Por Juan Manuel Benites

Ni bien ponemos un pie en tierra correntina sentimos algo distinto, que nos cautiva, que nos seduce, que nos fascina, …y rápidamente algún lugareño nos explicará el motivo: “Corrientes tiene payé”

Payé significa -en lengua guaraní- encanto, magia, atracción. Y Corrientes lo tiene de sobra en cada ranchito, en cada gaucho que pasa y en cada estero con irupé.

El encanto enamora, atrae, embellece, invita, une y motiva. El encanto es una cualidad subliminal que flota sobre quien lo ofrece, que nos embriaga y nos invita a compartir. No se mide en números, ni se compra con dinero, simplemente se posee. 

Como todo relato debe tener un inicio, pondré el del mío a comienzos del siglo XX, cuando nuestros ancestros migraban al país desde diversos lugares, pero principalmente desde Italia y España. La Argentina tenía payé y todos bregaban por compartir su destino de grandeza.

Hacia el año 1900 el PBI per cápita de nuestro país era de 4583 dólares, mientras que el de España apenas llegaba a 2676 y el de Italia a 3264. Esos números, más el encanto que ofrecía la Argentina por su riqueza y su pujanza, pagaba con creces el sacrificio del desarraigo y el desafío de un nuevo inicio allende los mares.

Estados Unidos de Norteamérica, el otro destino de muchas migraciones, contaba con un PBI per cápita de 8038 dólares.

Ciento veintitrés años después -o sea ahora- los números hablan de éxitos y fracasos: Argentina 13710, España 31220, Italia 36810 y el claro ganador, Estados Unidos, 80030 dólares/cápita (datos del FMI 2023)

Y lo mas doloroso es que la Argentina no solo resignó oportunidades y dinero, sino que se quedó sin payé. Ya no seduce, ni invita, …mas vale enoja y expulsa. Perder el encanto es perder la ilusión, y sin ilusión no hay progreso.

Pero el camino al éxito no es una función lineal, conlleva sufrimientos y gozos, y quiero resumir acá el derrotero del más exitoso -Estados Unidos- para insuflar un halito de aliento al perdidoso -nosotros mismos- y así atrevernos a intentar.

Sigan este hilo -imperfecto por lo resumido- de la historia reciente norteamericana:

Estados Unidos combatió en la Primera Guerra Mundial en los 10’, bailó al ritmo del Charleston durante los 20’, cayó en la Gran Crisis en 1929 y sufrió hambre y miseria durante los 30’, participó de la Segunda Guerra Mundial en los 40’, perdió la guerra de Corea en los 50’, …y la década del 60 fue una vorágine de episodios, casi todos frustrantes, que merece la pena analizar porque pueden ser la clave de nuestra propia resurrección. 

El 20 de Enero de 1961 sube al poder John F. Kennedy, presidente carismático, ejecutivo, dotado del glamour de una bella familia, y dispuesto a encarar cambios fundamentales para el destino de su país. Pero es asesinado el 22 de Noviembre de 1963, antes de cumplir dos años de gestión.

Sin Payé no hay Paraíso

El año anterior a su muerte, precisamente el 12 de Septiembre de 1962, el Presidente Kennedy había dado un famoso discurso en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), donde aseguró que: “…antes de que concluya la década en curso (la de los 60), los norteamericanos pondrán un pie en la Luna…” ,  y agregó: “…No lo haremos porque sea fácil, sino precisamente porque es muy difícil…”

Vale recordar que por esa época los Estados Unidos estaban peleando una guerra imposible y desgastante en Vietnam, que Rusia representaba una tremenda amenaza con los misiles instalados en Cuba, que acababa de ocurrir el fiasco del desembarco en Bahía de los Cochinos, y que en el plano interno el Dr. Martin Luther King llevaba adelante una fuerte oposición a la guerra y a la segregación étnica, y que pronunciaba el famoso discurso inmortalizado por la frase “…I have a dream…” que lo condujo al Premio Nobel. 

La NASA encaraba con enorme empeño y suerte diversa (el Apolo 1 se había incendiado matando a tres astronautas) la carrera espacial que hasta ese momento Rusia lideraba con comodidad.

