Gabriela González

Sin números de eventuales ingresantes y bancos disponibles en los establecimientos -que preserva para evitar "las tensiones y angustias que pudieran surgir de una incorrecta lectura y análisis de esas cifras"-, González prefiere poner el acento en"la resignificación de la escuela de barrio", porque "lo importante es entender que las familias pueden recurrir a la escuela de su barrio, que le va a dar las misma enseñanza que le puede dar una escuela céntrica".

"Porque -se explayará- existen establecimientos que, en lo social y por decirlo de alguna manera, tienen como un ''status''. Y en realidad, si uno mira lo que es educación pública, hay prescripción de diseños curriculares y los docentes transitan por todas las escuelas. Quiere decir que las prácticas son las mismas con los mismos contenidos" en instituciones ubicadas en zonas diametralmente opuestas de la ciudad.

"Socialmente cada establecimiento educativo tiene una impronta, que quizás es por la exposición; las escuelas hacen mucho en cualquier ámbito y en cualquier contexto, cualquiera sea su lugar de trabajo", evalúa la referente del sistema educativo en el distrito, que involucra, en todos los niveles y modalidades, unos 34.400 estudiantes.

Más adelante, señala que "hay que empezar a desmitificar que la escuela céntrica -tal vez la más buscada por los progenitores para sus niños- tiene una enseñanza superior, porque en realidad, eso obedece a una mirada social. Entonces, me parece que se debe traccionar desde resignificar la escuela del barrio, tenemos que darle impulso a ese establecimiento. Como antaño, estoy segura, gente de otra franja etarea fue a la escuela del barrio. De lo contrario, tenemos superpoblados eatablecimientos educativos, como tenemos, del microcentro".

Al abordar la cuestión de la obligatoriedad educativa, no duda en asegurar que "yo de algún lugar le tengo que dar un banco a ese chico", pero "no le puedo garantizar que sea en tal o cuál escuela". Con el ejemplo de la Escuela Normal ofrecido por la cronista, analiza que el centenario establecimiento "tiene uno o varios salones de tantos metros cuadrados", que ya están limitando la matrícula. "Y en primario y secundario tenemos un orden de prioridades, el primero de los cuales es la articulación", esto es quien proviene del nivel anterior dentro de la misma institución.

"Entonces, yo sé que todos los chicos que están circulando en la Escuela Normal tienen la posibilidad de ingreso porque así lo prescribe el régimen académico. Y eso es todo. Entiendo que es un tema difícil. Siempre nos pasa a lo largo del tiempo que hay familias que quieren determinadas escuelas, y que en realidad, no se les puede garantizar en esa escuela, (pero) se les va a garantizar en otra. Porque la obligatoriedad nosotros la tenemos que cumplir y la garantizamos: debemos responder a la obligatoriedad de los niños en la escuela", evalúa, con la consciencia de que a veces, esas cuestiones llegan a la Mesa de Inclusión Educativo, un ámbito donde los referentes se encuentran periódicamente para analizar trayectorias educativas puntuales y las formas de abordarlas.

En el ámbito privado

La inspectora de Secundaria de Gestión Privada de la Región 25, Karina Elbey, explicó a su turno que "las inscripciones se concretan según el régimen académico, de acuerdo con el reglamento general", que indica que los primeros alumnos en ingresar son los que provienen de la misma escuela. "Nosotros tenemos casi todas las escuelas que tienen el nivel anterior, sea cual fuere, y entonces, primero tenemos que asegurarle el banco a los alumnos de nuestra institución", describió.

En segunda instancia, y mayoritariamente en el nivel secundario, se garantiza un cupo para los repitentes, "salvo que sea una segunda o tercera repitencia que en ese caso, por un contrato pedagógico que las familias firman con la escuela, queda a disponibilidad de que haya banco o no". A ese nivel, ya muchas veces los establecimientos agotaron su disponibilidad de bancos, pero si aun quedaran, "obviamente tienen preferencia los hermanos, para que toda la familia tenga a sus hijos en la misma institución si es lo que eligen. Y de última, que sucede poco y nada, se abre la inscripción hacia el afuera".

Para llegar a esta instancia, ya en octubre los establecimiento envían notas a las familias comunicando lo que sería una inscripción "interna", que permitirá esbozar la eventual disponibilidad. Después, precisamente en esta semana que va del 12 al 16 de noviembre, por calendario de actividades docentes se debería empezar la inscripción de alumnos. Sin embargo, "cuando sabemos que tenemos lugares limitados, ni siquiera tomamos en lista de espera. Porque nosotros no podemos abrir nuevas secciones, ya que eso depende de la disponibilidad edilicia y a su vez, será sin subvención (estatal). Entonces, es lo que tenemos", dijo en referencia a cursos de entre 35 y 36 estudiantes que, por una cuestión pedagógica, no pueden sobrecargarse más allá de ese número. "Tampoco queremos dejar a los chicos afuera y mientras tenemos el banco y los metros edilicios nos den más o menos, los incorporamos".