En una charla abierta, los directivos del Sindicato Obrero y Empleados Ceramistas de Olavarría (Soeco) contaron cómo está esta entidad, la actualidad de los trabajadores y el futuro, en un análisis global del país de cara al futuro, que está envuelto en serios problemas. Aún así, siempre mantienen la esperanza de mejorar pero sin perder la lucha por defender los valores y los derechos conseguidos, por lo que hoy se reunirán en un almuerzo -dirigentes, delegados y trabajadores afiliados- que se llevará a cabo en el predio de La Candela. Esto fue lo que dijeron:

¿En el presente, cómo está la situación del Sindicato y del sector?

Hoy nuestra situación está como todos en general. La industria se ha venido abajo por la falta de un mercado interno que no funciona. Desgraciadamente, este mercado en la Argentina en lo que respecta de la industria bajó cerca del 50 por ciento. Todas las industrias están con una capacidad instalada entre un 50 y un 60 por ciento, por lo que este es el tema. También se está planteando desde el Gobierno una política para ver cómo se puede enfrentar el tema fundamental que es la competencia con Brasil, es decir cómo podemos pelear el mercado pero para eso necesita baja de salario, menos personal y más tecnología, que es lo que está haciendo en forma brutal este gobierno de Macri. Se podría haber hecho de una manera distinta a lo que la había hecho el kirchnerismo, pero lo cierto es que este gobierno nos está matando desde ese punto de vista. ¿El salario en Brasil es de 600 dólares y el de Argentina 1.200 o 1.300 dólares?, y entonces no se puede competir, por lo que la estrategia que hizo esta gente de cambiar las empresas o a los trabajadores que habían tenido mucha lucha y que habían sacado hasta 150 por ciento de los básicos convencionales pasaron algunos a tener básicos convencionales, menos salarios, mayor productividad y -por supuesto- la posibilidad de competir con Brasil. Pero todavía falta el problema de la recesión que va a venir el próximo año y que será durísimo, que será una tendencia de la baja del salario. Este es el tema fundamental y el problema que se instalará a nivel nacional en la política argentina.

¿Cómo se preparan los sindicatos para afrontar ese problema?

Tenemos un convenio, como muchos gremios, desde 1975. Ese convenio no dice ni un ápice sobre la tecnología. Y cuando te encontrás con un convenio así, con incorporaciones tecnológicas de 2017 o 2018, entonces los gremios o cada una de las filiales tienen que bancar la situación como pueda. Ese gremio no tiene posibilidades de decir que se puede respetar algo que no está escrito. Tampoco está escrito en la ley. Porque desgraciadamente la ley también es vieja. Lo que me parece es que hay que empezar a analizar cómo enfrentar la incorporación tecnológica, ya que en la industria no hay gremios que te digan cómo se enfrenta eso. Hay un montón de cosas que se pueden hacer, también que hicimos hace cinco años. Nosotros tratamos de sociabilizar el gremio. Pero al intentar sociabilizar el gremio nos quedamos con mucha gente y con poca producción, por lo que sociabilizar el gremio era pelear por los puestos de trabajo, por la operatividad, por la determinación de tareas, por la turnística, un montón de cosas que hay que insertar dentro de eso y a partir de ahí se frena la incorporación tecnológica porque así se determinan tareas. Porque si antes un obrero hacía una cosa y ahora triplica la cantidad de tareas, es diferente. Eso es lo que le está pasando a la industria en general. Por otro lado, Brasil -que hay que mirar porque también tenemos industria de exportación- está en la mira. Y si se tiene una política, como tenemos nosotros, de una industria que juega en el mercado interno con problemas serios, todo se complica.

Ya no se venden tantas tejas como antes...

Así es. La industria de las tejas está quedando marginada ya que ahora se plantea la casa cuadrada y con otro tipo de techo y entonces la teja no funciona. Antes se comercializaban 38 mil toneladas entre Cerro Negro y Losa y hoy están entre 1.500 y 3 mil toneladas. Este es un tema que tiene posibilidad de exterminio. También el ladrillo tiene mucha competencia, más allá de que se está vendiendo muy bien en Olavarría. Lo que sí, tenemos problemas con un mercado cada vez más recesivo y el próximo año estaremos más complicados, ya que la recesión hace que se pare el mercado y eso lleva a que haya menos trabajo, mayor productividad, menos salario, menos compra en los comercios. Así, la actividad se frena.

¿Respecto del último conflicto con las empresas Cerro Negro y Losa, además de la Federación, cómo están ahora?

El conflicto con Cerro Negro está así: la realidad del problema fue el despido de cinco compañeros, pero hemos estado haciendo un trabajo de defensa durante dos años. En la actividad nuestra hay 2.470 trabajadores a nivel nacional y se han ido alrededor de 700, lo que es una locura, y que se hayan ido cinco con varios que hicieron acuerdos para irse antes no es una gravedad. Hasta hoy se fueron los que querían irse. Más adelante, no se sabe lo que va a pasar. Si sigue la recesión no va a ser un problema de Cerro Negro sino de todo el país, lamentablemente. Hay una política de gobierno que está pulverizando la industria.

Y con la Federación tenemos los problemas que tenemos, más allá de que ellos cuestionen los acuerdos que podamos hacer. Pero esos acuerdos fueron hechos a partir de asambleas realizadas con los mismos trabajadores, y eso está claro. La Federación está en contra de la asamblea, pero lo que se hizo fue preservar y defender con una fuente de trabajo en Olavarría. Esto es un tema no solamente de los trabajadores, sino de la comunidad. Porque acá debería estar presente el Intendente defendiendo esto. No pasa solamente por el Sindicato o por el gremio que son los trabajadores, sino que pasa porque no se pierdan 25 millones de pesos en el mercado de Olavarría y que se lleven la industria o el trabajo a otro lado. Ese era el motivo y lo que podía pasar. Si se tiene un salario promedio que es el doble de lo que ofrecen los mismos dirigentes sindicales, además de terrenos sin pagar impuestos por diez años -lo que no es menor- y que quieren bajar los salarios a la mitad, entonces hay que salir a defender a los trabajadores como sea.