. Entonces, en la medida en que me necesites, me vas a votar, bajo la condición de que me entregues tu libertad, tu autonomía y tu dignidad".

Una tercera explicación vincularía a ambas variables y las haría interactuar permanentemente. El plan social llega por falta de trabajo y no existe una preocupación por crearlo o buscarlo por la existencia de un sustituto estatal. Podría deducirse que no hay proyectos de creación de puestos laborales porque la sociedad está cubierta mínimamente por los planes, la demanda de trabajo mengua y se transforma en un reclamo por el aumento de planes sociales en vez de ser un pedido de políticas laborales.

El razonamiento es peligroso puesto que a la par de todo ello y en consecuencia se va instalando peligrosamente un esquema de poder basado en el clientelismo o en un voto instrumental, esto es, el "toma y daca" permanente: "te voto si me das un plan o si me lo aumentás". Si tuviésemos que hallar una causa de la decadencia social, aquí tendríamos claramente una. De eso no hay duda.

Y así se va re-feudalizando la sociedad y el poder democrático se transforma en una forma de dominación patrimonialista sustentado en creer que el Estado es propiedad del partido o de quien ostenta el gobierno, unos pocos trabajan y el resto vive de la "gracia" o de la beneficencia estatal. No deja de ser un mecanismo eficiente para mantener el poder, pero es absolutamente inmoral, y a la corta o a la larga, la gente se cansa de ser humillada y comienza a luchar por su libertad y su dignidad. En última instancia y gracias a Dios, la historia evoluciona por estos dos valores.

Lo otro es conformarse con estar preso y de alguna manera alimentado. El Presidente sostuvo ese criterio y ni él se aguantó, en plena cuarentena, estar encerrado y sano. Al poco tiempo se atribuyó el privilegio de hacer una fiestita en la Quinta de Olivos o amontonarse alrededor de una mesa con su amigo-enemigo Evo Morales, quien después de haber sido protegido por el Gobierno, le cortó con su delegado el suministro de gas. Con amigos así ...

Humillados y ofendidos

Esta patria subsidiada tiene más de medio siglo pero se profundiza con la crisis de 2001 y luego en la gestión de Néstor Kirchner cuando se propuso cuando no sabía como consolidar un poder que había comenzado con apenas un 22 por ciento de votantes. 

El pueblo argentino venía mal por la pesificación asimétrica de Duhalde y Kirchner aprovechó los ingresos de la soja para subsidiar tarifas de servicios y aliviar el impacto de la crisis. Pero no supo detenerse a tiempo.  

La reacción del Ministro de Acción Social fue netamente emocional y demostró su impotencia ante algo que ya es parte del sistema y vino para quedarse, porque los piquetes y los acampes serán interminables. 

Los acusó de "extorsionadores", pero dos días más tarde no tuvo más remedio que recibirlos y aumentarles el monto de la tarjeta Alimentar en un 50%. "Juanchi" Zababaleta, entonces, se dio cuenta que no había otra cosa que hacer que generar trabajo. El sistema económico que nació de Néstor, pasó por Cristina, luego por Macri y ahora por Alberto fue engendrando indigencia y clientelismo y solo el crecimiento y el trabajo puede ser la solución a este grave problema social. Ahora, como para completar este cuadro latinamericano, se viene el ajuste del FMI y el verdadero problema será el de las tarifas de los servicios.

El voto bronca

La interna del Gobierno y del Frente de Todos es interminable. Quienes eran furiosos/as cristinistas como la vocera presidencial ya comenzó a maldecirla a raíz de la incomodidad que le produjo la chicana de Cristina con el libro regalado al Presidente. Y lo mismo estaría pasando con varios del espacio a quienes ya se les hace dificil soportar su estilo hiriente.

Por otro lado, mientras se habla de candidaturas, el estamento político sigue contratando y aumentando el costo del sector. A contramano de lo que pide la gente, la dirigencia paga deudas con su tropa empleando a su gente en puestos inventados. De ahí que el incremento de votantes que tendría Javier Milei no representa para nada una adhesión el liberalismo, teoría de la cual la gran mayoría no sabe de qué se trata, sino un recurso por donde canalizar un "voto bronca" similar al de 2001, o "antisistema o anti status quo". 

