cbilbao@elpopular.com.ar - kgaston@elpopular.com.ar

"Laura era muy tozuda, de llevar las cosas a fondo, de llegar al hueso. Cuando le propuse ‘salgamos del país un tiempo, Lauri, y después volvemos, si querés’, me sacó a las piñas. Y me dijo: ‘éste es mi país y si tengo que morir porque esto no va a ser en vano, alguien va a reivindicar nuestra lucha’. Lo más importante es jugarse el pellejo por las convicciones y eso hizo Laura". El que habla es Guido Carlotto, el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires que por encima de todo es hermano de Laura Carlotto e hijo de Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Su familia vive un torbellino de emociones. Todavía están "shockeados" y en "caída libre" por la aparición del nieto recuperado 114 que es Ignacio "Pacho" Hurban o Guido Montoya Carlotto, es decir su sobrino. "Estamos con una parte del cuerpo que estaba vacía, llena; con una silueta que tiene cara, cuerpo... Hemos encontrado parte de su aura y lo encontramos bien, criado con amor", analiza con calidez, haciendo un alto en su tarea para charlar con EL POPULAR Medios en el programa "Mejor de Mañana" que se emite por 98POP. Siente que no deja de ser un hecho de justicia y que la lucha valió la pena, aunque hayan pasado 36 años y ve los genes de su hermana en Ignacio-Guido. Lo vive con felicidad desbordante pero al mismo tiempo confía en que la Justicia seguirá investigando e irá detrás de la línea que ubica a Carlos "Pancho" Aguilar como supuesto entregador del bebé, ahora "con más datos". Lo diferencia de los papás de crianza, quienes "creo que son buenas personas porque lo veo en Ignacio".

En su caso, tiene al aval de Ignacio para llamarlo Guido y descubrió que "ha sido criado en el mejor de los amores por sus padres adoptivos. En lo físico es un calco del padre, de Montoya, pero cuando uno habla con él tiene muchas cosas de Laura. Las reconocí inmediatamente al charlar con él. No deja de ser un hecho de justicia porque no todo es lo mismo y vale la pena aunque pasen 36 años".

-Lo que se plantea es cómo llega Ignacio a Olavarría y ahí aparece el nombre del dueño del campo donde trabajaban los padres de crianza, como supuesto entregador.

-Son cosas que va a investigar la Justicia, se seguirá esa línea ahora más clarita y con más datos. Recuperamos a Ignacio, ahora queremos saber cómo llegó a Olavarría, quién lo llevó y quién era su contacto... todo el proceso de investigación lo hará la Justicia y aportaremos todo lo que podamos porque también es parte de la identidad no solamente saber quién sos sino cómo fuiste a parar ahí... Parece que era una persona muy famosa de ahí, que fue parte de la Sociedad Rural, que estuvo muy conectado con los militares y los poderes de turno de esa época, a tal punto que tenía acceso a conseguir un bebé y entregarlo a una familia por decisión propia. Todo eso hay que investigarlo.

-Tanto Ignacio como la familia Carlotto han valorado a los padres de crianza, Juana y Clemente Hurban. ¿Usted considera que quedan al margen de la investigación?

-Hay una investigación administrativa que la tiene que hacer la jueza y supongo que los citarán pero no hay una acusación nuestra, ni de Ignacio ni de nadie hacia los padres adoptivos. Creo que lo han hecho de buena fe, en su inocencia y necesidad de tener un hijo lo han aceptado, quizá pensando que no era del todo regular y sobre todo porque viven en un campo. A Ignacio lo han criado con mucho amor; no como otros casos donde han sido constantemente hostigados. Es una opinión personal porque eso lo determina la Justicia. Creo que los padres están totalmente al margen de la sustracción y cuestiones dolosas con respecto a la identidad de Ignacio. No le han dicho, puede ser, eso lo tendrá que hablar Ignacio con sus padres pero lo que más rescato, para no opacar esta gran alegría, es que fue criado con mucho amor y eso no lo hace una persona que sabe de dónde viene. Creo que son buenas personas porque lo veo en Ignacio.

Barrer la historia

-El 22 de septiembre comienza el juicio por Monte Peloni, donde saldrán a la luz de nombres y responsabilidades. La historia es fuerte y nos impacta; también lo que viene. Incluso militantes de derechos humanos de Olavarría plantean que hay más chicos sospechados de ser hijos de desaparecidos, porque Ignacio no lo estaba...

