Cacho Fernández - cfernandez@elpopular.com.ar

Las paradojas son los monstruos más temidos de los razonamientos lineales. Porque es la contradicción la que hace inconsistentes e incongruentes a los sistemas de pensamientos que concluyan en que algo sea de una manera y a la vez de otra contraria o verdadero y falso a la vez. En ese sentido, y para el modelo K Massa es la acechanza y a la vez el salvador. Algo no puede ser verdadero.

Por ello parece tan contradictorio que Cristina Kirchner designe a Sergio Massa como el cabeza de la fórmula única (o casi) de Unión por la Patria para preservar al kirchnerismo, el movimiento que el mismo Massa planeaba terminar y superarlo. En verdad parece algo de locos que la jefa de ese espacio elija a quien no quiere y que le ganó por escándalo de 2013 abortando el sueño de la Cristina eterna. 

La paradoja es esa, la de elegir a su enemigo para que sea quien alimente a su propia creatura y lo haga sobrevivir, sacándolo de la agonía en la que hoy se encuentra.

Cristina sabía que no tenía a nadie más para esa tarea. Lo había sostenido a Wado de Pedro previamente y lo enarbolaba como uno de sus apóstoles. El mercedino había conformado una extrañísima fórmula con un ultramontano y conservador como Juan Manzur. La estrategia de la Vice prefiguraba un triunfo en la interna del inefable Daniel Scioli quien vendría con el respaldo político del Presidente y un probable financiamiento estatal a su campaña. 

El motonauta sería otro Alberto Fernández que le iba a generar otros dolores de cabeza y colocaría al kirchnerismo al borde del abismo. Y Cristina necesita de su espacio vivo para sobrevivir frente a las causas que le pesan en los estrados judiciales. 

La ex presidente no podía poner en riesgo más nada. Por ello, lo bajó de un hondazo al chico de Mercedes y al tucumano conservador porque ellos no le sumaban un solo voto, y le abrió la puerta a otro candidato con mayor apertura y posibilidad de llegar extramuros de la UP. Tragó saliva, preparó el sandwich de sapo y decidió ponerlo en la cancha a su rechazado aliado, Sergio Massa, junto con Agustín Rossi, un hombre de Alberto, el delegado que la Vice tanto desprecia.

Mientras transcurría este nuevo y estrepitoso fracaso crecieron los piquetes, los gerentes de la pobreza como Milagro Sala, Emerenciano Sena y muchos más (hace poco hubo denuncias supuestamente por lo mismo, contra un líder social local) haciendo jugosos negocios intermediando la relación del Estado con la sociedad más pobre y marginal.

En tanto, inesperadamente surgen versiones de presuntas ofertas de candidaturas por ciertas cantidades de dólares que solo podrían pagar algunos pudientes, como si se estaría construyendo una futura plutocracia para hacer descansar el poder en los ricos. Es decir, el negocio en todos lados, con la pobreza y con la política, no faltando nada más para graficar un país en total deterioro moral y material en un escenario lleno de negociados de todos colores. 

Pero a la vez, que se quitaba de encima a Scioli, Cristina le daba las puntadas finales a su plan de tener candidatos tan despreciados como lo es hoy el Presidente pero bien controlado en el Parlamento por su propia tropa. En una palabra, Massa, si es que pudiere ganar, lo tendría que hacer con la guardia pretoriana a su alrededor que le dirá lo que puede y no puede hacer. Entre los K nadie lo quiere al tigrense y no le perdona haber llevado a cabo la escisión de 2013 y encima pegarle la descomunal paliza que le pegó en las urnas.

Mezclas raras

 Massa quedaba marginado del armado de las listas de la UP, pero el politólogo Andrés Malamud advertía que el tigrense estaría en proceso de algunos armados con Milei para poder tener sus votos propios en el Congreso.  