En tanto, el Gobernador Kicillof busca su reelección y la intentaría a través de un desdoblamiento de los comicios provinciales, algo que hoy está prohibido por la Ley Electoral provincial a raíz de un artículo que le obligó a insertar Néstor Kirchner a Daniel Scioli para que no se separe de las elecciones nacionales y luego fue aprovechado por Mauricio Macri para llevarla a María Eugenia Vidal al Cementerio. Como se puede ver, aunque exista una grieta, en materia de "poder" todos coinciden.

Entonces, si Kicillof quisiera modificar la ley para adelantar los comicios tendría que negociar con JxC para incorporar la boleta única de papel o el voto electrónico, cosa que el peronismo-kirchnerismo está absolutamente en contra. Ahora, el Gobernador encontró una excusa para no sacar los pies del plato y no desdoblaría porque, según trascendió, "Cristina sería la candidata". Mientras tanto, sigue recaudando a través de un aumento demencial en los valores fiscales de los inmuebles y los automotores castigando furiosamnete a la clase media y media-baja y quitándole fondos (unos 2.000 millones) a la economía privada para transferirlos al gasto político.

El desplante de Cristina

Como Penélope con el telar, Sergio Massa teje y desteje su ruptura con el Frente de Todos. Ya ha dejado correr algunas insinuaciones. Massa ve la interna desde adentro y puede dimensionar claramente la virulencia del enfrentamiento entre Alberto y Cristina. Es tan así que, según algunas versiones, Cristina habría suspendido la recepción del presidente chileno Gabriel Boric en el Senado cuando se enteró que el mandatario trasandino había optado por reunirse primero con Alberto Fernández. Esto, de ser cierto, implicaría que Cristina ya dejó de ser la regente y pasó a ser una competidora y una opositora brutal al Presidente. No solo suspendió el acto en la Cámara Alta sino que decidió en ese mismo instante irse a Santa Cruz sin importarle la imagen que le dejaba al presidente del país vecino que hoy se perfila como un aliado estratégico. Conclusión: la interna del Gobierno es tan grave como la de Boca Jrs, tanto que en ambos lados se corre el riesgo de que se queden sin técnico. Ambos, Cristina y Alberto, representan a aquellos militares napoleónicos de la novela de Joseph Conrad "Los duelistas", que transitan toda sus vidas dentro de una pelea interminable y obsesiva.

Entonces, como alguna vez fue definido Román Riquelme, Cristina ya es una líder disruptiva o negativa, capaz de romper cualquier alianza. ¿Hasta cuándo continuará esta pelea?. Algunos la comparan con el enfrentamiento entre Almendra y Battaglia en Boca, y lo grave es que, como en el club de fútbol, se quiere demostrar que no habría lugar para los dos.

Como en 2013

Si esto llegara a ocurrir, el massismo, aunque Massa piense que sin el peronismo no ganaría una elección, intentaría crecer romper, pero, como en 2013, a último momento para llevarse todo lo que más pueda. En lo local, se partiría el FDT y quedaría La Cámpora por un lado con la mayor porción del voto peronista como lo tiene desde hace años, y el FR buscaría recuperar aquellos votantes del eseverrismo y del medio pelo olavarriense que perdió con el gallismo desde 2015.

El monzoísmo se podría sumar al massismo si es que prospera a nivel nacional un acuerdo entre el tigrense y Gerardo Morales que está haciendo todo lo posible para diferenciarse del macrismo, y luego la izquierda que podría mantener el caudal que logró en 2019 porque el voto bronca se canalizaría por una oferta libertaria pero bien enojada como la de Milei.

Como contrapartida de esto se encuadra la decisión de Ezequiel Galli de fotografiarse junto con Facundo Manes intentando demostrar la idea de unidad más allá de los alineamientos políticos que se tengan. La idea de Ezequiel es dejar plasmada la unidad con el radicalismo, puntualmente con el sector de Alejandra Lorden en la Séptima.

