Y observó en vivo el panorama de la Terminal. Y así lo describe:

En el veredón de acceso, donde la puerta de aluminio está rota, como ocurre con otras varias en el edificio, tres perros daban la bienvenida. Y adentro había nueve (9) perros más echados y aprovechando el calorcito de la losa radiante.

En un momento, un abandonado pichicho se enojó con otro perro, pues nos contaron que la bronca viene de lejos, y comenzaron a pelear con gran alboroto de los restantes canes que ladraban. Dos muchachas que estaban sentadas cerca de la pelea salieron como disparadas.

Más tarde cuando se despejó el lugar por la salida de varios micros, comenzaron a llegar desconocidos malentrasados, para echarse en los asientos y dormir al menos con un poco de calor. Seres a la deriva, malolientes, sin recursos y sin ayuda alguna más allá de los que les brinda la Terminal. Porque no tienen casa, no saben de un baño, y comen lo que encuentran o lo que les dan. Están allí hasta que el movimiento de la mañana les dice que hay que irse.

La Oficina Municipal de Informes, nos dijeron, no atiende desde hace un tiempo. Había cuatro empleados: dos se jubilaron, otro pasó a otra repartición y del cuarto no hubo informe.

Un empleado cumple tareas de limpieza y mantiene bastante bien la situación. Mejor es el panorama en los baños de la confitería. En los otros está todo roto.

En el entrepiso... nada. No se puede dar utilidad a muchos metros de espacio, La oficina desde donde se manejaban tableros y micrófonos y se emitían informes, ahora sólo vimos que se sacaban escobas y trapos de piso.

En el subsuelo, poco y nada. Y el túnel bajo la Pringles sigue clausurado.

¿Qué puede hacerse con este cuadro, con perros y humanos vagabundos y sin amparo? ¿Y con ese edificio en estado TERMINAL?