-Claro, se van a saber cosas feas, dolorosas. Como dice Serrat "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". La verdad es una caricia al alma, nos puede gustar o no, resistir, pero la verdad es parte del amor y el amor no es malo. Nos va a convertir en una sociedad mejor, en una Argentina mejor. Quienes han cometido delitos las pagarán y quienes han sido víctimas tendrán esa sensación de llenar un espacio que tanto tiempo tuvieron vacío. Hay que seguir investigando, hay que ver las complicidades civiles como en este caso, que parece que fuera así. Hay que ver todo porque los pueblos que barren su historia bajo alfombra se vuelve a repetir en forma trágica. Aparte de recuperar a los nietos tenemos que contarle a los argentinos qué sucedió, cómo y por qué, quiénes son los responsables... así vamos a tener un país mejor, más justo, más libre y a nuestros hijos les vamos a dejar una Argentina más cerca de lo que soñamos que de lo que nos quisieron contar y vender.

-En lo más profundo de su ser, ¿sentía que algún día iba a aparecer Guido, que su mamá lo iba a poder abrazar?

-De mamá tenía dudas. Se hacía larga la cuestión. Hace 2 ó 3 meses decía que no quería morirse sin abrazarlo y después de esto mamá rejuveneció 20 años (risas). Pero yo no esperaba encontrarlo hace una semana como fue...

-¿Cómo recibió la noticia, dónde estaba y cuál fue la sensación?

-Estaba en la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia. Me llama mi hermana entre sollozos y lo que pude entender, incluso Ignacio le hace una broma en la conferencia de prensa, es que "encontramos a Guido, vení a buscarme, vamos para Capital" y colgó. El viaje a Buenos Aires, que se hace en 45 minutos para mí fueron 45 días. Se te pasan 36 años de duda por la cabeza en esos 45 minutos que duró el viaje...

-¿Planean venir a Olavarría, donde Ignacio pasó su infancia?

-Tenemos que hablar con Ignacio. Nosotros supimos esto hace 36 años y lo buscamos. Ignacio hace apenas 8 días que sabe que es hijo de desaparecidos y, aparte, nieto de Estela. Comimos un asado, se juntó con los primos... Vamos decidiendo en la medida de las necesidades que él tiene, que es la principal víctima de esto. Creo que hay una bisagra a partir del día que encontramos a Guido con respecto al pasado trágico de la dictadura militar que va a empezar a aclararse.

Los "ruiditos" y la reacción en cadena

El martes pasado, cuando Guido Carlotto salía de una entrevista radial en La Plata, fue sorprendido por una mujer que se puso a su disposición, le entregó un papelito y se fue. "Cuando lo abro era una denuncia de una supuesta apropiación. Eso empieza a potenciarse cuando encontramos a un nieto", valora el secretario de Derechos Humanos de la Provincia y tío de Ignacio Hurban, el nieto de Estela de Carlotto, en diálogo con EL POPULAR Medios.

-Nos impacta a los olavarrienses esta sociedad... Ignacio estaba entre nosotros y no sospechábamos la cadena de sustracción... del dueño del campo que lo habría entregado, el contacto con un militar que habría fallecido, el médico que firmó el certificado de nacimiento. Se convivió con esta gente y cuántos otros Ignacios habrá al lado nuestro sin saberlo, sin ser conscientes de una necesidad de búsqueda aunque aparezcan "ruiditos" dando vueltas, como admite Ignacio.

-Le hacían algunos ruidos, no sabía el porqué de la vocación por la música. No entendía bien... Ahora entiende por qué quiso ser músico. Yo también lo fui y abandoné la música cuando empezó a suceder esto... no tenía ganas ni tiempo. Pasaron otras cosas. Y esto de cuántos Ignacios más habrá... Ojalá esto sirva para que haya menos pero todavía quedan casi 400 que ojalá se dé una reacción en cadena y encontremos una cantidad grande para cerrar un capítulo de la Argentina negro, oscuro, terrorífico y poder decir al mundo que Argentina es ejemplo y nunca más suceda. Así que me imagino lo que deben sentir ustedes en su ciudad...

