El primer debate presidencial en Argentina fue un evento en el que los cinco candidatos participantes mostraron conformidad con el desempeño de sus respectivos representantes. Sin embargo, las primeras impresiones destacaron a Sergio Massa como el candidato que salió "airoso" de los intensos cruces sobre temas económicos, mientras que a Javier Milei se le reconoció por evitar quedar como "un loquito".

El debate, organizado por la Cámara Nacional Electoral, estuvo marcado por la aplicación del botón rojo para solicitar réplicas y los comentarios fuera de micrófono de los candidatos, que no fueron captados por la transmisión televisiva pero sí por los periodistas presentes en el lugar. En el centro de convenciones Forum de Santiago del Estero, donde se llevó a cabo el debate, casi 300 personas se mantuvieron en silencio durante más de dos horas, sin aplausos ni gritos que interrumpieran las exposiciones.

En cuanto al detrás de escena, los asesores y los invitados de cada candidato no ocuparon un solo sector del salón, sino que se fueron sentando en pequeños grupos mezclados. Solo en la primera fila se respetó un lugar para cada sector político. Durante el debate, hubo gestos de cruces entre los diferentes sectores, pero no derivaron en enfrentamientos.

El momento más tenso fue el bloque de preguntas cruzadas entre los candidatos, pero el tono casi agresivo de los cruces y las réplicas no se reflejó en el detrás de escena, que siempre respetó las normas establecidas. Sin embargo, hubo cierta confusión con respecto al uso de los botones rojos para solicitar réplicas, ya que varios asesores pensaron que eran cinco por cada tema en discusión, cuando en realidad eran cinco en total. Esto llevó a que la mayoría de los candidatos agotaran casi todos sus derechos a réplica antes de que se aclarara la situación.

El detrás de escena: Massa salió "airoso" del cruce económico y Milei evitó quedar como "loquito"

A pesar de algunos momentos de tensión, el clima entre los asesores e invitados se mantuvo cordial y hubo intercambio de bromas entre los diferentes espacios políticos. La excepción fue el equipo de la LLA, que se mantuvo distante del resto. En los cortes del debate, los candidatos se retiraron a dialogar con sus asesores en los camarines, mientras que los invitados compartieron un refrigerio y charlaron con normalidad.

Al finalizar, todos los candidatos se mostraron satisfechos y destacaron la importancia del debate en el marco de los 40 años de democracia en Argentina. Cada uno intentó promover su interpretación de lo ocurrido, aunque también reconocieron los méritos de sus rivales.

En resumen, el primer debate presidencial en Argentina fue un evento marcado por la cordialidad entre los asesores e invitados, a pesar de algunos momentos de tensión. Los candidatos se mostraron conformes con el desempeño de sus representantes y destacaron la importancia del debate en el proceso democrático del país.