"Vivir y caminar como hermanos, ése es un poco el desafío", dice el padre Estanislao Fariña, de la parroquia San Vicente de Paul y sus palabras transmiten paz. Y en sintonía con lo que pregona al Papa Francisco de no dejarse "cegar por el brillo de luces artificiales, de regalos y comidas" ni "mundanizar la Navidad", hace un llamamiento a dejar de lados los odios y la indiferencia y elegir el camino del amor.

Mientras las catequistas apuran el paso y los preparativos para el Pesebre Viviente, tratando de que no haya detalles librados al azar, el sacerdote pone pausa, llama a la reflexión, invita a repensarse en comunión con Dios. Desde esa parroquia que abraza a los barrios San Vicente, Nicolás Avellaneda, Los Robles. Los Municipales y hasta el campo. Apuntalando al Colegio José Manuel Estrada, con catequesis y alrededor de 70 chicos que cada año toman la comunión y luego la Confirmación. Con un grupo de jóvenes, con el que "empezamos hace cuatro años, muy lindo, con el desafío de mostrar que sea el lugar donde puedan crecer, hacerse preguntas y compartir. No como punto de llegada sino de partida", valora.

Hay un fuerte trabajo territorial, con hogares, en el barrio o en misión. Tienen un grupo de apoyo escolar en Nicolás Avellaneda y también de misión religiosa, brindando catequesis. Y en esta Navidad impulsan una campaña de pañales y una colecta de alimentos, además de reunirse en torno de los pesebres vivientes tanto en en la parroquia como en los barrios.

Duele la indiferencia

La comunidad cristiana vive con alegría la Navidad. "Me gusta mucho el lema que vivimos en la peregrinación juvenil a Luján que dice ´Madre, ayudanos a vivir como hermanos´ y el desafío es vivir y caminar como hermanos y lo que significa la identidad como Nación, que se está perdiendo, está en crisis, mirando lo que son nuestras raíces...", expone el padre Estanislao.

El sacerdote admite que "es fuerte asociar que la fe sea mi escalón para poder amar, mi lugar para poder amar. Una persona amada se encuentra con Dios. Eso es la religión" y parte de ese camino remite a "la expresión de ese amor, a poder amar mejor o a llegar a amar".

Ahora, ¿donde se encuentran esas expresión de fe? En los que viven el amor y encuentran su motivación en Dios, en aquellos que "participan, sea el viento que venga, y quieren encontrarse con Jesús porque es su fuente de amor, lo necesitan. Y es en todos los niveles sociales y lo expresan con su vida. Viviendo la fe abiertamente, en comunión, y expresándola en el amor", plantea el párroco.

Eso les da sentido a la vida, apoyándose en Dios, como sostén espiritual y como miembros de una Iglesia que los escucha, los atiende, los ve. Y eso es justamente lo que pregona el Papa Francisco, que la Iglesia debería estar abierta para cualquiera que lo necesite.

"Todo depende de cuan sediento de Dios está nuestro corazón. Si me tapé que con mis bienes mi lugar para Dios, estaré muy vacío de aquello que realmente me hace bien. Una persona más humilde está más cerca de poder llenarse en su fe. El Señor lo ha dicho, en situación de carencia nos acercamos a lo eterno y eso nos ayuda a valorar lo realmente importante", reflexiona al padre Estanislao.

¿Qué valores que hoy están en crisis y tiene la responsabilidad de rescatar la Iglesia hoy como comunidad? Asumir que "por la fe alcanzamos la posibilidad de una salvación eterna... eso está un poco en crisis. Uno puede alcanzar la eternidad y lo que hagas o no son los medios para lograrlo. En el día a día, mi relación de amistad con Dios puede crecer y fortalecerse como con un ser cercano para alcanzar esa salvación que empieza desde ahora. No con temor sino desde el amor y hay que luchar por eso", propone el sacerdote.

