Sobre las fumigaciones de cultivos y las asociaciones ambientalistas
Se habla continuamente de prohibir las pulverizaciones, se legisló al respecto en la provincia de Córdoba una medida que en la práctica no pudo efectivizarse, sencillamente porque no hay otro método conocido de detener el avance de las malezas ni el ataque de insectos u hongos perjudiciales.
Estados Unidos, El Salvador, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Brasil, Bolivia, Colombia, son todos países donde las fumigaciones efectuadas en forma adecuada y responsable cumplen su función específica sin dañar el medio ambiente.
En las décadas del 50 y el 60 se produjeron ataques intensivos de langosta y en ese tiempo se usaban agroquímicos fosforados DDT, Dieldrin, Parathion, verdaderamente demoledores para las plagas y para la gente en contacto con los mismos. Se comprobó inclusive que éstos se adherían a las grasas de los animales que comían en pasturas contaminadas con estos productos.
Los agroquímicos actuales han evolucionado y con un control adecuado en su aplicación y manipulación respetando las dosis indicadas por el fabricante o ingenieros agrónomos no ofrecen ningún riesgo para el medio ambiente ni para la salud humana, a menos que se expongan de una manera fortuita o deliberada al contacto inadecuado con los mismos.
Los agroquímicos son productos muy controlados, muy específicos y muy selectivos: matan el yuyo y el insecto pero no contaminan la planta. Ejemplos: el trigo se fumiga una o dos veces con herbicidas sin contar que aparezca isoca cortadora de tallo, pulgón o cualquier otro insecto y se rocía con insecticida selectivo; la soja desde el barbecho hasta la cosecha ha recibido cuatro aplicaciones como mínimo sin contar que al agroquímico, se le agrega además coadyugante de gota y en algún caso activador de crecimiento; la caña de azúcar se fumiga con herbicida y madurante de hoja; el poroto, la banana, el girasol, el arroz, el tabaco, el maní. Si estos agroquímicos no fueran inocuos estaría toda la población seriamente afectada ya que todos estos productos llegan a nuestras mesas en forma natural o industrializada. Vuelvo a repetir, todo pasa por la aplicación seria y responsable de quien realiza estas tareas, pilotos de aviones fumigadores, me incluyo, o personal a cargo de pulverizadores terrestres.
Ahora bien, en dos cosas se está fallando: 1) por negligencia, desconocimiento o falta de controles de autoridad competente es común al sobrevolar lotes tratados ver la acumulación de envases descartados en los campos cerca de aguadas o molinos, o bien en las bases operativas de las empresas aéreas. Estos envases son retirados por gente que con fines comerciales les da otro uso y se pierde el control de los mismos. El propietario del campo o las empresas a cargo del trabajo deberían quemarlos en el mismo lugar.
2) Principalmente en las provincias de Córdoba y Santa Fe se siembra soja en superficies linderas a los pueblos. En ese caso para evitar el olor o el desplazamiento del agroquímico habría que sugerirle al colono o prohibirle que destine esas tierras para esos fines, y en las escuelitas de campo alejadas del radio urbano fumigar los días que los alumnos no concurren a clase; el producto aplicado es absorbido por las plantas y en cuestión de pocas horas no quedan olor ni emanaciones perjudiciales.
Las pulverizaciones de cultivos son necesarias e inevitables, todo está en la responsabilidad de quien realiza la tarea y en los controles estrictos de los organismos competentes.
Es tan irreal pensar que por un Decreto o una Ley de legisladores voluntaristas se pierdan años de investigaciones, se cierren grandes laboratorios, se dejen de fabricar aviones específicos, pulverizadores terrestres, banderilleros satelitales, implementos, repuestos, envases, sin contar la merma de trabajo de agronomías e ingenieros agrónomos.
Y para terminar un ejemplo concreto en un lote enmalezado de 500 hectáreas, extensión muy habitual en la provincia de Salta. ¿Cómo hace el chacarero para controlar la invasión de yuyos? Pone a 600 operarios a razón de uno por hectárea para escardillar a mano y luego vende la soja para pagar los salarios de esta gente o contrata los servicios de empresas aéreas o terrestres que en unas horas le solucionaron el problema sin contaminar ni ocasionar alteraciones en el medio ambiente. Todos vemos el problema de las cosas, la cuestión sería encontrarle la solución sin perjudicar a nadie.
Silvio Juan Bayle
LE 5.514.392