"La invitación fue abierta en cada una de las comunidades y tomé el compromiso de acercarme a varios ''trapitos'' que son chicos de afuera y que están de paso, que duermen en la Terminal o el Hospital y me pareció bien para compartir la mesa", dijo.

A lo largo de toda la charla, se mostró satisfecho por la noche vivida el lunes en el templo San Francisco de Asís, cuya cena comenzó alrededor de las 22.15 y se extendió hasta la una de la madrugada.

"Como primera propuesta para la realidad cultural de Olavarría fue buena. Tenemos un número de gente mayor en situación de soledad", y esta modalidad de celebraciones colectivas "está instalada desde hace unos años en Ciudad de Buenos Aires" y ahora habrá que evaluar qué ocurre en Olavarría. "Acá fue con muy buena respuesta", aclaró.

La invitación abierta permitió que casi una treintena de personas disfrutara, comiera y bailara acompañada. No sólo los conocidos "trapitos" o limpiavidrios que se encuentran en la ciudad sino personas con "buena situación social pero que están solos y solas".

Es decir, que no fue la cuestión económica una posibilidad para participar de la cena, sino también como una forma sana y reparadora de hacerle "frente a la soledad".

"Nos sentimos muy satisfechos que se aportó para la mesa y por la respuesta que hubo" incluso no sólo en la comunidad de Olavarría sino de los propios frailes de otros templos.

El objetivo dijo es conocer lo que "se genera cuando uno abre las puertas. Uno se siente instrumento. Con una mano recibimos y con la otra nos preparamos para compartir".

Cabe recordar que todos los comensales llevaban algo para compartir, desde ensaladas, pan dulces y budines. Fue tanta cantidad lo que se logró juntar que eso permitió al término de la Nochebuena, se pudiesen preparar bolsas con alimentos para ser repartidas entre los asistentes.

De cara a lo que viene y consultado sobre qué ocurrirá en Año Nuevo, aclaró que "hay que buscar instalar esta cena para que la gente sabiendo de antemano, se acerque".