Crisis de Garbarino: cerró sus sucursales, pero en Olavarría esperan por una probable reapertura
Son seis los trabajadores que desempeñan en el local que la firma tiene en nuestra ciudad. El argumento de la empresa es que no funciona el sistema, razón por la cual mantienen sus puertas cerradas. Sin embargo, la crisis de la firma es evidente: tiene una deuda millonaria y debe salarios. Un posible inversor es lo que da esperanza a los empleados olavarrienses.
La delicada situación financiera que atraviesa la firma obligó a bajar las persianas de sus sucursales, entre ellas la que funciona en Olavarría.
Con el pago de sueldos atrasados y una deuda millonaria, la crisis de Garbarino se hace evidente aunque desde la empresa aseguran que el cierre es provisorio y que se debe a un problema con el sistema.
La firma emplea en Olavarría a seis trabajadores que se desempeñan en el amplio local de la calle Vicente López que desde hacía tiempo solo se destinaba al cobro de cuotas, pero suman más de 3 mil a nivel nacional.
Preocupados por la situación, en nuestra ciudad por el momento los empleados esperan por una posible solución con la esperanza de que aparezca un inversor que inyecte fondos que alivien la crisis financiera.
"La situación de la empresa no es la mejor, cerraron la mayoría de las sucursales", dijo el secretario gremial del Centro Empleados de Comercio, Mario Lucero en diálogo con El Popular Medios.
En medio de este contexto de preocupación e incertidumbre, Lucero contó que "nos hemos reunido con los trabajadores" para plantear el escenario y las distintas opciones que podían encarar, pero "la decisión en conjunto de los seis trabajadores es que por ahora no tomarán acciones directas".
En este sentido, la medida más urgente será "reclamar a través de una carta documento el pago de salarios atrasados", que se adeudan desde mayo.
"La idea de los trabajadores y la nuestra también es preservar las fuentes de trabajo", sintetizó Mario Lucero en referencia a que la versión oficial es que "está el sistema caído y que por eso no pueden trabajar, más allá de los comentarios".
El miércoles, por su parte, se desarrolló una audiencia en el Ministerio de Trabajo de Nación, a cargo de Claudio Omar Moroni. De allí salió la versión de un probable inversor con el que está negociando el propietario de Garbarino Carlos Rosales.
Aparentemente, Rosales habría dicho que a partir de estas negociaciones "puede que en estos días empiecen a reabrir sucursales", una cuestión que genera esperanzas en los empleados de nuestra ciudad.
La situación local
Garbarino viene de una negociación frustrada con Facundo Prado, el único interesado firme en comprar la compañía.
Cabe recordar que Prado es presidente de la operadora de televisión por cable e internet Supercanal Arlink y CEO de la empresa Centrocard.
Rosales, por su parte, había adquirido Garbarino hace un año. Dueño del grupo asegurador Prof, actual dirigente de San Lorenzo y ex funcionario bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli había comprado la empresa a la tradicional familia que le dio el nombre a la compañía, pero nunca pudo remontar el negocio.
A pesar de la reestructuración que logró Rosales con los bancos acreedores que financiaron unos $4.000 millones, según fuentes del sector la deuda total de la empresa, con proveedores y otros, ascendería a unos $15.000 millones.
Además, la compañía tiene paradas desde hace 45 días sus plantas de Tierra del Fuego –que maneja bajo la marca Digital Fueguina– por una medida gremial. El Grupo Garbarino, integrado por la cadena de electrodomésticos e informática (Compumundo), las fábricas del Sur y sus negocios financieros y de viajes, suma un total de 3.800 empleados.
Lo cierto es que Rosales no pudo acordar el ingreso de un nuevo socio y aparentemente estaría negociando ahora con una empresa americana, según versiones a nivel nacional.
En las últimas semanas, los empleados de distintas sucursales han tomado diversas medidas frente a un escenario angustiante.
En Tandil, por ejemplo, los trabajadores ocuparon el local y se quedaron a dormir hasta que tengan algún tipo de confirmación respecto del futuro de la empresa y de sus sueldos.
"Todo depende del punto de vista de cada uno. En algunos lugares los trabajadores directamente se han considerado despedidos. No sé si eso es mejor o peor porque la empresa también lo que busca es achicar la cantidad de empleados. Todo depende de la situación de cada lugar", analizó el secretario gremial del CECO.
Y dijo que "en otros lugares están con más deudas o se han hecho promesas a los empleados que no se han cumplido: han prometido indemnización a cambio de la renuncia y todavía esos trabajadores están esperando".
En la situación puntual de Olavarría, "los trabajadores siguen esperando porque nadie les ha dicho nada y tienen las esperanza de que se siga trabajando".
En este contexto, Mario Lucero planteó que "lo importante es preservar los puestos de trabajo", mientras se espera una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Nación para la próxima semana.