A dos años de los violentos episodios que tuvieron como víctimas a choferes de diversas agencias de remises de nuestra ciudad, este jueves iba a comenzar el juicio oral y público contra el joven acusado por los delitos ocurridos en el barrio Coronel Dorrego, entre los que se encuentra el ataque de Carlos Ripoll, un remisero que logró salvarse de manera milagrosa tras ser baleado por la espalda.

Las audiencias estaban previsto se desarrollen en el recinto del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 del Departamento Judicial de Azul, integrado por los jueces Joaquín Duba, Martín Céspedes y Gustavo Borgh.

Sin embargo, el debate quedó suspendido este mismo jueves, de acuerdo a lo que pudo averiguar El Popular Medios. Las partes, tanto la fiscalía como la defensa, firmaron un acuerdo para la realización de un juicio abreviado. Ahora los magistrados deberán decidir si aceptan o no el pedido.

Los casos

Según refieren las crónicas de aquel momento, esa mañana se produjeron al menos tres asaltos a choferes de remises, y pocas semanas después en una rueda de reconocimiento una de las víctimas reconoció a un joven, que en ese entonces tenía 20 años, como la persona responsable de haberlo baleado cuando intentaba robarle.

Se trata de Maximiliano Leiva, quien supo integrar los planteles profesionales de fútbol de Ferro Carril Sud, y que pocos días después de su detención fue trasladado a la sede de la Unidad Penal Nº 2 del Complejo Penitenciario de la localidad de Sierra Chica.

Aunque la doctora Viviana Beytía, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 10 de nuestra ciudad, estuvo a cargo de las investigaciones y actuaciones que derivaron en el juicio que dará inicio mañana; la querella estará encabezada por el doctor Guillermo Vaticano, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 21 de la ciudad de Azul.

Leiva se entregó a la Justicia días después de los violentos episodios en el marco de numerosos procedimientos para poder lograr su captura. Al momento de elevar la causa a juicio, la doctora Beytía acusó al joven por los delitos de "robo agravado por el empleo de arma, dos hechos", "robo simple", "robo agravado por el empleo de armas en grado de tentativa" y "homicidio en grado de tentativa criminis causa", todos en concurso real.

Esta última figura es la más gravosa y es la que refiere al ataque a disparos que sufrió el remisero Carlos Ripoll cuando fue convocado para realizar un viaje en el barrio Coronel Dorrego, punto de la ciudad donde se produjeron la mayoría de los hechos que se le endilgan a Leiva.

Mientras en los demás asaltos los choferes no ofrecieron resistencia, Ripoll, hermano del ex concejal eseverrista Gerardo Ripoll, se opuso a las exigencias del asaltante y fue allí cuando recibió un disparo que le habría ingresado desde la espalda.

Luego de que Leiva huyera, la víctima como pudo tomó nuevamente el volante del vehículo y condujo hasta el Servicio Territorial Nº 2 ubicado a pocos metros, en el cruce de avenida Alberdi y Coronel Suárez. Allí recibió las primeras atenciones y luego fue remitido de urgencia al Hospital Municipal "Doctor Héctor Cura", donde estuvo internado por algunos días, hasta que fue dado de alta.

La fiscal Viviana Beytía entendió que la agresión contra Ripoll fue realizada "para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados, procurar la impunidad o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito", tal cual lo encuadra el Código Penal.

Tres de los hechos que se le imputan a Leiva se registraron durante la mañana del 18 de noviembre, siempre en las inmediaciones del barrio Coronel Dorrego. Según se indicó, en todos los casos usó la misma modalidad: solicitaba un móvil para ese sector de la ciudad, y tras recorrer algunas cuadras en el vehículo se llevaba pertenencias de los choferes tras amenazarlos con un arma de fuego y huía a pie.

El último de los episodios habría sido el que terminó con Ripoll gravemente herido. Además, se lo vinculó con un "robo simple" ocurrido el día siguiente en Sierra Chica, donde no habría esgrimido ningún arma para cometer el ilícito.

Los violentos hechos ocurridos en noviembre de ese año fueron un punto de inflexión para las agencias de remises de nuestra ciudad, que ya veían con preocupación el acceso a ciertos barrios en horas de la noche, pero que a partir de estos episodios comenzaron a tomar otras medidas para proteger a los choferes.

Fue así que desde algunas agencias se decidió no realizar viajes a algunos puntos, que entendieron como más conflictivos, además de mantener un contacto casi continuo con los remiseros, a través de mensajes y llamados telefónicos.