Varios especialistas afirman que el alto costo de los insumos importados deriva en la búsqueda de elementos de reemplazo que resultan un riesgo severo para la salud.

Afirman que aplicadas correctamente por médicos especializados en cirugía estética, las prótesis y los rellenos de ácido hialurónico y los polímeros de metacrilato son seguras.

Famosas y desconocidas han sufrido efectos drásticos en sus intervenciones, a causa de la aplicación de productos de baja calidad o, directamente, de la impericia del responsable.

Cuando las razones de las complicaciones se encuentran en la baja o nula calidad de los productos utilizados -que muchas veces no están aprobados por los organismos pertinentes-, es frecuente que la "justificación" se encuentre en el precio: las restricciones al dólar, algunos límites a las importaciones y las vicisitudes del tipo de cambio, parecieron tornar inaccesibles los productos importados que habitualmente se utilizan para colocar prótesis y rellenos estéticos.

Consecuentemente, se generó una suerte de "mercado paralelo" con costos mucho menores, que resultan engañosamente atractivos o que, en las circunstancias actuales, simplemente son "lo accesible". Pero son el cuerpo y la salud lo que están en juego. Tras su reciente internación por complicaciones renales, Silvina Luna acusó de mala praxis al especialista que la trató y su caso dejó instalado el tema de la seguridad de las intervenciones estéticas.

"Lamentablemente ha aparecido toda una serie de productos que parecieran tender a adaptar el costo de estas intervenciones a los bolsillos argentinos, pero que puede resultar peligroso", advierte Guillermo Galgano, médico especialista en Cirugía Plástica y miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper).

Galgano aclara que bajo el nombre general de "metacrilato" se agrupan sustancias muy diferentes en cuanto a su composición y consistencia, y absolutamente diferentes en cuanto a sus usos y aplicaciones. "El metacrilato es un material acrílico que se endurece, utilizado en la industria odontológica y en traumatología, por ejemplo, para pegar prótesis. Por otro lado está el polímero de polimetilmetacrilato, el Metacrill, que son micropartículas preparadas en una disolución y proporción adecuadas para ser inyectadas en el organismo, sin riesgo de que se difunda ni de que se solidifique".

Es el costoso proceso de obtención de este polímero, y la aplicación de procesos de control de calidad, lo que hacen tan caros a los productos que los especialistas en cirugía plástica colocan sin riesgos: "Con lo que cuesta un centímetro cúbico de este polímero, se pueden comprar quinientos centímetros del metacrilato en polvo que

se vende en cualquier local de insumos para odontología. Pero hay que destacar que esto último no tiene nada que ver con el que se utiliza para el relleno de glúteos".

Ocurre que el polvo de metacrilato sí es una sustancia tóxica porque se distribuye por el organismo, mientras que el polímero del polimetilmetacrilato al ser inyectado, no se difunde ni se solidifica, sino que queda blando.

Este polímero se vende en jeringas para exclusivo uso médico. Se utiliza para dar turgencia a los pómulos o los labios, corregir arrugas y, mezclado con grasa, también para darle volumen y forma a los glúteos, quedando localizado allí donde sea ubicado durante la intervención. Otros profesionales que lo utilizan son los neurocirujanos, otorrinolaringólogos y oftalmólogos desde hace unos 30 años.