Rusia había lanzado el Sputnik en 1957, puesto el primer hombre y la primer mujer en el espacio, había circunnavegado la Luna y había efectuado la primer caminata espacial. O sea casi todo

Sin Payé no hay Paraíso

Las bolsas con cadáveres provenientes de Vietnam eran cada vez más numerosas y la resistencia de la juventud local a seguir guerreando se hacía notoriamente más fuerte (Muhammad Alí se niega a ir a la guerra en 1967). 

Para colmo de males el 4 de Abril de 1968 en Memphis (Tennessee) es asesinado Martin Luther King, y poco después, el 5 de Junio de 1968, ocurre lo propio con el Senador Robert Kennedy.

Con la Guerra Fría en su apogeo la amenaza nuclear no dejaba dormir a nadie y sin embargo, en medio de ese lío -tremendo lío convengamos- un episodio único e irrepetible hizo vibrar el corazón de los norteamericanos y los señaló hacia delante como la primera potencia de la Tierra.

El 16 de Julio de 1969 un millón de norteamericanos partieron para el Estado de La Florida, se congregaron en las playas de arena cercanas a Cabo Cañaveral, sobre la Ruta US1 y en cuanto otro rincón pudieron, luego sacaron sus carpas, sus heladeras portátiles, sus mantas y sus larga vistas y se pusieron a mirar al cielo.

Otros hicieron lo propio desde unos tres mil barcos de todo tipo y color que anclaron en los ríos Banana e Indian, vecinos al Cabo. 

Seis mil invitados especiales, diez y ocho mil periodistas, 30 senadores, 205 Congresistas, 19 Gobernadores y hasta un ex Presidente y su esposa, se prepararon para el evento que vendría. Y en el resto del mundo cientos de millones de personas se sentaron frente al televisor.

¡Eso era épica y orgullo nacional!

Y ese 16 de Julio de 1969 el cohete Saturno –en la misión llamada Apolo 11- partió dejando una impresionante columna de fuego en su cola y llevando en su módulo Columbia a tres astronautas con la misión de bajar en la Luna, ver de qué se trataba, y regresar a la Tierra sanos y salvos. 

Los astronautas eran Armstrong, Aldrin y Collins, y cuatro días después el primero de ellos puso por primera vez un pie en la superficie de nuestro satélite.

¡La promesa del asesinado Presidente Kennedy se había cumplido poco antes de la fecha estipulada!

A partir de ese momento Estados Unidos fue consolidando su liderazgo, y cuando finalmente la Unión Soviética se desintegró luego de la caída del muro de Berlín -el 9 de Noviembre de 1989- los norteamericanos pudieron sentirse los líderes indiscutidos de este Planeta Tierra.

Hasta aquí una historia de éxito que demuestra que se puede absorber los golpes y resurgir. Y que vale la pena dar la pelea porque la recompensa es el bienestar de nuestros hijos y la grandeza de la patria.

No haré referencia a la incomprensible sucesión de errores que cometió la Argentina durante los 123 años bajo análisis, pero a la vista de los resultados es imperioso cambiar. 

La Argentina tiene argumentos para resurgir, solo es cuestión de recuperar el encanto y ponernos a trabajar. Evitar las mieles de los atajos y la ilusión de que es necesario terminar de romper para luego resurgir de las cenizas. Se puede resurgir sin incendio, al fin y al cabo el ave Fénix no es mas que un mito, y los mitos son solo creaciones de nuestra mente que buscan confortar, pero que no levantan paredes ni dan de comer.

Asusta ver que muchos jóvenes que no han escuchado los cuentos de hambrunas y desarraigos, de ropas zurcidas y zapatos con agujeros, de dolor y soledad, de conventillos y pobreza, crean que esos eventos aciagos de sus ancestros migrantes no pueden volver. Y sin embargo -si bien en un formato diferente- esos tiempos están amenazadoramente cerca.

Transitamos un momento bisagra de nuestra historia, y si persistimos en elegir mal (y van…) sucumbiremos a la mediocridad eterna. Pero si acertamos el rumbo el futuro nos depara campos verdes y vacas gordas. Solo necesitamos recobrar el payé.

Vamos a por ello!