"Massa tiene una relación particular con Milei y, además, están cerca ideológicamente. No olvidemos que ambos vienen de la Ucedé. Massa tiene una relación patriarcal con Milei y éste una filial con Massa, pero ambos están armando juntos. Massa, si gana, va a necesitar de esos legisladores que Cristina no le concedió y está armando su propio bloque. ¿No es llamativo que Milei solo lo critique a Larreta?", dijo Malamud planteando un interrogante para graficar la situación. Y remató con una chicana: "Milei está armando una lista de Borocotós. Es un rejunte". En fin, ante estas conductas, podría decirse que algunos libertarios y políticos en general generan tantas o más dudas que el VAR del fútbol argentino, lo que no es poco.

Frente a esta disparidad de repartos de bancas que hizo Cristina, el diputado Daniel Arroyo lo justificó con que sería una distribución proporcional según la fuerza de cada espacio: "el kirchnerismo tiene más fuerza y seguramente tendrá más bancas" cosa que matemáticamente cierra, pero esta lógica se desploma cuando se debe evaluar la gobernabilidad.

Para Arroyo, ante la dificultad que seguramente va a tener Massa de bajar la inflación, algo que todavía, y con la conducción del Ministerio de Economía no pudo hacer. Arroyo insistió: "hay que bajar el precio de los alimentos y también plantear el eje de la inseguridad, porque el que comete un delito las debe pagar", enfatizó. "De todos modos, mantener un equilibrio en que no debe haber solo prevención ni tampoco caer en el punitivismo".

Estrategias raras

Continúa asombrando las dos boletas de Patricia Bullrich en Olavarría. No hubo acuerdo o no lo buscaron, o no lo quisieron, sintetizó Malamud. Pudo haber un purismo radical en Marcelo Spina, conjeturó el politólogo, pero lo que queda claro es que a alguien le conviene que el voto a Patricia vaya dividido por dos. También es posible que el acuerdo entre Evolución y Galli haya motivado un deseo radical de llevar una lista puramente radical. Todo puede ser en estos comicios tan abundante en candidaturas, en ofertas sorprendentes y en paradojas que llenan de estupor.

Por ejemplo, es llamativo que Rodríguez Larreta haya accedido a designar como un presunto sucesor a Jorge Macri por "sugerencia" de Mauricio, pero que luego haga campaña junto con Martín Lousteau, el rival de Jorge en la Ciudad.

Para Malamud es muy simple: "tienen un acuerdo (entre Larreta y Lousteau) y mantienen la gobernabilidad juntos", es decir, Larreta le "obedeció" a Mauricio, pero sigue con la suya.

De todas maneras, es clarísimo que el bullrichismo le terminó haciendo el juego a Larreta y a Galli en Olavarría al ir con votos divididos frente al poder electoral del Intendente. Es de suponer que tanto Spina como Jáuregui se dieron cuenta de ello, pero no pudieron corregir ese rumbo inconveniente para ambos. Sin embargo, Ezequiel Galli puede decir como alguna vez lo dijo Perón cuando le preguntaron qué iba a hacer frente a las maniobras de sus oponentes: "¿nosotros?, nada, todo lo van a hacer ellos". En síntesis, frente a semejante panorama, el Intendente no necesita de otra estrategia que la de no interrumpir a sus oponentes mientras se sigan equivocando.

Abrirse para mejorar

En el peronismo y derivados la puja continúa entre tres listas, la hegemonizada por el camporismo con Maxi Wesner como pre-candidato a intendente, la de Olavarría al frente, con Hernán Parra postulándose para conducir los destinos del Municipio y la de Foro Olavarría FR, con Eduardo Rodríguez como principal referente.

Parra lleva como primer concejal al contador Sergio Milesi, principal mentor del aumento del impuesto a la piedra, y ahora vuelven por el 1 por ciento que falta para llegar al valor histórico con el que nació esta tasa minera que le da a Olavarría un ingreso exclusivo y diferenciador de otras comunas.

Ahora, Hernán Parra insiste, como uno de los ejes fundamentales de su plataforma, el aumento del 1% en esta tasa pero afectarla solamente para obras y prohibiendo la afectación a gastos operativos o de mantenimiento. "La idea -aclara Milesi- es la de afectarlo a infraestructura y desarrollo humano tal como lo quería el creador del impuesto, senador Oscar Lara. 

