Cacho Fernández /cfernandez@elpopular.com.ar

Nuevamente el Gobierno se enfrenta a un rebrote de la pandemia y a una posible parálisis de la economía, como en 2020, pero en ese año le cabía al oficialismo le cabía una cuota de responsabilidad. 

Tiene la suerte de que en la oposición se pelean como si pudieran hacerlo. El presidente de la UCR, Gerardo Morales, luego de haber roto un vaso de agua sobre la mesa por disidencias internas, ahora dinamitó la unidad de su partido y de su coalición. 

El jujeño hizo cargo a su frente del endeudamiento y acabó siendo funcional al kirchnerismo. La necesidad tiene cara de hereje, su provincia necesita más que ninguna de la ayuda nacional, y Morales estaría decidido a hacer cualquier cosa para obtener esos denarios del Presidente a cambio de cualquier cosa, hasta de entronizar a Milagro Sala si fuese necesario.

El cordobés, con mucha altura, le pidió precisamente eso, que no sea funcional y que se guarde sus críticas hacia dentro para vertirlas en otro contexto. 

Si Juntos por el Cambio ya comienza a demostrar esa predisposición a la ruptura interna a casi dos años de una elección, ¿qué se podría imaginar para el año próximo?. El jujeño cree que la política es diferenciarse de sus correligionarios aún desde una autocrítica muy parecida a la genuflexión. 

Analizó mal el rol de Carlos Menem en la década del '80 cuando se ponía del lado de Raúl Alfonsín para diferenciarse del resto del peronismo que buscaba minarle las bases de la gobernabilidad. Pero el riojano solo lo apoyó en temas generales como el acuerdo sobre el Beagle y luego supo apartarse para postularse a la Presidencia. 

Morales no tuvo límites: le regaló a Alberto Fernández todo lo que éste venía necesitando, casi un gol en contra. Lo que hizo fue culpar solo y exclusivamente a la gestión de Cambiemos de la crisis y no dijo nada del "déficit y el vacío de caja que dejó la gestión de Cristina", como apuntó Vidal, y de ese modo abrió una brecha interna en su coalición que será muy dificil cerrarla. De ahora en más Juntos estará más preocupado en resolver esa grieta interna que en controlar al Gobierno. 

En la Legislatura provincial ya se había abierto otra fisura con el proyecto de modificación de la ley de reelecciones cuando los senadores de Vidal le dinamitó la ley a su referente. Lo mismo hicieron quienes responden a Massa pero éste forma parte de otra coalición.

Una ley a medida

Gerardo Morales, con su odio histórico e irreductible contra Mauricio Macri , acaba de encabezar una secesión en Juntos y se encamina hacia una ruptura definitiva dentro del espacio y esta puede ser una buena oportunidad para los "halcones" como el mismo Macri, Pichetto o Patricia Bullrich. El kirchnerismo, mientras tanto, se restriega las manos pensando en 2023 y en la posibilidad de enfrentar a un oponente dividido.

Lo mismo pasó con la ley contra las reelecciones indefinidas en la provincia de Buenos Aires, es decir, ya la "tocaron" y posiblemente por eso la van a seguir "tocando", según las conveniencias de los dirigentes políticos. El mismo Balzac recomendaba "no tocar a los ídolos", porque, decía, "si lo hacemos, siempre nos va a quedar algo del dorado de su manto en nuestros dedos". Es decir, se los mancha y eso empuja a seguir manchandolos. 

Una ley, más allá de ser el fruto de una convención, se transforma en algo sagrado dentro de un Estado de Derecho, por lo tanto, intocable desde la mezquindad o la conveniencia circunstancial. El riesgo de haber modificado la norma de Vidal-Massa es ese, el de haberle "manchado su manto dorado", según la metáfora del escritor francés. Y posiblemente, si se animaron una vez a modificarla, lo podrían continuar haciendo.

Reprobados

Entonces, entre Morales y Villegas, ¿quien necesita enemigos? podría pensar en Juntos. El ex ministro Villegas, con su metáfora irresponsable y demencial de la Gestapo los terminó lavando al "Pata" Medina, al "Caballo" Suárez y a otros más. Dicen que Stiusso le habría vendido el famoso video a Máximo Kirchner quien lo habría recibido casi como una piedra filosofal. 

