Son ellos:

Relativa rigidez de oferta: desde hace más de 15 años que la producción para el mercado interno no crece.

Mientras que entre 2015 y 2020 el consumo interno cayó cerca de un 20%, todo el aumento de producción se destinó a las exportaciones, las cuales cuadruplicaron su volumen, reflejando la priorización del mercado externo por parte de los frigoríficos.

Reorientación de las ventas: la participación de las exportaciones en la producción pasó de un 7% al 30%.

Poca transparencia en la comercialización del ganado en pie: la mayor presencia de exportadores en el Mercado de Liniers llevó a un recalentamiento del mercado, pagándose precios elevados para el ganado de exportación y subiendo el nivel de precios para todo el mercado.

Costos primarios: adicionalmente, la suba del precio del maíz y del ternero conllevó márgenes negativos en feedlots (este sistema representa el 28% promedio de la hacienda).

El Gobierno estimó que, en este sentido, es necesario un reordenamiento del sector.

Según este argumento, "el cierre transitorio de las exportaciones por 30 días permitirá abordar la escalada inflacionaria de la carne al público y del ganado en pie, así como atacar ciertos desajustes en materia de exportación, que tensan la comercialización de los animales".

"Durante este tiempo, se trabajarán diferentes ejes de intervención que permitan atacar el problema de precios de corto plazo y trabajar ejes de mediano y largo plazo, como los siguientes".