La lluvia obligó a suspender la jornada a campo a realizarse en la Estación Experimental La Carmelita, ubicada en la zona de Blanca Grande y perteneciente al Ministerio Asuntos Agrarios. La jornada, organizada por el equipo del Plan de Fortalecimiento Ganadero, estaba prevista para ayer al mediodía, y en ella el ingeniero agrónomo Paulo Recavarren, de la agencia local de INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), iba a exponer sobre manejo e implantación de pasturas.

El programa dejó con expectativas a más de un productor, ya que iban a tocarse temas como cálculo de disponibilidad de forraje, raciones, rotaciones y manejo en general, con una metodología de trabajo teórica y práctica. Para su realización habrá que esperar unos días, hasta que el clima lo permita.

"Lo que nosotros vamos a mostrar es el último eslabón de la cadena de un proceso bastante largo, ya que hay muchos años de investigación respecto de cómo funcionan las plantas, cómo crecen las hojas, qué rol cumple la temperatura y la irradiación, que nos han permitido conocer cosas nuevas, que hasta hace 10 años se suponían pero no había números concretos", explica el ingeniero Recavarren.

"Lo que uno ve como avance en agricultura, en ganadería es similar o más, especialmente si vamos al tema pasturas. Hay toda una línea de investigación que profundiza incluso a nivel molecular, de la cual yo voy a presentar sólo una partecita pero que quizás es la más importante en sentido práctico, porque representa el puente o bajada al campo y a las personas que están en el día a día de lo que se va descubriendo en los procesos de ‘ciencia dura’, por decirlo de alguna manera", agrega.

Del microscopio al campo

Paulo Recavarren no puede ocultar el entusiasmo que el tema le genera, admitiendo que representa todo un desafío para él y el equipo organizador, en el sentido de bajar a la práctica cotidiana de manera sencilla y aplicable los últimos conocimientos científicos sobre el funcionamiento de las especies forrajeras.

"Es un trabajo conjunto y con mucho intercambio de capacitación ente investigadores de Francia, Alemania y la Argentina, y lo mejor de todo es que concluye en un sistema basado en tecnología de procesos que nos permite empezar a pensar en otros techos en la producción de pasto, y en el caso nuestro, en los suelos ‘mal’ llamados marginales para la agricultura", expresa.

Según Recavarren, esta cuestión de la aplicabilidad de los resultados de las investigaciones es el punto fuerte que va a permear todos los planteamientos teóricos y prácticos de la jornada, que está orientada a dar herramientas para utilizar en el día a día del campo, tanto para el dueño del establecimiento, como para el empleado encargado del recorrido diario.

"El desafío más importante para nosotros era llevar todos estos conocimientos originados en cámaras súper sensibles, átomos marcados y cosas así, a la aplicación práctica por parte de un muchacho que recorre todos los días el campo y en definitiva es quien maneja el pasto y las vacas", explica.

Nuevas puntas

Entre los puntos más interesantes, Paulo Recavarren destaca algunas cuestiones claves que dan por tierra con conceptos profundamente arraigados, y otros que ratifican lo que se intuía y le ponen datos y cifras concretas.

Cita, por ejemplo, que se ha podido comprobar que las plantas censan la temperatura y toman en cuenta este parámetro para producir hojas. O que las gramíneas tienen un número fijo de cuatro hojas verdes, luego de la cual, cada hoja nueva supone la muerte de las anteriores, siempre manteniéndose esta constante de cuatro hojas.

"Todos sabemos que las plantas acumulan azúcares como reserva, pero antes pensábamos que estas se destinaban mayormente a la producción de hojas, y ahora pudimos comprobar que primero se utilizan para desarrollar las raíces, y la cantidad de hojas depende de otros factores como este número fijo, o la temperatura censada por la planta", explica.

"Siempre se trata de darnos cuenta cuándo hay que comerlas y cuánto remanente hay que dejar, pero ahora los puntos a tener en cuenta pasan por otro lado, y la manera de aplicar esto en forma práctica y en el día a día es parte de lo que vamos a charlar en Blanca Grande", concluye.

El trabajo del equipo multidisciplinario que integra Recavarren, liderado por la ingeniera agrónoma Mónica Agnusdei -del INTA Balcarce-, recibió hace dos semanas el Premio de Oro 75º Aniversario de Colombo y Magliano, seleccionado entre unos 20 trabajos. El fundamento por el cual fue elegido ganador consistió en que, si bien está basado en un estricto rigor científico, integra toda la cadena: desde el punto de vista de la investigación es innovador, pero además es realizable en cuanto a su aplicación a campo en cualquier tipo de escala y contempla el entrenamiento a la mano de obra encargada de su manejo en el día a día.