Mónica Hernando es otra de los tantos olavarrienses que se reinventaron en pandemia o que sacaron provecho de una situación que angustia y en ocasiones también paraliza. De los grandes y masivos eventos a su cargo: desde casamientos y fiestas de 15 hasta congresos y reuniones empresariales, Mónica pasó ahora a preparar mesas para celebrar cumpleaños en cada casa, un mimo que muchos buscan para agasajar a ese familiar querido que esta vez festejará con su círculo más íntimo. A esto suman la capacitación permanente por medios virtuales, cursos internacionales que sirven para proyectar la actividad en el futuro, ya con una vacuna disponible y un regreso a cierta normalidad.

Florencia Rodríguez es fotógrafa profesional. Tuvo que cerrar su estudio, ese espacio creado con entusiasmo cuando la vida era otra. De golpe tuvo que dejar de hacer fotos en escuelas y jardines, en actos escolares y en fiestas para planificar otros rumbos. Hoy, desde su casa ofrece revelados profesionales y venta de accesorios como portarretratos álbumes. En medio una situación angustiante, prácticamente sin ingresos, Florencia acudió también a su ingenio y capacidad, logrando abrir puertas con un laboratorio de Buenos Aires para quien realiza revelados.

Paola Digerónimo cumple una década en la confección de elegantes vestidos de fiesta, un trabajo que le apasiona y que lleva adelante con gran dedicación. Vestir a una cumpleañera de 15 o a una novia que sueña con una noche única es una pasión para Paola. Hoy, trabaja mucho más, "12 horas al día", pero en la confección de toda clase de barbijos encontró una salida a la falta de ingresos.

Cuatro rubros diferentes, cuatro historias que hablan de la capacidad de reinventarse, comenzar de cero o cambiar la forma de trabajo y adaptarse a una nueva realidad que llegó hace largos meses.

Florencia Rodríguez es fotógrafa profesional y debió buscar nuevos horizontes dentro de esta profesión. En pre-pandemia trabajaba con una escuela y con un jardín de infantes. Y pasó de retratar aquellas caras que revelaban los nervios o la alegría del comienzo de una nueva etapa, o el orgullo de llevar la bandera, la emoción de una quinceañera o una novia; para ofrecer revelados profesionales y trabajar para un laboratorio de Buenos Aires.

"Todo lo que es eventos se cancelaron este año. Durante marzo y abril estuve parada con la esperanza de que abriera la actividad, pensé que no iba a ser tanto tiempo. En abril noté que la mano venía complicada. Logré un acuerdo con un laboratorio para hacer revelados profesionales, también los hago acá. La gente tiene más tiempo, tiene una vida más familiar ahora" y muchos decidieron concretar aquella idea postergada de tener aquellas fotografías más especiales en papel.

El trabajo de Florencia ahora se trasladó a su casa. Aquel estudio que había abierto en la galería Vicente López quedó ahora vacío frente a la imposibilidad de asumir los costos fijos de mantener un local abierto al público. "Traje para vender álbumes o portarretratos, todo lo que son accesorios. Trabajo a pedido y todos los juegos salgo a repartir de domicilio sin cargo. Tengo combos armados con precios accesibles".

Todo ahora se hace en forma online y en su Instagram casadefotos.olavarria pueden verse todos los trabajos que lleva adelante Florencia Rodríguez. "Estos ingresos me permiten pagar cuentas. No es lo mismo que antes pero ayuda mucho", destaca.

Y define que quienes son trabajadores independientes debieron asumir este difícil contexto con distintas herramientas. "Todo lo hago a pulmón. Todos los que trabajamos por cuenta propia estamos remándola ahora. Todos nos reinventamos y la sociedad, los vecinos, estamos comprando a los emprendedores. Han surgido muchos durante la pandemia y entre todos nos ayudamos. Esto está bueno".