Emociones ausentes

Si bien la política tiene mecanismos que exigen cierta frialdad racional, también requiere de proyectos para solucionar los probelmas de la gente. y para eso hace falta corazón para establecer una relación empática con los semejantes como el viernes puntualizaba el diputado Facundo Manes. 

En una palabra, sin sentimientos no hay pensamientos y si no se siente tampoco se podrá pensar. Así lo sostenía Aristóteles y hoy le podríamos dar tranquilamente la razón.

Don Juan, el cacique Yaqui del estudio del antropólogo Juan Carlos Castaneda, le aconsejaba al investigador que "entre todos los caminos de la vida, elige siempre el que tiene corazón". Sin ese órgano, el ser humano (y consecuentemente la política) no sería otra cosa que "un amasijo hecho de cuerdas y tendones/Un revoltijo de carne con madera ", como dice Silvio Rodríguez.

Cabe insistir: a los políticos nacionales, al menos la mayoría les está faltando ese músculo que no podemos manipular. Existe casi un 40 por ciento de pobres, un 55 por ciento de jóvenes están esa condición, de lo cual se podría facilmente inferir que los hijos de la mitad del país no tienen futuro y viviendo en la indignidad.

Entonces, ¿cómo no conmoverse con ese escenario? Sin corazón no se van a conmover y sin conmoción no habrá impulso para colaborar en una solución.

Aunque sea, aconsejaba un personaje de Dostoievsky, háganlo por los niños, "sean viles, si lo quieren, pero hagan algo por los niños", reprochaba el escéptico Iván Karamazov. Piensen entonces en los sueños que inevitablemente se frustran que pueden sentir esas madres de la pobreza con por sus hijos hijos que hoy por hoy están condenados desde que nacen. Lamentablemente el motor de la política actual no es ni el amor ni la empatía sino el odio y la revancha. La decisión de Felipe Solá, un furioso anti K de incorporarse al Instituto Patria es un fiel ejemplo de esto. 

Por eso, si bien es verdad que la búsqueda del poder político tiene sus miserias, sus cinismos y sus frialdades, pero la meta de los dirigentes no puede omitir esos objetivos tan ligados al corazón y tan lejos del egoísmo y la voracidad de quienes se arrogan la misión de construir el futuro.

Mundo gremial

Los gremios ya no son los traccionadores de votos como antes y en política se recluyen cada vez más en un entrismo que no trasciende sus propias fronteras. No pueden mostrar mucho con los aumentos salariales porque, si bien la pelean, no pueden cerrar paritarias por encima de la inflación.

El Gobierno municipal desea, según fuentes de la gestión, cerrar rápidamente la paritaria porque, como dicen "la inflación está haciendo estragos en los sueldos municipales". Pero recién comienza.

El dirigente ceramista, Miguel Vales acierta cuando dice que "la CGT no tiene ni tuvo nunca una politica salarial". Vales se refiere a que la Central obrera no ha podido fijar una especie de norma general por la cual se fije el principio innegociable de cerrar paritarias por encima del porcentaje de inflación, estableciendo a la par un sueldo mínimo global garantizado tal como los ceramistas tienen por ejemplo, en más de 117 mil pesos mensuales. "Lo que se debe garantizar es un piso que no se debe traspasar", precisó. 

La Focra está todavía en paritarias que se cerrarían en abril, pero ya firmaron por un 30 por ciento de aumento en diciembre, pero la negociación continúa, incluyendo una cláusula de revisión. "Pero la CGT no tiene una política salarial y todo queda supeditado a las luchas particulares y en desigualdad que hacen los gremios sin tener el respaldo de la central obrera a través de una posición que englobe a todos. Pero esta lucha desigual no es solo salarial sino que se violan las reglas laborales contratando gente de manera eventual para despedirlos cuando quieren". Poco queda, entonces, de aquel sistema laboral que hoy cobija solamente a unos 4 millones de trabajadores mientras el resto queda en las manos de Dios.