 El ex empresario también marca las diferencias de su lista fundamentalmente con la de La Cámpora, y argumenta que ésta "mantuvo durante varios comicios el voto congelado sin posibilidad de expandirse hacia el electorado independiente. Lo que buscamos es llegar a una transversalidad conformada por el voto peronista e independiente para poder llegar a gobernar el Municipio y poder llevar a cabo mejoras en el sistema de Salud, en la producción, en el rubro viviendas que son tan necesarias en la ciudad por la falta de planes habitacionales y otras medidas. Y pensamos financiar muchas políticas con el fondo del llamado impuesto a la piedra". Advirtió que se va tratar de impedir que se lo destine para gastos de mantenimiento y estuvo duro con el tema personal proponiendo congelar por 24 meses el ingreso de nuevos empleados.

Renovadores

Por su parte, la lista que conduce Eduardo Rodríguez presentó formalmente a los medios sus candidatos y estuvo en La Plata con otros intendentes para fotografiarse con el Gobernador y la vice y contar entonces con la imagen de campaña. No debe olvidarse que hoy Kicillof es el actor preferido por la Vicepresidenta porque ha depositado en él el futuro y también la retaguardia del kirchnerismo en caso de llegar a tener un mal resultado en la Nación.

También Rodríguez cargó contra la planta permanente del Municipio pero puntualizó que pretenden reducir en un 25% la cantidad de funcionarios políticos, y además afectar específicamente la tasa por explotación de canteras, entre otras propuestas como la de crear una aplicación local en los celulares para que los vecino puedan hacer trámites sin necesidad de concurrir a la Municipalidad.

La novedad fue la irrupción de una lista solo distrital del Copebo, partido utilizado por José Eseverri en 2017 para poder competir a nivel local. La nueva nómina propone a la abogada Karina Braunschweig, y lidera un lema que supo integrar el Frente Renovador a nivel nacional.

Massa, odiado y salvador

El núcleo duro del kirchnerismo se tuvo que tragar el sapo de Massa, aquel funcionario de la Ansés que los venció por escándalo en 2013. Pero lo decidió la jefa y no tuvieron más remedio que bancárselo en el Ministerio de Economía para que pueda incumplir sus promesas de mayor estabilidad y menor inflación, o de última, representar electoralmente a todo el espacio. En síntesis, dos sapos gordos que pasaron a ser el menú diario K de los últimos tiempos. 

Ante la incapacidad y la conocida falta de idoneidad de Alberto, Cristina no tuvo otra salida que convocarlo al tigrense, tragar saliva e ir entregándole su gobierno para que el líder del Frente Renovador hiciese lo que le venía en ganas. Y como la crisis es terminal y Cristina tampoco sabe cómo corregir, lo dejó hacer. De esta manera hoy se tiene una inflación del 130 por ciento anual y un Banco Central vacío de dólares y con apenas algunos pesos chinos para afrontar las deudas acumuladas y raspando el fondo de la olla.

Pese a estos graves incumplimientos de sus promesas y errores no forzados, el ministro tan rechazado de pronto se transformó en la ilusión de la salvación kirchnerista. Porque hoy esta identidad depende única y exclusivamente de Sergio Massa. Y tenemos la paradoja tan temida por los amantes de la consistencia axiomática en la que alguien que prometía ser quien le iba a dar muerte al kirchnerismo y lo iba a superar con su Frente renovador, de pronto se transforma en la garantía de su supervivencia.

Pero Cristina amenaza con el delegado del Papa, Juan Grabois, para controlar a su odiado y a la vez elegido candidato principal y los duros del kirchnerismo también advierten que van a demostrar la potencia de su voto crítico u opositor a Massa sumándoselo por izquierda al hijo del enviado de Francisco. 

Algo parecido hizo la Juventud Peronista en 1973 votando al FIP de Abelardo Ramos para demostrarle a Perón primero que esos votos no eran directamente suyos y a la vez demostrarle la fuerza que esa juventud tenía contra la derecha peronista o "los gorilas" que le reprocharon al viejo líder en Plaza de Mayo aquel 1 de mayo de ese año que fue el comienzo del fin.