Sin embargo, cuando los mayores comienzan a sufrir señales de deterioro cognitivo, como pérdida de memoria y habilidades o un principio de Alzheimer, por ejemplo, reina el desconcierto frente a qué hacer para que esa relación no se enfríe ni se distancie irremediablemente.

¿Cómo hay que proceder en esas circunstancias? ¿Es posible sostener el vínculo? Cuando lo que sobreviene es un cuadro de Alzheimer, la principal de causa de demencia en adultos mayores, habrá que trabajar con los chicos, porque para ellos puede ser difícil atravesar los cambios y tolerar, entre otras cosas, que no los reconozcan.

Una alternativa, opinan los expertos, es hablar con los chicos, ponerlos al tanto de lo que puede pasar antes de visitar a su abuelo o abuela, de modo que haya un intercambio entre los niños y sus papás sin miedo de preguntar o expresarse.

Por otro lado, la presencia de los nietos en la vida de estos adultos mayores es primordial, ya que "el vínculo emocional puede mantenerse aún en los estadios más avanzados de la demencia", asegura la psicóloga Romina Tirigay, miembro del equipo de Manantial Grupo Humano.

En ese sentido agrega que aun cuando no recuerden los nombres, cuando ven a un ser querido "se produce una notoria reacción emocional que demuestra un reconocimiento de tipo afectivo; de ahí la importancia de perpetuar el contacto y las demostraciones de afecto".

Por otra parte, resulta útil que los adultos consulten con los profesionales que atienden al paciente con deterioro cognitivo o Alzheimer cuáles son sus limitaciones y fortalezas, para poder potenciarlas y generar situaciones que ayuden a dar continuidad a la relación con familiares y, en especial, con los nietos.

Como explican las investigadoras especializadas en demencia Jenny LaFontaine y Sarah Harper en "Managing Together, Keeping Connected" (Gestionar juntos, manteniéndonos conectados), publicado por el Oxford Institute of Ageing de la Universidad de Oxford, "los niños experimentarán los cambios en su abuelo a un ritmo distinto que el adulto: al principio tendrán menos conciencia. Por eso es importante crear situaciones en las que los chicos puedan hablar y despejar sus dudas. No hacerlo, puede generar que se culpen a sí mismos cuando ocurra un conflicto. La información deberá adaptarse al nivel de comprensión y edad del niño, y sólo se deberá responder a lo que ellos pregunten sin sobreabundar en información, dando explicaciones simples y concretas".

Tirigay explica que es perfectamente lógico que estos abuelos vean limitado su rol, debido al deterioro que produce la enfermedad. "El rol se modifica porque la persona está en una situación de mayor dependencia y entonces no podrá tomar iniciativas de cuidado o hacerse cargo de su papel de abuelo al cien por ciento dentro de la familia".

Una de las mejores maneras de sostener y mejorar la relación entre abuelos y nietos es el juego. Los adultos mayores con deterioro cognitivo comparten mucho con los niños: la atención por poco tiempo, necesidad de concentrarse para determinadas acciones y que les den consignas claras para evitar confusiones. "Es por eso que algunos momentos de juegos o propuestas sencillas pueden mantener entretenidas a ambas generaciones y, al mismo tiempo, vincularlas", ejemplificó la psicóloga.

En otra etapa, los nietos que ya son jóvenes o adultos comprenden mejor lo que ocurre y las limitaciones de sus abuelos. Entonces ellos pueden tomar un rol más activo en el acercamiento, algo que a los niños suele resultarles difícil de entender, ya que muchas veces les cuesta comprender el cambio, sobre todo si conocieron a su abuelo sano. "Es importante mantener los vínculos y, a medida que la enfermedad avanza, será necesaria una mayor asistencia para mantener estas relaciones", agrega Tirigay. DIB