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Cuatro años después del espectacular robo al Palacio Belgrano la Municipalidad y el bloque de concejales del Frente Renovador se encuentran ante la alarmante posibilidad de pagar un alto costo por una derivación inesperada de ese delito, por el cual ya fueron condenados al menos algunos de sus autores.

El ya ex tesorero de la Municipalidad Cristian Russo ratificó su intención de accionar judicialmente por lo que considera una injustificada remoción de su cargo y de comenzar por los concejales del oficialismo, los que avalaron sin argumentar demasiado la decisión del Ejecutivo en la sesión celebrada en la noche del jueves, lo que les valió una andanada de cuestionamientos opositores que quedaron sin respuesta.

Con eso se comenzó a pagar el costo político de una decisión cuyos fundamentos parecen poco sólidos, lo que da fuerza a la hipótesis que sostienen el propio Russo y los concejales opositores en forma unánime de que el Ejecutivo sólo buscó un chivo expiatorio que sacara del foco de la responsabilidad al poder político y eligió a un funcionario técnico para ese triste rol.

"Cuando ocupás un cargo de este tipo a veces te dicen que vayás a algunas reuniones. Yo nunca lo hice, no tenía interés en hacer política. Por ahí es eso lo que me jugó en contra", especuló Cristian Russo sobre las razones por las cuales fue elegido para servir de ejemplo de que el Ejecutivo actúa rápida y drásticamente ante presuntas fallas.

Después atacó los argumentos del dictamen que sirvió de base para su remoción, coincidiendo plenamente con el concejal peronista Juan Sánchez, quien lo calificó de "lamentable" y "vergonzoso" en la sesión.

"Parece que ni siquiera conocen la Ley Orgánica de las Municipalidades", dijo Russo, argumentando que "hasta mezclaron dos artículos (de la LOM) para sacar una conclusión. No sé cómo los abogados de la Municipalidad pudieron hacer esto, que creo que a la larga va a perjudicar a (el intendente José) Eseverri mismo".

Recordó que, tal como precisó la concejal radical Fernanda Araneo la noche del jueves, la LOM permite que el dinero quede en la caja si se está ante un feriado, tal como ocurrió ese aciago viernes de 2010.

"Ese día el dinero me fue entregado aproximadamente a las 15.15, tal como declararon las empleadas. Eso es temprano, a veces llegaba a las 17. Y no es sólo contarlo, hay que clasificarlo, ya que se debe depositar en distintas cuentas. Por eso siempre se depositaba al día siguiente, el martes la recaudación del lunes, el miércoles la del martes y así".

Unos 74.500 pesos quedaron así en la caja fuerte de la oficina a cargo de Russo, los que formaron parte del botín de los ladrones junto a lo que había en la caja chica de la oficina de Compras.

Otra circunstancia casual sirvió para reforzar los argumentos oficiales contra Russo: "se me había ocurrido colocar un manijón para que la puerta sólo pudiera ser abierta desde dentro. No quería que ingresaran otros empleados que no fueran del área y de esa manera podía decidir a quién le abría la puerta".

Pero el cerrajero estaba cargado de trabajo y le dijo que pasaría el lunes por el Palacio Belgrano. A pesar de que la idea había sido suya, que no se hubiera hecho fue usado como argumento de que no había tomado las suficientes medidas de seguridad.

Tal como plantearon los bloques opositores, Russo se preguntó que "si forzaron el portón de entrada y varias puertas más, sopletearon la caja fuerte ¿qué problema hubieran tenido con el manijón?".

También subrayó que el oficialismo no le concedió el derecho a la defensa, ya que tanto en la comisión como en el recinto se negaron a escucharme".

Breve historia

El robo fue durante un fin de semana y ya "al lunes siguiente me llamó (el entonces jefe de Gabinete Héctor) Vitale y me dijo que estaba suspendido por sesenta días sin goce de sueldo. No me dio ninguna explicación, pero en el decreto decía que era a fines de la investigación".

Previsiblemente, ser separado de su cargo inmediatamente después de un robo de gran repercusión no fue grato ni para Russo ni su familia.

