Rodrigo Fernández

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Según la Real Academia Española la palabra "domar" viene del latin domare y significa sujetar, amansar y hacer dócil al animal a fuerza de ejercicio y enseñanza. Pero según el diccionario de Cristian Vivas hay que trabajar junto al animal y respetarlo, darle el tiempo necesario para que se acostumbre y tener mucha paciencia. Esa es la fórmula que utiliza el jinete olavarriense que supo ganarse de a poco un lugar en el ámbito de los festivales de doma. Hasta que un accidente lo hizo recapacitar sobre los riesgos no ya para él sino tambien para su familia y decidió bajarse del caballo.

Pero antes ya había conseguido un lugar importante en el Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María.

Sobre el lomo de un animal

Cristian Vivas atiende el teléfono y de fondo se escuchan varios perros que no paran de ladrar. Pero él no pierde el tono tranquilo y pausado con el que arranca la entrevista. Cuando sus mascotas dejan de enfrentarse su voz llega más clara y de a poco comeinza a contar cómo llegó a subirse al lomo de un animal y por qué eso se volvió una pasión que aún hoy no puede explicar.

A poco de cumplir 40 años recuerda que fue su padre quien lo lanzó a montar pero "desde que tenia 8 años y ya andaba arriba de las ovejas, de los terneros". Era el algo natural para el jinete nacido en Pourtalé ya que tanto su padre como sus hermanos tambien montaban y además era domadores.

"No sé cómo explicarlo" admite cuando se le consulta acerca de las sensaciones que lo llevaron a convertirse en un destacado jinete y sólo atina a decir que "era una satisfacción que encontraba".

"Es algo inexplicable" agrega y pone como ejemplo que en "cualquier deporte que hagas, en el algun momento sentís algo que te llena".

"A mí me gustaba o será que desde chiquito lo llevaba en la sangre y se fue dando" comenta y luego recuerda a su padre arriba de un animal para domar y fue entonces que despertó algo en el niño Cristian que hizo que le empezara a atraer.

"Mi viejo me empezó a enseñar y después te vas haciendo de experiencia y vas aprendiendo", explica. Su primera vez en un festival de doma fue cuando tenía 15 años. "Fue en la Estación Durañona", cuenta y recuerda que "anduve, por lo menos no me caí".

Muchos años despues ese adolescente que confiaba en no caerse conseguió convertirse en subcampeón argentino en la categoría basto con encimera lisa, en la 43ª edición del Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María, su segunda participación en la ciudad cordobesa.

En el debut había conseguido un quinto lugar en gurupa sureña y fue campeón por equipos con Provincia de Buenos Aires. A su regreso a la ciudad fue recibido por el entonces intendente Helios Eseverri y su nombre comenzaba a sonar fuerte en todo el país.

La lesión que lo dejó afuera

El entrenamiento de Cristian Vivas resultó bastante simple: vida sana. Pero enseguida aclara que "siempre fui de tener buena salud. No tomo, no fumo y era raro que fuera mal dormido a una doma". Luego en la semana salía a correr después de trabajar todo el día: "capaz que me hacía uno o dos kilómetros", comenta y afirma que "así me sentía bien".

Por lo tanto, no tenía ninguna técnica especial o dieta distinta sino "sólo vida sana y ejercicios"

Si bien cuenta que lesiones de huesos no tuvo durante toda su carrera, la última vez que se accidentó tomó conciencia de los riesgos que corría. Fue lo que lo dejó fuera del circuito de las domas.

La caída ocurrió en la ciudad de Laprida y Cristian recuerda que tuvo un fuerte golpe en la cabeza y "se me declaro un tumor a causa del impacto". Luego fueron 21 días en Terapia Intensiva.

"Me tuvieron en Laprida una noche, después me trajeron a Olavarría. Cuando llegué acá le dijeron a mi papá y mi esposa ´preparensé porque éste de esta noche no pasa´.Pero gracias a Dios, a los dos meses del accidente volví a trabajar" dice y añade que "uno por ahí es duro y otra es la conducta que uno lleva".

Así se lo hicieron saber los médicos que le explicaron que en su milagrosa y rápida recuperación mucho tuvo que ver la vida sana que llevaba.

De aquellos días sólo recuerda "cosas borrosas. Me acuerdo que la veía a mi esposa Valeria pero nada más". Luego de 21 días volvió a su casa y como un bebé que recién comienza a caminar iba agarrándose de todas las cosas que encontraba a su paso. "Fue horrible", reconoce y cuenta que en aquel momento su hija mayor, Aldana, tenía 7 años, y "entendía todo. Salía a caminar con ella que me llevaba de la mano, me iba teniendo la nena".

"Creo que hoy en día si hubiese continuado, la más chiquita estaría prendida", afirma y cuenta que Mailén ya desde los 4 años andaba a caballo. Hoy tiene 9 y era un bebé de pocos meses cuando su papá se accidentó.

"A mi nadie me dijo que dejara, dejé por cuenta mía". manifiesta y comenta que "al año de haber tenido el accidente volví a montar y participé de dos domas. En una cobré un premio inclusive" pero al otro domingo "fui a otra y me dije ´no subo más´".

Cuando decidió volver a montar primero habló con su familia y luego con sus patrones, que lo habian acompañado luego del accidnete, y les aseguró que se subiria al caballo por dos fesivales de doma. Desde ambos lados volvió a recibir todo el apoyo y asi partió a Púan, donde se realiza la Fiesta de la Cebada Cervecera, y despues hacia "Las encadenadas", en la laguna de Pigué.

Ahora explica que la decisión de no participar mas de una jineteada fue "lo mejor para mi familia".

"Era un beneficio económico pero a la vez me estaba dando una satisfaccion yo, sin medir los riesgos. Despues del accidnete me di cuenta. Me di cuenta también que no estaba solo" afirma y señala que también "tenia un trabajo que mantenia a mi familia y que me habian respondido muy bien". Para él seguir era como faltarle el respeto a todos". Afortunadamente ya no hay secuelas de un tumor en su cabeza, está completamente normal.