Hace siete meses, comenzó una nueva etapa. Después de estar 30 años bajo el ala de su ex patrón y maestro de la madera, Mauricio decidió emprender un camino propio, junto con su socio y amigo, Luis Delpiani, con quien comparte este amor por el oficio en su taller ubicado en Las Hortensias 2255.

"Luis era mi cliente y ahí comenzamos a hacer una amistad que sigue hasta el día de hoy. Por eso, él me ofreció ir comprándome las herramientas y empezamos a trabajar juntos", cuenta Mauricio.

No había terminado sus estudios primarios cuando, con 12 años, empezó a trabajar en la carpintería de Raúl Bortolotti. "Iba a la escuela y tenía libre a la tarde, así que me iba al taller. Cuando terminé 7° año me anoté en la Escuela Piloto para aprender el oficio, pero primero tuve que hacer dos años de Herrería, ya que se ingresaba por sorteo y no pude ingresar al curso de carpintero. A los dos años comencé", recuerda.

Durante sus años de estudio, "iba a trabajar hasta el mediodía y después me iba a la Escuela Piloto. Al principio lavaba vidrios en el taller, limpiaba, armaba y desarmaba las máquinas y las herramientas. Así empecé", cuenta.

Y recuerda que en aquel entonces "eran cuatro o cinco trabajando así que cada uno me pedía que le hiciera alguna que otra cosa. Cuando me quise dar cuenta ya estaba trabajando en la calle con otro empleado, como ayudante".

Una nueva etapa comenzó hace siete meses. "Renuncié y empecé por mi cuenta, eso te cambia un montón porque como empleado iba, hacía mi trabajo y listo. Ahora tengo que cortar, armar, colocar, hacer presupuestos, todo. Pero es para bien el cambio porque lo que se hace es para uno y eso está bueno".

En la carpintería no están solamente Mauricio y Luis. El hijo de Mauricio también ayuda, mientras aprende este oficio que "le gusta, por suerte".

Su hijo tiene 12 años, la misma edad que tenía Mauricio cuando comenzó a dar sus primeros pasos entre las maderas. "El estudia en la ex Industrial, pero en las vacaciones estuvo acá trabajando conmigo", dice mientras remarca que "es muy importante saber un oficio porque eso te da herramientas para el futuro. Uno sabe que ante cualquier circunstancia va a tener trabajo porque sabe hacer algo".

El hijo de su socio también es colaborador en sus ratos libres. "Siempre pensamos que les estamos dejando algo a ellos. Después ellos decidirán qué quieren hacer, pero por lo menos tienen por dónde empezar o con qué defenderse si deciden encarar esta actividad".

Lo artesanal

Como todo, el mundo de la carpintería también va cambiando. "No es lo mismo el trabajo de hace 30 años al de ahora", asegura Mauricio.

Cuenta que "antes hacíamos todo en madera y ahora no se hace casi nada. Las aberturas fue lo que más visible hizo el cambio en la carpintería con el correr de los años. "Se hace todo en aluminio, en PVC. Eso ha suplantado a la madera por su funcionalidad, pero también porque no necesita mantenimiento prácticamente. Por más que uno trabaje con la mejor madera del mundo, hoy la madera llega después de haber sido secada en horno y eso hace que cambie mucho su fisonomía", explica.

Es que "la madera conserva cierta humedad, pero al estar secada y en una zona húmeda como la nuestra, se mueve y sonaste". Antes, recuerda Mauricio, "era distinto. Bortolotti tenía pilas de maderas, compraba las planchas que íbamos dando vueltas para que vayan secándose. Ahora viene todo cortado y curado, además de secado en horno y eso no es lo ideal porque no tiene la misma efectividad que antes".

En los muebles pasó algo similar. La madera prácticamente no tiene uso hoy en día. "La melamina reemplazó todo. Antes se compraba el aglomerado crudo y se pegaba la cara que iba de color blanco. La madera se cortaba, se lijaba y se pegaba. Ahora directamente viene la melamina así que cortás y listo. Se simplificó mucho. Una alacena o bajomesada antes te llevaba una semana, ahora en dos días se hace".

Desde su experiencia, cuenta que "tengo clientes que tienen muebles de hace 20 años y que están impecables. Ahora la calidad es otra, eso también hay que decirlo".

La modernidad introdujo cambios, de eso no hay dudas. "El trabajo artesanal se perdió, pero sigue siendo necesario en ocasiones", asegura Mauricio.

Con tres décadas de experiencia, "por suerte yo pude aprender lo que es el trabajo artesanal, por ende lo hago", dice. Y ejemplifica que "cuando traen una ventana para reparar o para salvar partes de un portón hay que hacerle hasta las molduras porque ya no hay nada de eso. He restaurado muchas puertas antiguas, tenés que usar la creatividad, buscar herramientas que puedan servirte y adaptarte".

Lo cierto es que Mauricio, con una importante trayectoria, encara este 2020 con nuevo proyecto. Hoy celebrará el Día del Carpintero de una manera especial, pues con su amigo Luis, intentan continuar con este oficio que también le enseñan a sus propios hijos. Con 30 años de oficio, el amor por la carpintería sigue siendo el mismo.