¿Cómo puedo detectar si duermo con un manipulador? ¿Es mi modelo de pareja el más adecuado? ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en mi relación? Mila Cahue es psicóloga de parejas en el Centro de Psicología Álava-Reyes y con su libro "Amor del bueno" inaugura la colección "Tu vida en positivo", que engloba una serie en la que diferentes expertos ofrecen consejos para ser más felices.

Las alternativas en las relaciones de pareja son muchas y, en ocasiones, no sabemos qué camino tomar. Es cierto que la idea del amor es confusa, pero tenemos que saber que es un traje a medida y que no existen pautas universales.

"Los modelos que cuento en el libro no son todos los que existen, pero el objetivo es generar alternativas. No es que el tradicional sea malo, pero no tiene por qué ser el único", señala la autora.

Hoy en día, lo que se está intentando es generar distintos tipos de parejas, formas de convivir, maneras de plantearse la relación y de abordar el amor.

En un principio, es difícil distinguir si estamos o no con un manipulador, ya que son estos los grandes profesionales de la mentira y del engaño. La primera fase de enamoramiento no es la ideal para detectarlo. Sin embargo, sí se puede hacer cuando la relación va avanzando y se puede comprobar si lo que dice y después hace coincide, si lo que promete es lo mismo que después cumple.

"Disfrazan las mentiras y se encargan de manipular de manera profesional el componente afectivo de la relación para que su pareja tolere todo lo que haga", remarca la especialista.

Mila Cahue da algunas pistas con las que se puede saber si una persona tiene o no el don de la manipulación:

- Tiene bastante apuro a la hora de adquirir un compromiso.

- Hay cosas que no están muy claras, ya sea en sus amistades o en su trabajo. Al principio no se puede saber con certeza y ellos construyen un escenario muy creíble, pero con el paso del tiempo se descubre que es una farsa.

- El problema de los que tienen estas características es que se convierten en la pareja ideal, es decir, tienen una gran capacidad para ver lo que la otra persona quiere y "se transforman" en la persona perfecta.

El problema en estos casos, apunta la psicóloga, es que cuesta renunciar a la supuesta "pareja ideal", y es complicado asumir que lo vivido junto a esa persona no fue más que una farsa.

Las nuevas tecnologías son solo un instrumento, pero no la base en la que se asienta la relación. Y, como sucede con todos los instrumentos, podemos utilizarlos para bien o para mal. "Ahora mismo, la gran parte de las infidelidades tienen como soporte las nuevas tecnologías. Casi nadie te dice: "encontré la factura de un hotel en su cartera", sino que se descubren por mensajes en el celular o mensajes sospechosos.

Hoy en día, las comunicaciones son tan inmediatas que hacen que los "vigiladores" tengan dinámicas de control con su pareja.

Detrás de cada "cuánto te quiero" está un "con quién estás o qué estás haciendo". Sin embargo, un buen uso puede llegar a potenciar mucho las relaciones, porque es muy fácil llegar a acuerdos rápidos o sorprender de alguna forma. "Si se tiene imaginación, las nuevas tecnologías pueden afianzar mucho una relación", dice Mila Cahue.

Para tener una buena relación, conocerse a uno mismo es esencial, así como saber lo que uno quiere y qué es lo que lo hace feliz. "Cuando se está con una persona precisamos capacidad de analizarla, conocer qué es lo que la hace feliz y saber si es capaz de hacernos felices", explica Cahue.

La clave está en que los dos miembros de la pareja se sientan queridos mutuamente. Además, la comunicación y el sentido del humor son dos aspectos que deben estar presentes en todo momento para no caer en el abismo del aburrimiento.

El amor del bueno no tiene nada que ver con el sufrimiento, sino que cuando alguien experimenta una buena relación de amor o está siendo bien amado, es una persona que está creciendo, que se siente plena y satisfecha.

DIB