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Por lo menos desde el 20 de octubre de 1976 y hasta el 25 de noviembre de 2020 todo lo que invocaba a Diego Maradona había tenido una amplificación sin parangón.

Con su ingreso definitivo en la inmortalidad hace casi un año -más allá de todas las genialidades desplegadas dentro de una cancha de fútbol-, cada día que se rescate de la memoria su paso por este mundo tendrá un sentido diferente, como estos últimos.

Sólo 48 horas antes de cumplirse el año 61 después del nacimiento del Diego, Amazon Prime Video lanzó a nivel mundial una mini serie sobre su vida; su vida se conmemoró a lo largo del fin de semana en todas las canchas del país, y el mismo sábado ex compañeros de "Los Cebollitas", de la selección juvenil campeona del mundo del 79 en Japón y de la que alcanzó la gloria máxima en México 86 se reunieron para homenajearlo en su canchita de La Paternal.

Entre todos los Diego que supo interpretar a lo largo de su vida, hay uno niño, genuino, inocente -pero siempre genial- que nadie conoció mejor que sus compañeros de aquel célebre equipo infantil. Dos de ellos, Abelardo Carabelli y el doctor Gustavo Sánchez, eligieron a Olavarría como su tierra adoptiva.

Abel, recién retornado ayer al mediodía, participó de la veneración al "Diez" en Juan Agustín García y Boyacá; Gustavo lo siguió a la distancia. Los recuerdos siempre a flor de piel.

"Pensar que ya no está, que no lo vamos a ver más se me hace difícil. Dios le ha regalado una vida especial y hasta aquí llegó dijo, qué se le va a hacer" se confesó Abel.

"El amor que mostró la gente fue maravilloso" dijo sobre la noche del sábado y acotó: "Fue emocionante desde que llegamos, porque nos invitaron a la casa de Diego a cuatro cuadras de la cancha y enseguida brotaron los recuerdos".

Por ejemplo, los tiempos de la selección juvenil.

"Cuando íbamos a entrenar yo iba hasta la casa de Diego en mi FIAT 600, lo dejaba ahí, nos subíamos al cupé Taunus de él y salíamos. Muchas veces había que esperar que se despierte. Estar en esa casa me trajo un montón, un montón de recuerdos" recalcó.

"Arrancó fuerte ahí ya" subrayó Abel. Lo que siguió más aún…

En la caminata hasta la cancha fue redescubriendo nuevas caras de aquellos Cebollitas, que en algún caso no se veían desde hace casi medio siglo: "Uno va cambiando, se va poniendo viejo, gordo -bromeó Abel- y a algunos ya no los reconocía. Diría que a la mayoría había dejado de verlos, salvo a ‘Pólvora’ Delgado, que era el que siempre jugaba al lado de Diego y a ‘Pelusa’ Ojeda, el arquero, que me lo había cruzado en una oportunidad".

"Para mí fue tremendo, la verdad. Encima tuvieron la posibilidad de ir una de mis hijas con el marido a la cancha y mi señora, así que fue completo" agradeció.

De ese equipo que estuvo 136 partidos sin conocer la derrota participaron el sábado 30 del "Diez" Oscar Trotta, "Goyo" Carrizo (el amigo que recomendó a Diego al entrenador Francis Cornejo), Montaña, Delgado, el "Mono" Rodríguez, Lucero, Luis Chammah, Chaile, "un central duro, que ponía cara de malo y asustaba" recordó Abel.

"Fue tan lindo estar ahí con ellos -exclamó-, y también volver a la cancha de Argentinos Juniors. Yo desde el año 80, que salimos subcampeones, no volví a pisar esa cancha. Verla tan cambiada ahora, nada que ver con lo que había vivido cuando tenía esas tribunas con tablones de madera donde hacíamos abajo los asados; fue una alegría enorme".

La noche convocó a la generación de 86 y a los chicos campeones de 79. "Con el Checho (Batista) y con el ‘Gringo’ Giusti jugamos juntos en el club, así que aproveché para sacarme una foto con ellos, que hacía un montón que no los veía. Me reencontré con ‘Galíndez’, que no lo veía desde cuando jugaba en Argentinos, cuando era el utilero. Después Diego se lo llevó a la selección" contó.

El sábado hubo un partido de 20 minutos, un show impactante de fuegos artificiales y un deslumbrante trabajo de realidad aumentada en diferentes sectores del estadio, mientras de fondo se escuchaba en la voz de Maradona frases de sus albores futbolísticos.

"Describirlo es imposible, porque había mucha emoción en cada cosa" mencionó Abel.

Anécdotas con Diego o sobre Diego de la época de "Cebollitas" hay innumerables, una tal vez cambió el curso del fútbol mundial.

"Un partido Diego se enojó con una indicación de Francis Cornejo, y Francis lo sacó. Nosotros entrenábamos lunes, miércoles y viernes. Lunes no apareció en la práctica, miércoles tampoco. Ya Diego era Diego, entonces pensamos ‘a ver si este se enojó y no viene más o se va a otro lado’. Y fuimos con Pólvora a buscarlo a Fiorito; la familia nos atendió de maravilla, los convencimos, le dijimos que se deje de embromar. Fue, le pidió disculpas a Francis, a los muchachos y siguió en Argentinos" apuntó Abel.