-Ignacio es muy querido acá... es una gran persona y un gran artista.

-Exactamente. No lo llamo porque no quiero atorarlo y ahora ya se está quejando de que los chicos no le escriben, que estuvimos 36 años sin conocerlo y no le damos bola... Tiene ese humor muy característico nuestro, de Laura. Así que cuando termine la nota le voy a mandar un mensaje para que no se me ofenda (risas). Ahí también se ven los genes.

-Esta noticia fue un disparador para muchos jóvenes que quieren saber su identidad y recurrieron a Abuelas... ¿Cuántas presentaciones han tenido?

-El número específico no lo tengo pero hemos recibido saturación en Abuelas de la línea telefónica, de gente que ha quedado para hacerse entrevista, extraer sangre, ir al Banco de Datos Genéticos y a la Secretaría de Derechos Humanos de Buenos Aires también vino un montón de gente. Este caso fue más fuerte, no porque sea un nieto más importante, pero la gente tomó esta decisión y vamos a seguir. Se abren muchas puertas y una etapa distinta.

"La impunidad no existe cuando un pueblo se pone de pie"

Sin leyes de Obediencia Debida y Punto Final, con 500 represores condenados y Videla muerto en una cárcel común. "Tenían una terrible impunidad, pensaron que esto era eterno y así terminaron", evalúa Guido Carlotto, secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, hijo de Estela de Carlotto y tío de Ignacio Hurban, sin resentimientos.

–¿Les consta si hubo una conexión especial entre La Plata y Olavarría durante la represión?

-Tenemos muchos casos de compañeros que estudiaron en La Plata en centros de detención y pasaron por Olavarría. Estamos recién rearmando la logística que tenían los militares y por qué hacían estas cosas, por qué Guido fue llevado a Olavarría. Estamos buscando la lógica y eso no tiene que ver con cuestiones razonables sino con quienes se apropiaban del botín de los centros clandestinos de detención, la responsabilidad de la Marina, del Ejército, del Servicio Penitenciario... Pensaron que se iban a quedar para siempre. Se hicieron muchas leyes, no solo en dictadura sino en democracia, para que fuera una anécdota fea de la historia argentina y nada más. Tuvimos que pelear hasta que Néstor Kirchner derogara las leyes de Obediencia Debida y Punto Final... En este caso Guido-Ignacio fue robado, en algunos casos los habrán vendido. Tenían una terrible impunidad, pensaron que esto era eterno y así terminaron: tenemos casi 500 represores condenados. Videla murió en una cárcel común y todos los que quedan que están siendo juzgados y van a quedar presos. La impunidad no existe cuando un pueblo se pone de pie y toma la decisión de que no avasallen sus derechos. Encontramos a Guido, a Ignacio, ya está. Sabemos que es una buena persona, está de acuerdo con nosotros, quiere integrarse a la familia, ser parte de esto, no ha negado nada... El resto lo hará la Justicia. Lo más importante es haber encontrado a Ignacio y eso es suficiente. Te llena y rebalsa el vaso de la felicidad y el resto vendrá como tiene que venir.

-Es increíble con la frescura que pudo llamar espontáneamente a su mama "abu", eso surge...

-Sí, te sale o no. Exactamente. Y dijo "esperen que voy a hablar con mi tío" y cuando mira para atrás estaba yo y dije "uy me dijo tío". Es una cosa bellísima. A todos nos hace bien. Obviamente que hay gente mala, odiosa, que sale a decir cosas... Pero esto movilizó, no se puede ser indiferente y en buena hora que el pueblo lo haya tomado como propio.

"Gran peronista, gran compañero"

Cuando Guido Carlotto asumió como secretario de Derechos Humanos bonaerense, en reemplazo de Sara de Cobacho, que debió alejarse de la función por problemas de salud, juró "por los 30.000 desaparecidos y por Néstor (Kirchner)".

En el acto en que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, puso en funciones a Carlotto, Scioli, dirigiéndose a él -tras tomarle juramento-, afirmó que "es un orgullo y honor tener a partir de hoy un hombre de tus valores, tu militancia, tu lucha y compromiso con el proyecto nacional que empezamos con Néstor en 2003". "Es un platense de raza, un gran peronista, un gran compañero, todos reconocen en Guido Carlotto a una gran persona", destacó el mandatario provincial.