"La inmobiliaria comenzó en la calle General Paz, en la casa que hoy es de la familia Andreu. Era un garaje. Ahí comenzó Eseverri-Capuano. Creo que era el año 1968. Después construyeron este edificio (Vicente López casi Bolívar) y nos vinimos para acá, me parece que en 1972/73, donde estaba la firma tradicional Pedro Capuano y Helios Eseverri. Yo era chica y me la pasaba en esa oficina porque me gustaba la actividad. Venía y trataba de colaborar en la parte administrativa, por lo que me fui formando viendo cómo trabajaban ellos y lo bien que se llevaban, porque no es fácil llevar adelante una sociedad. Pero era hermoso verlos cómo se respetaban. Terminaba el horario de oficina y salían a ver amigos o conocidos, y así fue como fueron teniendo tantos clientes para hacer transacciones posteriormente". La que cuenta cómo fueron los primeros pasos de esa tradicional inmobiliaria olavarriense es Susana Capuano, la hija de "Perico" Capuano, quien con su gran amigo, el luego ex intendente municipal Helios Eseverri, conformaron una sociedad que fue más allá de lo comercial ya que también fueron entrañables amigos. Inclusive, ese respeto mutuo, esa fuerte amistad, llegó hasta el campo político.

"Acá se veía toda la organización política, todas las reuniones, que ahora una lo ve con cierta nostalgia. Para poder sostenerse entre los amigos compraban manzanas y luego las remataban, y así iban teniendo trabajo, vendían en cuotas, y los amigos iban ganando de acuerdo con lo que vendían. Pero lo que más me quedó marcado entre mi papá y don Helios fue la honestidad con la que trabajaban y se trataban. Era admirable realmente. Eran sólo ellos dos, porque ahí no entraba la familia, no entraban las esposas, no entraba nadie. Ellos llebaban adelante la empresa. A fin de mes se hacía un replanteo de las entradas, se pagaba hasta el último centavo de lo que se había gastado, y luego de ahí si quedaba dinero se repartía. Es decir, mamé la honestidad con la que trabajó mi papá conjuntamente con Eseverri. Pero si hay algo que me quedó de mi padre fue eso, la capacidad de trabajo que tuvo, las ganas de salir adelante, porque él venía de una familia muy pobre, pero era para destacar su dedicación para formar una familia y formarnos como personas de bien. Por eso digo que a pesar de que hace dos años que ya no está, lo sentimos y extrañamos muchísimo porque era un padre muy presente", recuerda Susana.

Cuando comenzó a colaborar en la inmobiliaria Susana tenía "ocho o nueve años. A veces hasta me mandaban a buscar a la escuela, con un empleado que tenían en la oficina, para traerme. No fue siempre, claro. Pero fue esa etapa que recuerdo que fue tan linda. Luego fui creciendo, vino la adolescencia, estudié (primaria y secundaria en la Escuela de Rosario, y luego se recibió de profesora de Ciencias Naturales ya que estudió en el Instituto de Formación Docente), me casé (con Fernando Azzato). Hice mi carrera como docente durante 25 años, pero desde 1993 cuando saqué la matrícula de martillera pública estuve en la inmobiliaria con mi papá y con mi marido. Obtuve la matrícula en Azul, en la época en que se rendía libre, no era carrera universitaria como ahora. Pero ya estaba esto en marcha, la práctica la tenía y conocía el trabajo perfectamente" continuó diciendo Susana, mientras que en el escritorio aparecen muchas fotos: con su padre, obviamente, y también de Abril (2), su pequeña nieta (hija de Alfonsina, mientras que su otra hija es la reconocida ex deportista María de la Paz Azzato).

En cuanto a la situación del mercado, explicó que "con el marcado aumento del dólar, indudablemente incide y hace que la gente todavía esté dubitativa para hacer negocios. El que tiene dólares, los retiene para ver qué pasa, está expectante. Por el otro lado, el que tiene propiedades a la venta quiere seguir manteniendo ese precio en dólares que tenía hace un mes y eso es imposible, porque hay que multiplicar y dar un valor altísimo de cualquier propiedad. Es que si se hace la cuenta por metro cuadrado, es mucho más. Hay negocios que se están dando que no son de tanto monto que tiene que ver con ahorros que ha tenido la gente y lo quieren volcar a una propiedad, ya que la propiedad siempre da un reaseguro. Y por otro lado está aquel que dice que con este dinero quiere comprar un departamento en Buenos Aires o en La Plata porque se va un hijo a estudiar, y no tiene miedo de desprenderse de algo de acá porque lo va a llevar a otra propiedad".

"Pero no hay ventas de montos muy grandes -agregó Susana-; sí alquileres, ya que permanentemente se están alquilando departamentos, locales comerciales. Olavarría necesita casas, y ese es el tema. Porque si hablamos de departamentos, generalmente del tipo de construcción que se está dando en nuestra ciudad, son de un dormitorio. Obviamente, hay un sector que los busca porque hay chicos que se están independizando y también hay muchos estudiantes, porque hay mucha oferta académico y vienen de otras ciudades y ese tipo de departamentos son aprovechables. Pero una familia que necesite de dos o tres dormitorios, hay que caminar mucho para encontrarlos porque casas no hay. Ese es un déficit muy grande en Olavarría".

"Nosotros tenemos a la venta departamentos al pozo y hay de un dormitorio, de acuerdo a la zona y bien terminado, tienen un valor de 72 mil dólares mientras que uno de dos dormitorios, cuestan 110 mil dólares. Es una diferencia importante, y si se multiplica por pesos mucho más. Entonces no es redituable para una empresa hacer de dos dormitorios y con un proyecto distinto hacen mayor cantidad de departamentos de un dormitorios, mientras que la exigencia de cocheras es otro tema: hay que tener un 70 por ciento de cocheras, sino no lo habilita la Municipalidad. Creo que el déficit en Olavarría son las casas, de dos y tres dormitorios. Vienen cuatro o cinco personas diariamente a pedirlas, y por eso son tan buscadas las del barrio CECO porque son amplias y están bien construidas", terminó diciendo Susana Capuano.