Por supuesto, el lanzamiento de la serie "Maradona - El Sueño Bendito" fue tema de conversación durante la jornada.

"Hablé con dos o tres y todos coincidíamos en que había varias cosas que nada que ver con la realidad. No me gustó en el lugar que pusieron a Francis (Cornejo), un tipo que siempre estuvo al lado de Diego desinteresadamente; lo llevó al doctor Paladino para ayudarlo en su desarrollo y se hizo cargo del tratamiento" advirtió Carabelli.

También aclaró que "don José Trotta lo ayudaba con su ‘Rastrojero’, le daba una mano, pero no era el ayudante de campo y no se metía con cuestiones del fútbol. Daba una mano porque daba una mano; un tipo sensacional. Hay unos actores bárbaros en la serie, por no se entiende cómo pueden errar en algunas cosas fácilmente comprobables con sólo preguntar".

La serie incurre en rupturas temporales, y hace coincidir el ingreso de Maradona a Los Cebollitas con la muerte del General Perón, cuando hubo 5 años de diferencia entre ambos sucesos.

"Se menciona la injerencia del general Suárez Mason en las cuestiones del fútbol, su influencia en el debut de Maradona en primera y una presión a Francis para que juegue su hijo, cosa que nunca pasó, porque Francis ni siquiera era nuestro técnico en inferiores. Más, en el 76 Suárez Mason ni estaba en el club" cuestionó el ex lateral derecho del "Bicho" y de la selección juvenil.

Por encima de la participación de Diego Maradona, Los Cebollitas remite para el doctor Gustavo Sánchez a un momento incomparable de la vida: "La trascendencia vino después. Es algo bello que a uno le tocó vivir y, más allá de que a uno le encantaba jugar al fútbol, compartíamos el tiempo con un equipo, aprendíamos un montón de cosas, generamos un espacio de encuentro. Uno tiene los amigos del barrio, los amigos de la escuela y acá encima tenía a los amigos del club".

Gustavo, nativo del barrio de Floresta, no estuvo en el culto del pasado sábado en La Paternal, pero sí el sábado que Diego Maradona apareció por primera vez en un entrenamiento de Los Cebollitas, a fines de la década del ‘60, en las canchitas de Parque Sarmiento, al lado de la avenida General Paz.

"Como había llovido mucho estaban todas embarradas y no se podía practicar. Pero se había armado como si fuera una cancha en un lugar con césped, y vinieron su papá, el papá de ‘Goyo’ Carrizo y ellos dos. Y fue un espectáculo, porque nosotros jugábamos como un equipo y ellos dos por su lado; fue algo maravilloso verlos" marcó.

Compartió la vida desde los 10 años hasta los 14 con Diego Maradona; los entrenamientos, los partidos y los viajes en el Rastrojero de don José Trotta.

"De juego hay un montón de anécdotas. Viajábamos todos en la caja parados, cantando, haciendo bochinche y no pasaba nada. Tampoco se andaba a la velocidad que andan hoy lo vehículos. Después de los partidos o los entrenamientos lo pasábamos en la casa de uno u otro compañero y jugábamos a lo que jugaban los chicos de 10-11 años. Era otra vida, obviamente" acotó.

Gustavo, con Diego, eran convocados recurrentemente como "alcanza - pelotas" en los partidos de local de Argentinos Juniors.

"En Vélez, en una tarde con River a cancha llena, en el entretiempo lo pusieron a hacer jueguitos y el público desde ese día siempre esperaba los descansos de los partidos de Argentinos para verlo a él. Eso fue creciendo, rápidamente adquirió fama de jugador súper hábil, y después la gente iba tempranito a vernos jugar los domingos a la mañana en los partidos de divisiones inferiores" evocó.

A un año casi de la muerte de Maradona, el doctor Gustavo Sánchez atinó a decir que "es una picardía que, habiendo tenido tanta posibilidad, habiendo hecho tantas cosas lindas, terminara de ese modo sus días".

"Sólo por el hecho de haber llevado la vida deportiva que llevó tenía todas las probabilidades de haber tenido la salud como para vivir un montón de años, lo digo desde el punto de vista médico. A veces las compañías que no son las mejores y consumir sustancias terminan en este tipo de historias" lamentó.

"Diego era un chico más de todos los que estábamos ahí. Aparte venía de una familia intachable. Un padre laburante hasta decir basta. Gente de primera. Una picardía, porque tenía absolutamente todo lo que era dentro del campo para ser afuera como persona; lástima que le erró el viscachazo en esa parte del camino" interpretó.

De "Maradona - Sueño Bendito" sólo vio los avances televisivos o de Internet de Amazon.

"Más allá de algunas inexactitudes de los primeros tiempos, que sólo lo pueden llegar a contar aquellos que verdaderamente los vivieron y que se acuerden de ellos, me parece que uno no debiera remitir a tal o cual error siempre y cuando la ficción no desdibuje la verdadera historia" opinó Gustavo.