Morales desacralizó algo que había costado mucho lograr, la unidad de casi todo el arco opositor, y encima, después de haber ganado una elección. ¿Cómo les caerá a los votantes la conducta del jujeño? ¿Le perdonarán su actitud de atentar contra la unidad del espacio que los impulsó votarlo?. Esto es más o menos lo que opinaba el miércoles Luis Juez, haciendo casi filosofía política de la conducta del titular de la UCR.

En síntesis, el jujeño, por algunos denarios para su provincia, le terminó aliviando a Todos de toda responsabilidad del pasado y prácticamente le hizo parte de la campaña electoral de 2023. Su extraña manera de hacer política lo condujo a potenciar los propios furcios de su espacio en vez de utilizar los de su oponente. Maquiavelo seguramente lo reprobaría por su necedad política.

Por otro mandato

Pero Morales, con el gol en contra que convirtió después que su equipo estaba a punto de ganar el partido aceleró las definiciones dentro del radicalismo. De ahora en más, en cada distrito pensarán varias veces con quien alinearse para 2023. Al jujeño ya lo califican como una especie de "quintacolumnista" que sin querer queriendo, diría el Chavo, acabó sirviéndole al oficialismo, un sayo que su partido tendría que ir sacándose en estos dos años.

Y esto es importante puesto que el radicalismo ya anticipó que tendrá su candidato a intendente en las Paso de 2023 por lo que Juntos tendría, con Dalton Jaúregui, tres precandidatos. Eso, si Celeste Arouxet no se anima a presentarse en la misma compulsa. Pero hay quienes suponen que la referente del liberalismo espertiano podría jugar por fuera porque no tiene nada que perder ya que le quedarían dos años de mandato.

En tanto, el intendente, luego de que el Senado dinamitara la ley contra la reelección indefinida, se tomará este año para consolidar su gestión y seguramente irá por otro mandato dentro de dos años. Así lo habría manifestado a sus cercanos y ese será seguramente su objetivo. En fin, algo que no pensaba que iba a ocurrir, posiblemente le podría hacer realidad: de ir por doce años de mandato, algo que solo Helios Eseverri pudo completar.

Una verdadera final

El peronismo local se encamina a una tríada pero dentro del Frente de Todos. César Valicenti sigue ejerciendo el liderazgo aunque algunos piensen que la presidencia del bloque en Diputados lo alejaría un poco de la política local. Valicenti es una persona que por su paso por el peronismo no K, entiende que debe diferenciarse y ampliarse a otras vertientes si es que quiere crecer, porque, como decía Perón, "lo que en política no crece, decrece".

Es por ello que viene tirando líneas y haciendo gestos hacia otras expresiones, buscando revertir esa larga trayectoria de derrotas que le ha impedido no solo no poder gobernar Olavarría sino que además no haber podido ganar una elección, no pudo contra Eseverri y tampoco contra Ezequiel Galli quien se viene beneficiando entre otras cosas por la grieta irreductible a nivel local.

Ahora, al diputado de Hinojo le ha salido un candidato de peso como lo es Sergio Milesi, quien ha logrado sumar a unos veinte sindicatos importantes, al randazzismo, a parte de La Corriente y también a quienes podrían encolumnarse con el peronismo histórico no K del Conurbano. Entre Valicenti y Milesi se daría una verdadera final.

Pero, como dice la matemática moderna, en una intersección de conjuntos, uno de ellos quedaría contenido en el otro, salvo que Milesi y el camporismo se animen a convivir solidariamente. Mientras tanto, Galli, con un contexto pandémico atenuado, sigue tranquilo hacia otro mandato hasta 2027.

Pero, en estos días el titular de la Región Sanitaria Novena, Ramiro Borzi, cargó contra lo que consideró una escasa cantidad de testeos y reclamó que se los triplicara, una expresión que no acompañó nadie de su propio espacio y solo recibió una chicana de Gastón Acosta, quien aprovechó el tuit para facturarle la pérdida de unas trescientas vacunas.

Finalmente, luego del nombramiento de Miguel Betilli como director del transporte de cargas, ¿cuál será la función de Federico Aguilera?.