Hace una década que Paola Digerónimo confecciona elegantes vestidos de fiesta. Los casamientos, cumpleaños de 15 y las grandes celebraciones están íntimamente ligadas a su actividad, hoy interrumpida por la emergencia sanitaria.

Pero "me reinventé", sostiene esta diseñadora de indumentarias que hoy confecciona barbijos de toda clase y para todas las edades. El accesorio se transformó en algo imprescindible y también adquirió la importancia de convertirse en una prenda de nuestro vestuario.

Distintos modelos, diferentes telas y para las más variadas ocasiones. Paola tiene la ayuda de hija Katia, una futura contadora que se puso al hombro la tarea de difundir por las redes sociales el nuevo emprendimiento de su mamá.

"Quiero mi vestido", el nombre comercial que ahora aparece en Facebook e Instagram con mayor habitualidad se inundó de delicados tapabocas, realizados todos con enorme profesionalismo. "Pasé de trabajar 8 horas a trabajar 12 horas, pero gracias a Dios esto me permite salir adelante", asegura.

Reversibles, hechos con doble tela, abiertos para colocar filtros y lavables. Los hay de todos los tamaños y gustos. Para niños, pasa adultos, para hombres y mujeres; al por mayor o de venta personal. Para aquellos que lo utilizan un rato al día o para quienes deben mantenerlo puesto durante horas. "Trabajamos para un público amplio. Están quienes prefieren con elástico o con tiras, cada uno tiene sus particularidades".

Además, lo que le enseñó su profesión es que "no todos los cuerpos son iguales". Esa misma premisa se traslada al tapabocas: "no todas las caras son iguales y las personas los toleran de distinta manera así que pensamos en todos", aclara.

Redefinirse, transformarse y ponerse en acción. Emprendedores, trabajadores independientes debieron hacer frente a la crisis que sobrevino con la pandemia. El ingenio, la creatividad y la búsqueda de oportunidades fueron condimentos para plantearse desafíos y salir adelante.

Aprovechar las oportunidades

La pandemia, el brote de casos, la preocupación normal por la situación que vive el mundo entero sin dudas marca este 2020. Pero esta situación también tiene un costado positivo. "Sirvió para muchas cosas, para seguir formándome y capacitándome, para unirnos y agruparnos, para conocernos más y mejor, para estar conectados y compartir lo que vivimos. Esas son cosas nuevas", define Mónica Hernando.

Organizadora de eventos desde 16 años, esta emprendedora olavarriense tiene años de trayectoria en nuestra ciudad. Pero la pandemia la llevó a reinventarse y prepararse para los tiempos de post pandemia.

Su salón cerró las puertas cuando el horizonte en este rubro comenzó a desvanecerse. "Iba a generar deudas y no estábamos en condiciones de afrontar eso, sabíamos que esto podía ser largo y más aún en este tipo de actividades", cuenta Mónica Hernando.

Su actividad generaba otro ingreso familiar, pero no era el único. De ahí que se propuso comenzar a preparar mesas para cumpleaños en las casas, aquellas celebraciones que en muchos casos eran multitudinarias pero que ahora debieron reducirse al círculo familiar más íntimo. Claro está que no es lo mismo, pero sirve para continuar con esta tarea que le apasiona, ahora a menor escala.

"Esto lo puedo hacer gracias a que tengo otro trabajo, pero hay muchos que la están pasando realmente mal". En un evento de estas características tiene un enorme trabajo de logística. "En un casamiento para 200 personas trabajamos en forma física, esa noche, entre 30 y 35 personas. Y para armar todo el evento se requieren unas 45 ó 50 personas".

Con más tiempo en casa y mayor flexibilidad horaria, la opción sin dudar estuvo en continuar capacitándose. El mundo virtual que reapareció con fuerza en plena pandemia se transformó en el espacio ideal para adquirir más conocimiento. "Estoy haciendo cursos internacionales que de otra manera no hubiera podido hacer porque había que viajar, lo que costaba 4000 dólares hoy sale 200. Colombia y Puerto Rico, por ejemplo, son lugares donde más desarrollo de organización de eventos tenía, pero había que viajar. Se les terminó ese mercado tan importante entonces empezaron a ofrecer capacitaciones por Zoom, con certificaciones internacionales. Ya hice dos y ahora voy a hacer dos más".

