Terminaron ayer las 48 horas de protesta de los maestros bonaerenses y en General La Madrid si bien la adhesión fue menor a otras ocasiones, la medida de fuerza se hizo sentir en todos los establecimientos educativos del distrito. Ahora se abre un compás de espera para conocer cuál es el futuro de la negociación con el gobierno provincial que hasta este momento no ha dado frutos. Los docentes admiten su "bronca e incertidumbre".

La huelga comenzó el miércoles y finalizó el jueves y promedió, según las estimaciones de la FEB y Suteba, un 60 por ciento en cada una de las jornadas.

El impacto más importante se dio en el nivel inicial donde prácticamente no hubo actividad ninguno de los dos días; también en las escuelas primarias y secundarias se podía observar los efectos del paro.

Esta Agencia dialogó con maestros y profesores que están en actividad y con jubilados, y los testimonios son coincidentes: el enojo con el gobierno de María Eugenia Vidal "porque han pasado nueve meses y no hay respuestas". La "bronca es grande" admiten pero en algunos casos "hay desesperanza" porque "no sabemos qué es lo que pretenden". El fastidio es evidente porque las amenazas de descuentos por los días de paro "hacen mella en la lucha".

El enojo -sostienen- no solo es por lo salarial sino porque "se está desatendiendo la educación pública con los problemas en infraestructura y la falta de respuesta a los reclamos.

Repudio

Desde el bloque PJ-FPV-UC se emitió un comunicado de prensa "manifestando el profundo repudio ante el hecho por el cual una docente del CEC N° 801 de Moreno fue secuestrada, golpeada e introducida en el baúl de un auto donde tres personas que la atacaron le escribieron en el abdomen con un punzón "Ollas no".

La leyenda alude al trabajo que vienen realizando las docentes del CEC para dar de comer a los alumnos y realizar clases al aire libre en las plazas del barrio porque los colegios de la zona están cerrados, tienen el gas cortado, sufren derrumbes de los pozos y rajaduras estructurales, entre otras cosas.

Recibían por parte del gobierno una vianda fría: un sándwich de jamón y queso y una fruta. Pero los docentes consideraron que los chicos necesitaban comer bien y armaron una olla popular con donaciones de maestros, familiares, comerciantes y organizaciones (ATE y Suteba).

Antes del secuestro de la docente, en la escuela se habían recibido amenazas de muerte, una de ellas señalando que los educadores que participaban de las actividades iban a aparecer en el cementerio de Moreno.

"Consideramos que se trata de un hecho gravísimo ocurrido en democracia, que además reafirma la desidia por parte del Estado en relación a la educación pública", culmina el comunicado del PJ lamatritense.