En ese peregrinar, el Papa Francisco habla de los jóvenes, "creyentes o no, que al final de una etapa de estudios muestran su deseo de ayudar a otros, de hacer algo por los que sufren. Esta es la fuerza de los jóvenes, la fuerza de todos ustedes, la que puede cambiar el mundo; esta es la revolución que puede desbaratar los grandes poderes de este mundo: la ´revolución´ del servicio".

"Los jóvenes tienen una fuerza especial, que moviliza y a veces tiene que ser canalizada hacia Dios. Y usar esa fuerza que puede seguir estando cuando no haya tanta fuerza", apunta el padre Estanislao.

Lo que resulta doloroso, genera impotencia y rebela es "la indiferencia. Eso es muy fuerte porque nos puede tocar todo el tiempo. Es como que no existís, es muy duro. Uno puede ser indiferente ante los carenciados, los enfermos, con los que están por nacer... Es muy fácil seguir aparentemente bien siendo indiferente", analiza al párroco.

Invitar a "un mejor amor"

El 2018 ha sido un año muy especial, muy movilizador para la Iglesia, en torno del proyecto de legalización del aborto y eso ha movilizado a toda la comunidad. Y eso puso en debate cuestiones espinosas. Ahora, ¿lo toman como un debate saludable, incómodo, como lo vivieron puertas adentro?

"En algún sentido, tratando de ver con buenos ojos, fue sumamente saludable. La Iglesia siempre amó la vida, las personas, las individualidades, tratando de seguir a Jesús, de crecer en el amor tanto al varón como la mujer, con la figura masculina y la femenina", señala al padre de San Vicente.

En la misma línea, expone que "Jesús era un avanzado en ese sentido y en el valor de la persona, la síntesis acababa y completa está en Jesús que aprecia plenamente a la mujer y al varón, y en esa línea aprecia al que está iniciándose y acaba de ser concebido".

De todas maneras, este debate movió y conmovió a toda la comunidad católica, donde también hubo posturas disímiles, ante lo que el padre de San Vicente responde que "están confundidas las luchas. Nos dividió y cuando unos no están defendiendo lo importante, que es la mujer y otros donde lo importante que es el niño que se está gestando. Es muy simple darse cuenta que desde el inicio somos concebidos en la fecundación. Y debemos esforzarnos en lo que impida un desarreglo sobre eso. Muchas veces las cosas que propone la Iglesia suenan fuera de época pero no nos incomoda porque es una invitación a un mejor amor, a amores mejores. No niega lo que hay de ahí para abajo pero invita a un amor mejor".

Por eso, invita a "perdonarse, a aceptarse" que es muy difícil pero cuando "uno está con odio no perdona, cuando uno se acepta, no acepta al otro tampoco" y la Iglesia es un espacio en el que "todos pueden participar".

La llave es el amor pero "no como punto de llegada y es crecer en ese amor. Dios nos ayuda a caminar en la verdad. Nuestra fe va muy de la mano y siempre nos ayuda a hacer un paso hacia lo absoluto", sostiene el párroco.

A modo de reflexión final, el padre Estanislao abraza con alegría esta Navidad. "Si en medio de ese caos, oscuridad, ese absoluto se hace persona humana para caminar con nosotros, para el mientras tanto, para poder llegar a esa meta, que es Jesús".

Un Jesús que "tuvo incertidumbres, en su familia también hubo desapego, desarraigo, esclavitudes, pero lo digo en los bautismos ejemplificando con María: no sabia bien que le pasaba, pero fue una mujer de esperanza... Dios nos va sacando, en Dios vamos saliendo y eso es muy lindo. Dios nos da plena libertad pero también por seguir a Dios uno nunca deja de desarrollarse en lo que es, cuando uno esta siguiéndolo, acertando, abriendo las puertas de la luz, El nos plenifica. Somos mucho mas, logramos Ser" porque "la vida es un misterio que plenifica a las personas".