Esta semana finalizó un curso de la Organización Mundial de la Salud sobre bioseguridad en eventos, una característica que toma impulso en este nuevo escenario y que es necesario trasladar cuando se haga paso nuevamente a una vida normal.

Hay infinidad de aristas que forman parte de esta actividad, cada vez más profesionalizada. "Las certificaciones permiten, además, poder trabajar en otros países donde sí o sí se necesita un título que avale", cuenta.

En este camino de búsqueda de la profesionalización de este trabajo, Mónica menciona que la asociación que nuclea a proveedores de eventos a nivel nacional está buscando la matriculación de los organizadores como puntapié para poder comenzar a trabajar.

En tiempos de pandemia cambiaron muchas cosas, y la mayoría llegó para quedarse. "Pensar en vasos descartables para las barras de tragos o en tortas individuales ya que al soplar velitas se descargan gérmenes que afectan a la salud son cosas que antes no pensábamos pero que es necesario implementar más allá del Covid".

Abrirse camino propio

Santiago Presutto es chef profesional y tiene una importante experiencia en este oficio de la cocina, habiéndose desempeñado en renombrados restaurantes y bares. La pandemia lo llevó a reinventarse y a poner en marcha su propio emprendimiento, un proyecto que tenía en mente desde hacía tiempo, pero que terminó concretando antes de lo pensado. "La pandemia tuvo algo positivo: me ayudó de decidirme y así empecé", dice con seguridad.

En pre-pandemia, Santiago se desempeñaba en un resto-bar de la ciudad, después de haber trabajado en cocinas de renombre. Ya en marzo, lejos de ver un horizonte próximo para continuar con este trabajo, con la incertidumbre de no saber cuándo se reabriría el sector, de qué manera sería y qué efectos tendría, Santiago optó por ponerse manos a la obra en aquel proyecto postergado por los ritmos naturales de una vida sin pandemia.

Ahora, desde su propia casa y bajo el nombre de Cilantro, el joven chef propone los más variados menúes.

La vidriera de su emprendimiento es cilantro.casadecomidas en Instagram, donde pueden verse las especialidades que prepara para cada día de la semana, ahora desde su cocina.

Sabores propios, platos simples o súper elaborados; el chef lleva adelante este desafío de cocinar por delivery con la ayuda de su novia. Así, elabora los más ricos platos, hechos como en casa, pero con un toque personal.

Chuletas de cerdo a la riojana, tallarines, lasaña, albóndigas con arroz y hamburguesas caseras forman parte de una amplia variedad de sabores a los que fue sumando salteados orientales con fideos, arroz integral, verduras, salsa de soja, pollo, carne o cerdo.

"Trato de ir ampliando las opciones", cuenta Santiado Presutto desde este proyecto personal y profesional que va creciendo. Ahora, con la flexibilización de actividades, la posibilidad de que sus propuestas lleguen a comercios u oficinas también forma parte de la demanda.

Los fines de semana también ofrece tacos y hamburguesas completas o bife de cerdo a la barbacoa "más al estilo de las cervecerías".

Su paso por la cocina del restaurante Sr. Borges "resultó mi primera gran experiencia y lo que aprendí es algo que tengo muy presente aún hoy", afirma el chef que también pasó por Torcuato, Norris y Tasca.

Asegura que ahora volvió a tomarle amor a la cocina elaborada. La pandemia, entonces, abrió paso a la creatividad, el ingenio y la posibilidad de desafiarse a sí mismo.

El proyecto que nació de la crisis va tomando cada vez más fuerza con el deseo y la esperanza de transformarlo en algo grande. Llevar sabores propios a distintos hogares, otro emprendimiento olavarriense nacido en medio de la pandemia.