"Estábamos tranquilos porque sabíamos que no tenía nada que ver. Pero no la pasamos bien, mi viejo estaba muy mal, mi esposa también. En los cinco años en que estuve en la Municipalidad me hacían auditorías a veces una vez por semana. Y siempre estaba todo bien, nunca hubo cuestionamientos. Todos sabían cómo actuaba yo".

Cristian Gastón Russo se fue a Tandil cuando tenía 17 años y ya había armado su vida allí cuando fue convocado por Helios Eseverri.

"Era adjunto de gerencia de la usina de Tandil. Cuando quedó vacante la Tesorería de la Municipalidad de Olavarría me llamaron, alguien le había hablado de mí a Helios. Papá lo conocía porque era dirigente de la Sociedad de Fomento Héctor Amoroso. También fue concejal".

En la entrevista, el intendente de entonces "me dijo que había averiguado mis antecedentes, que sabía que venía de una buena familia y que él necesitaba alguien de mucha confianza en ese puesto, que manejar dinero no era fácil".

Aceptó el ofrecimiento y desde diciembre de 2005 ocupó el puesto de tesorero municipal, cargo para el cual hace falta el acuerdo del Concejo Deliberante, tanto para el nombramiento como para la remoción.

El decreto de suspensión se fue renovando a cada vencimiento. Pero ya no corría la suspensión del cobro de haberes, por lo que Russo estuvo cobrando su sueldo hasta ahora.

Ningún otro funcionario fue cuestionado por la falta de medidas de seguridad. Ni el responsable de los edificios municipales, el Director de Control Urbano, ni su superior, entonces el actual senador Héctor Vitale. No era responsabilidad de Russo la vigilancia ni la decisión de colocar alarmas.

Tampoco debieron preocuparse los responsables de las otras oficinas cuyas puertas fueron violentadas, ni el superior de Russo, por entonces también Héctor Vitale, que a la sazón ocupaba también el cargo de secretario de Hacienda.

Russo confirmó que el propio José Eseverri "me dijo que no me podía devolver el cargo, pero me ofreció otro con mayor sueldo e insinuó que se había equivocado. No lo acepté. Yo quería volver a mi cargo. No me iba a comprar con un puesto y con más plata".

Pero "cuando consiguió que Patricia Bahl se fuera con ellos, porque ahora es otra concejal más de su bloque, me hizo llegar el mensaje: ‘ahora tenemos mayoría y vamos a usarla ¿vos qué vas a hacer?’. No hubo una oferta directa de otro cargo, pero lo parecía".

Sin mirar a la cara

Cristian Russo fue a la sesión del jueves. En la vereda me encontré con Nasello, es con el único que hablé. Le pregunté ‘¿y vos qué vas a votar?’. Me contestó ‘tengo que votar sí o sí lo que me dice Eseverri. Es obediencia debida’. Le contesté ‘lo que me estás diciendo es lamentable’. Dio media vuelta y se fue. No estuve con otros concejales, si me crucé con alguno, no me miró a la cara".

El ex tesorero municipal fue incluso presidente del Club El Fortín, en el que sigue trabajando, por lo que conoce a algunos concejales por fuera de las actividades políticas.

Cuando fundamentó el pedido de remoción, Germán Aramburu (FR) hizo la salvedad de que no se juzgaba a la persona" y ante la encendida defensa que hizo la oposición de la figura de Russo se mantuvo en completo silencio.

Con una sonrisa amarga, Russo recordó que incluso el presidente del cuerpo, Eduardo Rodríguez, protagonizó un módico papelón al demostrar que no conocía el reglamente interno. "No sabían que para que la votación sea nominal basta que un tercio de los concejales estén de acuerdo. Votaron y creían que habían zafado de la responsabilidad con el voto doble de la Presidencia".

Cuando el secretario del cuerpo, José Pablo Avalos, sentenció que la moción de voto nominal era "rechazada por el doble voto", Sánchez corrigió diciendo que debía ser "fue aprobada". Tras una breve discusión, hubo que pasar a un cuarto intermedio para leer el reglamento.

Así cada concejal deberá hacerse cargo de su voto.

Y Russo está decidido a que deban pagar un alto costo por ello.