Este jueves se cumple un año de la desaparición del ARA San Juan. El 15 de noviembre de 2017 fue la última comunicación que el submarino tuvo con la Base Naval . A partir de ahí todo fue dolor para los familiares de los 44 tripulantes. Entre ellos estaba a bordo el olavarriense Diego Wagner.

Su círculo más íntimo pidió se resguarde su intimidad con el único objetivo de poder procesar el dolor de no saber qué ocurrió con su hijo. A un año, Catalina Clar, la mamá del joven decidió hablar por primera vez y lo hizo en el programa "Mejor de Mañana" en 98 POP. Además pidió que en este día se embanderen las casas en homenaje a los héroes.

"Para nosotros es un día muy difícil", comenzó diciendo la mujer que esta misma mañana viajaba rumbo a Mar del Plata". Con mucha emoción dijo que todo lo vivido "fue muy duro. Hoy se cumple un año y para mi fue ayer, es como que un año estuvo perdido, hay cosas que no puedo hacer, quiero tratar de salir de esta situación".

Valoró el lugar especial que le dio a la construcción de la réplica del buque que ya ha recorrido varias ciudades del país. "Los veteranos de Malvinas nos invitaron, nos pidieron permiso para que viniera". Y a partir de ese momento, se abrió otra puerta. "Estábamos en casa, no podíamos salir", dijo recordando aquellos momentos. "Las primeras personas que nos sacaron de casa fueron los ex combatientes de Malvinas".

Su esposo, Emilio Wagner, "empezó a hablar de Diego. Para el resto de las familias, ver la réplica representaba la tumba de nuestros hijos. No es fácil. A partir de es momento y charlando con las personas" es que se acercó una maestra de la Escuela de Mapis y lo invitó a dar una charla. "Y ahí es como empezó él y yo acompañando".

La meta era "poder ir manejando la situación y el dolor, enfocándose en esas acciones de llevar a Diego a esos lugares y que conozcan su vida".

Agregó que "es una forma de poder canalizar nuestro dolor. Estar en las escuelas hace que esté presente. Poder decir el trabajo que realizaba cada tripulante en el submarino, qué significaba para ellos, el deber a la patria, el amor al otro. Ellos no tenían horario, lo amaban".

En un momento, Catalina recordó algo que decía su hijo. Que ser submarinista era una de las vocaciones más peligrosas, era "como ir al espacio".

El sueño de Diego comenzó cuando su carrera dio inicio en Ushuaia pasando por importantes cargos de relevancia y hasta arribar a la Antártida. "Para él era su pasión. Significaba para todos los tripulantes, su vida, su amor por la patria, porque lo que hacían no tenía ni horario ni días. Ellos embarcaban. Su pasión era ser submarinista".

En un momento dio un mensaje a la sociedad y dijo "agradecemos a toda la ciudad porque siempre tuvieron una palabra, un abrazo, acompañamiento y mucho respeto y respeto de los medios de comunicación". Que no invadieron la privacidad y el respeto del hecho de necesitar un espacio propio. "Esta mañana, después de un año todavía nos cuesta poder explicar" lo que ocurrió.

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